Sacheri: ¡°A los pa¨ªses los salvan las personas de a pie, no los Gobiernos¡±
El autor de ¡®El secreto de sus ojos¡¯ obtiene el Alfaguara de Novela por ¡®La noche de la usina¡¯, ambientada en la ¨¦poca del corralito argentino
En una tarde del verano decembrino de 2001, cuando los argentinos fueron empujados al t¨²nel de la crisis econ¨®mica y financiera, Eduardo Sacheri estaba en el patio de su casa jugando con su ni?a de un a?o y se le precipit¨® un pensamiento: ¡°?Y, ahora, qu¨¦ hago yo; c¨®mo salgo de esto?¡±. Era un interrogante en espiral en los albores del llamado Corralito. Sacheri y el pa¨ªs salieron del t¨²nel. Pero aquella pregunta alete¨® como una sombra en su cabeza, hasta que 15 a?os despu¨¦s se ha convertido en La noche de la usina. Es el germen del libro con el que ha obtenido el XIX Premio Alfaguara de Novela.
Toda aquella angustia, aquella incertidumbre, aquella rabia, aquella decepci¨®n, aquella indignaci¨®n, pero, en especial, toda aquella necesidad de no dejarse hundir ni permitir que otros tomaran las riendas de su destino, cobr¨® sentido novel¨ªstico hace tres a?os. La narraci¨®n, con aliento de thriller y western, transcurre en O¡¯Connor, peque?o pueblo ficticio de la provincia de Buenos Aires, ¡°habitado por gente corriente, por perdedores heroicos. A los pa¨ªses los salvan las personas de a pie, no los Gobiernos¡±, dice a trav¨¦s del m¨®vil Sacheri (1967). Lo hace desde Buenos Aires, aunque naci¨® y vive en Castelar, a 40 kil¨®metros de all¨ª.
La noche de la usina narra la vida de unas personas que en mitad del Corralito buscan dinero para adquirir unos silos abandonados en un predio agroindustrial. Pero son estafados. Ah¨ª empieza la b¨²squeda del ladr¨®n, que deriva en una venganza que desemboca en una noche imborrable en una usina, una zona industrial. Sucede entre aquel verano fat¨ªdico de 2001 y 2004. ¡°Un tiempo de desesperada b¨²squeda de alientos entre la gente para sobrevivir. Gente que quiere responder con dignidad al desastre¡±, cuenta.
El asombro de lo peque?o
Quince a?os despu¨¦s del ingreso en aquel t¨²nel real, La noche de la usina se publica cuando, para muchos, Argentina parece salir del mismo. ¡°No he pensado en lecturas pol¨ªticas¡±, aclara el escritor de El secreto de sus ojos, llevada al cine por Juan Jos¨¦ Campanella, con guion de Sacheri, y, a la saz¨®n, convertida en una de las pel¨ªculas m¨¢s exitosas de su pa¨ªs y con el Oscar a Pel¨ªcula Extranjera. ¡°La idea de salida del t¨²nel es para los que no somos kirchneristas, pero las opiniones est¨¢n divididas. Un kirchnerista dir¨ªa lo contrario: que hoy con Mauricio Macri entramos en el t¨²nel¡±, explica Sacheri. Se apresura a decir que no le gustan los abanderamientos pol¨ªticos: ¡°El kirchnerismo se present¨® como el salvador de la crisis y sus cr¨ªticos lo se?alaban de lo contrario. A los pa¨ªses lo salvan las personas¡±, insiste.
Y son esas personas corrientes, anodinas o vulgares sobre las que Sacheri ha construido su universo literario. Recuerda que solo basta una mirada fugaz en ellas para asombrarse por sus vidas. ¡°En mis libros¡±, asegura, ¡°busco alumbrar ese asombro extraordinario por lo hermoso, terrible o valiente. Lo que nos asombra es el misterio del alma humana. Todo eso lo busco en lo peque?o; en lo aparentemente banal. En realidad, es el ¨²nico sitio por el que s¨¦ ir, no conozco otro camino¡±.
Cada nuevo libro le ofrece coordenadas para llegar hasta ese camino. ¡°Puedo tener el tema y el argumento, pero soy de dar vueltas antes de empezar a escribir. Hasta no tener todo atado no empiezo. Me ocurri¨® con esta: la idea la tuve hace tres a?os y empec¨¦ a escribir el a?o pasado. As¨ª transmit¨ª mi memoria emocional a mis personajes¡±, desvela el autor de vol¨²menes de relatos como Esper¨¢ndolo a Tito y otros cuentos de f¨²tbol y Un viejo que se pone de pie y otros cuentos, y de novelas como Papeles en el viento y Ser feliz era esto.
En aquel verano de 2001, Sacheri empezaba a publicar libros de cuentos, vend¨ªa poco y trabajaba como profesor de Historia contempor¨¢nea en secundaria con muchachos antes de entrar en la universidad. Y ah¨ª sigue. Eso le permite conocer a los futuros lectores: ¡°Yo noto el problema de la lectura. No solo los adolescentes leen poco, sino que leen mal. Muchos leen t¨¦cnicamente mal, por eso lo odian. De ah¨ª que sea importante la mediaci¨®n de los adultos que leen bien y que comparten ese acto como manera de contagiar la lectura. Porque la lectura es un amor que se contagia¡±.
Sacheri se contagi¨® de ni?o. En estos d¨ªas una de sus relecturas ha sido la novela Delirio, con la que Laura Restrepo obtuvo en 2004 el premio que ¨¦l acaba de ganar. La le¨ªa para su espacio en un programa de radio, y pensaba: ¡°Si el list¨®n est¨¢ a esa altura no tengo opci¨®n¡±.
Su mujer no sab¨ªa que hab¨ªa enviado una novela al Alfaguara. El lunes tuvo mala noche. Sab¨ªa que el anuncio se har¨ªa este martes. Cuando a las 6.30 el tel¨¦fono los despert¨®, el coraz¨®n le dio un vuelco. Su mujer contest¨®. Al ver la cara que pon¨ªa ella, el coraz¨®n le dio otro vuelco. Cogi¨® el tel¨¦fono, le dieron la noticia... pidi¨® que lo llamaran cinco minutos m¨¢s tarde, mientras explicaba a su mujer de qu¨¦ se trataba.
Todos los Premios Alfaguara
Eliseo Alberto, por Caracol Beach y Sergio Ram¨ªrez, por Margarita, est¨¢ linda la mar (1998).
Manuel Vicent, por Son de mar (1999).
Clara S¨¢nchez, por ?ltimas noticias del para¨ªso (2000).
Elena Poniatowska, por La piel del cielo (2001).
Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, por El vuelo de la reina (2002).
Xavier Velasco, por Diablo Guardi¨¢n (2003).
Laura Restrepo, por Delirio (2004).
Graciela Montes y Ema Wolf, por El turno del escriba (2005).
Santiago Roncagliolo, por Abril rojo (2006).
Luis Leante, por Mira si yo te querr¨¦ (2007).
Antonio Orlando Rodr¨ªguez, por Chiquita (2008).
Andr¨¦s Neuman, por El viajero del siglo (2009).
Hern¨¢n Rivera Letelier, El arte de la resurrecci¨®n (2010).
Juan Gabriel V¨¢squez, por El ruido de las cosas al caer (2011).
Leopoldo Brizuela, por Una misma noche (2012).
Jos¨¦ Ovejero, por La invenci¨®n del amor (2013).
Jorge Franco, por El mundo de afuera (2014)
Carla Guelfenbein, por Contigo en la distancia (2015).
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