Una memoria inquietante
Una retrospectiva revisa la obra de Agust¨ªn Parejo School, colectivo malague?o que hizo de la irreverencia se?a de su activismo pol¨ªtico y art¨ªstico a finales del siglo XX
Walter Benjamin admiraba a los dada¨ªstas porque propiciaban la sinton¨ªa del espectador antes que encandilar su mirada, dejaban al autor en el anonimato y sacrificaban al valor de uso de la obra cualquier posible valor de cambio. Interesa recordarlo porque a veces, al afinar el concepto de aura, se olvida lo mejor: que su p¨¦rdida suprime la pasividad del espectador, anula la superioridad del llamado creador y, por ¨²ltimo, vuelve la espalda al mercado. ?Qu¨¦ queda entonces del arte? Abusando de Benjamin, dir¨¦ que permanece la huella. Si el aura remite a una lejan¨ªa emparentada con grandes ideas, la huella acerca algo de modo que nos interrogue e inquiete.
Eso buscaron, entre 1980 y 1995, 11 j¨®venes malague?os reunidos eventualmente en la Agust¨ªn Parejo School (APS). Eventualmente, porque el grupo no era estable, s¨®lo surg¨ªa cuando cre¨ªan tener algo que decir. Entre los proyectos, Du c?te de ?l¡¯URSS: un cartel con 16 banderas sovi¨¦ticas, el campo rojo interrumpido con ondulados azules alusivos al mar, y la hoz y el martillo, en amarillo brillante, como si del sol se tratara. Un acento agudo sobre la e pod¨ªa convertir el t¨ªtulo en alegato prosovi¨¦tico. ?Propaganda sovi¨¦tica o publicidad tur¨ªstica? Las dos cosas porque el aguij¨®n de lo que llamaban agit-pop era doble: ironizar sobre los s¨ªmbolos de una Uni¨®n Sovi¨¦tica ya senil y tambi¨¦n sobre la devoci¨®n con que muchos espa?oles durante la Transici¨®n hicieron suyos esos s¨ªmbolos. Por eso unen al cartel un v¨ªdeo de m¨ªtines rebosantes de banderas rojas, y a?aden otras banderas, las del Betis y el M¨¢laga, con relucientes hoces y martillos.
Los de APS multiplicaron las acciones: convirtieron manifestaciones en desfiles procesionales y un buen d¨ªa, en Fuengirola, nombraron candidato a un miembro del grupo y al grito de ?vota Moreno!, ?vota con garbo!, cumplieron todo el ritual: pegada de carteles, despliegue de pancartas, reparto de pegatinas. Hicieron una propuesta imposible: retirar la estatua del segundo marqu¨¦s de Larios de su emplazamiento, frente a la calle que lleva su nombre. La escultura del pr¨®cer malague?o fue arrojada al mar durante la II Rep¨²blica. APS s¨®lo ped¨ªa que fuera retirada un tiempo y sustituida por la de El trabajador, colocada por Benlliure al pie del monumento. El Ayuntamiento democr¨¢tico rechaz¨® la idea, pero los proponentes la popularizaron: pintadas con siluetas estarcidas del nuevo aspecto del monumento y panfletos de la etiqueta de Gin Larios convertida en Sin Larios.
El humor no debe oscurecer el doble activismo del grupo. En el terreno pol¨ªtico, APS subrayaba las limitaciones de los partidos: promesas de imposible cumplimiento, ansia de respetabilidad, renuncia a enfrentarse a poderes sociales. En 1984, Rafael Delas, supuesto miembro de los Comandos Aut¨®nomos Anticapitalistas, fue acribillado con postas ante unas rocas de la r¨ªa de Pasajes (el proceso contra la polic¨ªa permanec¨ªa abierto en 2014, 30 a?os despu¨¦s). APS tom¨® la silueta forense del cad¨¢ver, con las marcas de los impactos recibidos (12 de ellos mortales), y escribieron debajo ¡°San Sebasti¨¢n¡±.
Las obras del grupo se mantienen frescas, pero sugieren cu¨¢n serio se ha vuelto este pa¨ªs o, quiz¨¢, cu¨¢nto ha envejecido
El activismo del colectivo se extendi¨® tambi¨¦n al arte. Aquellos a?os conmovieron la alta cultura: surgieron nuevos centros de arte, naci¨® Arco, comenzaron a comprar Ayuntamientos y autonom¨ªas, y el a?o 1992 despertaba esperanzas. Ante semejante pleamar, APS eligi¨® un arte precario y sin precio. Sus integrantes prefer¨ªan matar el arte antes que aislarlo de la vida. En esa perspectiva apareci¨® Lenin Cumbe, ecuatoriano imaginario con su visi¨®n de la colonizaci¨®n en pantallas de televisores desechados, y las propuestas relativas a La s¨¢bana santa: de un lado, dise?os de moda basados en el santo lienzo, y de otro, sus usos como mortaja de dos culturas desfallecientes, la europea y la espa?ola. Serigrafiaron mortuorias en grandes lienzos: ¡°Versailles, Postdam (sic), Disneyworld¡±, dice una de ellas, y la otra, ¡°El noventa y ocho, el veintisiete y el yes very well¡±.
Recordar aquel colectivo an¨®nimo y precario anima e inquieta: sus obras se mantienen frescas pero sugieren cu¨¢n serio se ha vuelto este pa¨ªs o, quiz¨¢, cu¨¢nto ha envejecido.
Agust¨ªn Parejo School. Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo. Sevilla. Hasta el 22 de mayo.
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