Sobre las ruinas de un desahucio
Isaac Rosa y Cristina Bueno muestran el problema de la vivienda en 'Aqu¨ª vivi¨®', su nueva novela gr¨¢fica
Una casa tiene memoria, el que la habita la dota de ella. La casa donde se nace -o a la que se llega tras el tiempo de rigor en el hospital-; la b¨²squeda del hogar ideal, o el mejor dentro de las posibilidades de cada uno: los planos y el imaginar donde se colocar¨¢n los muebles, el visitar centenares y de repente la sonrisa que se dibuja al encontrar la que parece perfecta; la de los padres con esa habitaci¨®n donde el tiempo se para entre la infancia y la adolescencia; el olor de la de los abuelos, con muebles de otras ¨¦pocas...
Estos recuerdos, a veces arrancados de cuajo, est¨¢n en Aqu¨ª vivi¨® (Nube de tinta, 2016), la novela gr¨¢fica del escritor Isaac Rosa y de la ilustradora Cristina Bueno. "Este libro es una excusa para dar a conocer el problema de la vivienda que llevamos arrastrando a?os y que nos afecta a todos, para mantener vivo el tema de los desahucios -que son la manifestaci¨®n m¨¢s extrema del problema- y las plataformas que luchan contra ellos", manifiesta Rosa que ha querido que el hogar tome un papel protagonista en esta historia, pero no como valor material sino como contenedor de vidas y de recuerdos. "Habitamos muchas casas, algunas en las que ya ha vivido alguien antes y ha dejado all¨ª su historia". El escritor pone sobre la mesa estos temas desde un punto de vista diferente -no solo desde el que lo sufre, sino desde los que de una manera de otra lo viven: los vecinos, la polic¨ªa, el cerrajero, los que llegan despu¨¦s a ese piso...-.
Se busc¨® un dibujo luminoso. "Lo dram¨¢tico y oscuro era lo previsible", apunta Rosa, que de esta forma plasma en el papel la idea positiva del trabajo y de lo conseguido por las plataformas de afectados por la hipoteca (PAH). El dibujo sencillo y amable ayuda a que la novela ampl¨ªe el rango de edad. Cumple uno de los objetivos, que el libro sirva para todos los p¨²blicos, empezando por los ni?os, acercarles este tema que ya ha dejado de estar tan presente en los telediarios pero que sigue ocurriendo cada d¨ªa y del que tienen derecho a saber y a preguntar. Los colores de las ilustraciones, que solo son el azul verdoso, el blanco y el gris, ayudan a diferenciar las partes de ficci¨®n y las de realidad de la novela. Estas ¨²ltimas cumplen una funci¨®n informativa y did¨¢ctica, adem¨¢s de evocar situaciones vividas por cualquiera como ese consejo de "no alquiles, compra, con lo que te gastas en pagar el alquiler pagas una hipoteca", que muchos se han arrepentido de seguir.
Los recursos utilizados por Bueno son numerosos, muchos de ellos sugeridos por Rosa, que ha indagado en este nuevo lenguaje para ¨¦l. Utiliza los planos de las viviendas o de las ciudades. Un mapa de una ciudad en el que se marcaran cada uno de los desahucios llevados a cabo ser¨ªa demoledor, sobre todo en barrios como el conocido como Villa Desahucio (Ciutat Meridiana en Barcelona) o Vallecas y Villaverde, en Madrid. Su af¨¢n seg¨²n iba releyendo la historia era dejar menos texto, suprimir bocadillos y dar m¨¢s espacio al dibujo, que a trav¨¦s de las im¨¢genes se entendiera todo. Son sucesos muy visuales, sobran las palabras -la gente saliendo de sus casas arrastrando colchones y ni?os, la polic¨ªa levantando a los que protestan en la puerta...-. Se lamenta de que la sociedad se haya inmunizado y ya no se escandalice por esas im¨¢genes. En el libro se hace un s¨ªmil escalofriante: si todos los desahucios que se han llevado a cabo hasta el momento se produjeran el mismo d¨ªa en una ciudad lo que se ver¨ªa ser¨ªa una escena de guerra, una multitud de personas arrastrando sus pertenencias sin ning¨²n lugar al que ir m¨¢s all¨¢ del que le ofrezcan las plataformas ciudadanas. Demasiado parecido a otras fotograf¨ªas que nos llegan desde el Este de Europa y ante las que tambi¨¦n va creciendo la indiferencia.
?Al comenzar este proyecto, Rosa pens¨® que cuando la novela llegara a las librer¨ªas compartir¨ªa estanter¨ªas con otras tantas de la misma tem¨¢tica, que habr¨ªan salido multitud de pel¨ªculas. Los creadores ten¨ªan un desgraciado fil¨®n para contar centenares de historias en cualquier disciplina y, aunque poco a poco van saliendo, echa de menos m¨¢s. Les anima a que vayan a cualquier asamblea provistos de libreta para tomar notas. "Los activistas no tienen tiempo de guardar esta memoria. Est¨¢n en la lucha diaria. Somos nosotros los que tenemos que construirla". Tambi¨¦n les motiva Carlos Mac¨ªas, portavoz de la PAH de Barcelona, con el mismo argumento: "La necesidad de que haya memoria colectiva". Ve bien reflejadas las plataformas en Aqu¨ª vivi¨®.
A pesar de la percepci¨®n generalizada, Mac¨ªas indica que desde 2007 el n¨²mero de desahucios no ha dejado de crecer. En el lenguaje usado por Rosa y Bueno esto se traducir¨ªa a que las marcas que se hacen detr¨¢s de las puertas para ver lo que crecen los miembros de una familia siguen aumentando trimestre tras trimestre
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