Jos¨¦ Mar¨ªa Bl¨¢zquez, historiador, un N¨¦stor hispano
Fue una figura determinante para el estudio de la Antig¨¹edad en Espa?a
Con el fallecimiento de Jos¨¦ Mar¨ªa Bl¨¢zquez Mart¨ªnez, catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia de la Historia, desaparece un conocido historiador, autor de numerosos libros, docente universitario legendario y personalidad irrepetible. Bl¨¢zquez (Oviedo, 7 de junio de 1926-Madrid, 27 de marzo de 2016) fue siempre, aun en su avanzada edad, joven de esp¨ªritu, din¨¢mico, pleno de energ¨ªa y vitalidad, incansable en el momento de acometer proyectos. Su curiosidad, hecho consustancial en todo buen estudioso de la historia, era tan grande como su capacidad de trabajo. Su habilidad para la gesti¨®n dentro y fuera del mundo acad¨¦mico, as¨ª como su constante dedicaci¨®n a sus disc¨ªpulos, muchos de ellos catedr¨¢ticos, hacen de ¨¦l una suerte de N¨¦stor hispano.
Aunque nunca fui alumno suyo, pues mi curr¨ªculo cient¨ªfico se desarroll¨® en el extranjero, nuestros caminos se cruzaron repetidas veces de manera que puedo atestiguar ¡ªdesde un punto de vista lejano si cabe¡ª su total desvelo por la historia de la Antig¨¹edad cl¨¢sica, su casi obsesiva labor por ubicarla en un puesto preeminente dentro de la universidad espa?ola. Sin ¨¦l es bastante impensable que este hecho, hoy realidad, se hubiera podido consumar. Dentro de la historia antigua de este pa¨ªs hay que distinguir dos ¨¦pocas: antes y despu¨¦s de Bl¨¢zquez. Desde su c¨¢tedra en la Complutense su prestigio va en aumento, especialmente en las d¨¦cadas de los a?os setenta y ochenta del siglo pasado: miembro de innumerables tribunales de tesis doctorales y de oposiciones a c¨¢tedras que lo convierten en uno de los ¨¢rbitros de su asignatura.
Tarea herc¨²lea
Esta herc¨²lea tarea es m¨¢s meritoria de lo que a primera vista parece si tenemos en cuenta su punto de partida. Bl¨¢zquez, procedente de la filolog¨ªa cl¨¢sica y de la arqueolog¨ªa de campo, se transform¨® en historiador de la Antig¨¹edad grecorromana a base de una incansable laboriosidad y tenacidad sin l¨ªmite, intentando conciliar ambas ¨¢reas de conocimiento, la cultura material y las fuentes escritas. Su facilidad para entablar relaciones en el ¨¢mbito nacional e internacional, su admirable humanidad respecto a sus alumnos y colegas, su sentido del humor, su afabilidad y su incansable disposici¨®n a escuchar, atender y ayudar a quien precisaba de su colaboraci¨®n hacen de ¨¦l un homme de lettres sui generis. Tampoco hay que olvidar sus dotes pedag¨®gicas, su facilidad de palabra, capaz de comunicar con cualquier clase de p¨²blico y entusiasmarlo con las ideas transmitidas. Sus intereses eran tan amplios como su desbordante personalidad. En este contexto destaca la historia de la Hispania antigua, su etnograf¨ªa, econom¨ªa y sociedad, el mundo de las religiones paganas, el incipiente ascenso del cristianismo y, en los ¨²ltimos tiempos, un especial inter¨¦s por la cultura isl¨¢mica. Enumerar aqu¨ª sus publicaciones ser¨ªa querer contar los granos de arena de una enorme playa.
Era Bl¨¢zquez un hombre del siglo XX. Las nuevas tecnolog¨ªas no hicieron mella en ¨¦l, lleg¨® con pasi¨®n a la fotocopiadora y al fax. Sus armas eran los libros, las fichas, el papel, el bol¨ªgrafo: es decir, era todo un dinosaurio, circunstancia que al evocarla me produce una enorme ternura y comprensi¨®n. Al comentar su fallecimiento con mi amigo Jos¨¦ Manuel Rold¨¢n, tambi¨¦n colega de Bl¨¢zquez en la Complutense durante tanto tiempo, lo hicimos a trav¨¦s de un breve di¨¢logo que seguramente le habr¨ªa hecho sonre¨ªr: al llegar al cielo, la primera pregunta de Bl¨¢zquez habr¨ªa sido: ¡°?D¨®nde est¨¢n la biblioteca y la fotocopiadora?¡±. A lo que le contestar¨ªan: ¡°Querido amigo, el cielo ya est¨¢ digitalizado¡±, y ¨¦l por su parte responder¨ªa: ¡°?Pues me tendr¨¢n que facilitar un cursillo de inform¨¢tica!¡±.
?Descansa en paz, mi inolvidable colega!
Pedro Barcel¨® es profesor de la Universidad de Potsdam.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.