Dimite el presidente de la SGAE, Jos¨¦ Luis Acosta
El director y guionista ostentaba el cargo desde julio de 2013
El presidente de la SGAE, Jos¨¦ Luis Acosta, ha dimitido de su cargo en la entidad. En menos de dos a?os, Acosta ha dimitido dos veces del mismo puesto. Todo un r¨¦cord, en un pa¨ªs donde casi nadie abandona su sill¨®n. Y sin embargo, algo casi normal en la SGAE, una entidad donde ninguno de sus ¨²ltimos tres mandatarios lleg¨® a terminar su mandato. Primero, Teddy Bautista, detenido y arrollado por la investigaci¨®n de la Guardia Civil sobre los esc¨¢ndalos en el seno de la entidad de gesti¨®n en 2011. Luego, Ant¨®n Reixa, tumbado por las divisiones internas. Ahora, y de nuevo, Acosta.
El expresidente de la entidad de gesti¨®n ya hab¨ªa renunciado a su cargo en julio de 2014, ante el rechazo de la asamblea de socios a su gesti¨®n. A la saz¨®n, convoc¨® elecciones, las gan¨® y regres¨®, aparentemente reforzado, al frente de la entidad. Sin embargo, el presidente ha vuelto a dimitir durante el Consejo de Direcci¨®n de esta tarde, por la misma raz¨®n de siempre: la falta de apoyos y las peleas internas que hacen ingobernable la SGAE.
Aunque durante la reuni¨®n el propio Acosta ha asegurado que su renuncia se debe a la imposibilidad, sobre todo en los ¨²ltimos tiempos, de compatibilizar su profesi¨®n de guionista y productor con la gesti¨®n de la Sgae. Precisamente sobre este aspecto, en una entrevista en marzo de 2015 con este diario, afirmaba: "Duermo tres o cuatro horas. Y el fin de semana me levanto a las cuatro de la ma?ana. Pero no puedo dejar de escribir". Y en un comunicado remitido a los medios, Acosta destaca que el intento de compaginar ambas tareas "ha terminado afectando a su salud y a su desarrollo profesional, e impulsado a tomar esta decisi¨®n".
Y eso que la entidad parec¨ªa haber alcanzado una paz relativa, tras a?os en los que se hizo m¨¢s famosa por sus parecidos con una reuni¨®n de vecinos que por su defensa del derecho de autor. En junio de 2015, Acosta logr¨® por fin que la Asamblea de los socios aprobara las cuentas de la entidad, ya rechazadas anteriormente en dos ocasiones, y pudo mirar con m¨¢s confianza hacia el horizonte. "Tenemos que hacer que los socios vuelvan a reconciliarse con la casa", declar¨® en una entrevista con este diario, en la que aseguraba que la SGAE ten¨ªa que volver a su funci¨®n principal y aut¨¦ntica: recaudar dinero que pertenece a los autores. Una misi¨®n que finalmente no ha podido cumplir.
Ya en febrero, los socios votaron en contra de la reforma de los estatutos de la entidad, un primer indicio de que el clima pac¨ªfico se tambaleaba de nuevo. Formalmente, la modificaci¨®n respond¨ªa a lo que la nueva Ley de Propiedad Intelectual exige a la SGAE y otras organizaciones parecidas. Sin embargo, un socio y un miembro de la junta directiva, ambos cr¨ªticos con Acosta, interpretaron a la saz¨®n la votaci¨®n como una manera de dejar claro el no a su gesti¨®n. En las ¨²ltimas semanas, adem¨¢s, se hab¨ªa ido endureciendo el contraste entre los m¨²sicos, que suponen m¨¢s del 80% de los socios y la recaudaci¨®n de la entidad pero se sienten poco representados en los ¨®rganos de poder, y el resto de miembros de la SGAE (editores, sector audiovisual y artes esc¨¦nicas). Tanto que cobraban cada vez m¨¢s fuerza los rumores sobre una ruptura de la entidad, o al menos una gesti¨®n separada de los derechos por parte de cada sector.
Ahora que la fractura se ha formalizado, cuesta prever el futuro de la entidad. En su comunicado oficial, la SGAE se apresura a subrayar, incluso con letras en negrita, que "decisiones de esta naturaleza -perfectamente leg¨ªtimas y respetables- no alteran ni su funcionamiento administrativo, ni la labor ordinaria de sus ¨®rganos de gobierno". Sea como fuere, la Junta Directiva tiene 30 d¨ªas para nombrar al nuevo presidente, aunque lo m¨¢s probable es que tarde bastante menos. En teor¨ªa, la dimisi¨®n de Acosta tambi¨¦n abre la puerta a la hip¨®tesis de nuevas elecciones, que sin embargo, al menos seg¨²n el citado socio, "ahora mismo no interesan ni benefician a nadie". De ah¨ª que probablemente se busque un nombre de consenso, por otro lado la mercanc¨ªa m¨¢s rara en la SGAE.
El nuevo presidente afrontar¨¢ los mismos retos que han engullido a sus antecesores: ante todo, reconstruir el prestigio perdido y la funci¨®n original de una entidad que desde el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n de 2011, investigado en la Operaci¨®n Saga, no levanta cabeza. Adem¨¢s, tendr¨¢ que recuperar la confianza de los socios, una misi¨®n quiz¨¢s todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. Finalmente, y entre muchos otros asuntos espinosos, quedan cuestiones tan relevantes como mejorar los ingresos de la entidad -y reducir de paso los gastos de miles de euros en dietas y sueldos de directivos-, cumplir todas las obligaciones de la Ley de Propiedad Intelectual y adaptar la SGAE al nuevo entorno tecnol¨®gico. A todo ello, sumar¨¢ otra misi¨®n imposible en la entidad: permanecer en su puesto.
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