Carlos Sobera: ¡°He abandonado mi zona de confort¡±

A estas alturas de su carrera, a Carlos Sobera (Baracaldo, 1960) a¨²n le queda terreno por descubrir en su universo laboral. Dif¨ªcil, sin embargo, discernir cu¨¢l. Sobera es una de las caras m¨¢s medi¨¢ticas de la televisi¨®n. Es actor de cine, series y teatro. Tiene experiencia como conductor de todo tipo de programas, aunque ?Qui¨¦n quiere ser millonario? marcara su etapa de presentador. Menos conocida es su faceta de escritor: es autor de un libro, Los mil errores m¨¢s comunes del lenguaje, que sali¨® a la venta en 2001. Poco le quedaba por experimentar, pero en su pr¨®ximo trabajo viajar¨¢ m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de lo convencional ejerciendo de improvisado Cupido en First Dates, un reality show de citas a ciegas que arranca hoy domingo (21.30) con un estreno en todos los canales de Mediaset (Telecinco, Cuatro, FDF, Divinity) y que continuar¨¢ su emisi¨®n los lunes en Cuatro a la misma hora.

Asegura que el cambio de registro siempre es un reto para ¨¦l, a pesar de la larga experiencia que sostiene a sus espaldas. ¡°Siempre ocurre algo parecido cuando abandonas tu zona de confort, te sientes inseguro porque tienes una responsabilidad. Para m¨ª el formato de citas es nuevo, hasta ahora mi sitio confortable han sido los concursos¡±. En ese g¨¦nero televisivo que menciona es, precisamente, un aut¨¦ntico experto. En su curriculum acumula m¨¢s de una treintena de ellos. Con First Dates se estrena en el mundo de la telerrealidad con la misi¨®n de poner en contacto a los participantes, una decena de solteros por entrega en busca de pareja.

Sobera ser¨¢ el ma?tre de un rom¨¢ntico restaurante, donde se producir¨¢n los encuentros, guiar¨¢ los primeros contactos de los comensales, y los ayudar¨¢ a romper el hielo en los primeros e inc¨®modos instantes de las citas. ¡°Me parece un programa fresco, natural y espont¨¢neo. La gente llega libre, sin condicionarse, hacen y dicen lo que les da la gana. O callan lo que les da la gana. O mienten¡±. Unos ingredientes que son clave, afirma, para pas¨¢rselo muy bien en su trabajo, adem¨¢s de entusiasmarse con el formato. ¡°Es un programa de citas muy blanco, que busca algo tan sencillo, tan hermoso y tan dif¨ªcil como el amor. La gente aqu¨ª no viene a posturear, no viene a enga?arnos. Predomina la honestidad, la sinceridad, y una absoluta capacidad de entrega¡±, incide. Y a?ade divertido. ¡°Es genial ver c¨®mo se ilusionan cuando les gusta su pareja, o los caretos que ponen cuando no les gusta¡±

Junto a First Dates, al presentador le espera una temporada con bastante actividad. De momento, contin¨²a sus andanzas en el teatro con una de las obras m¨¢s veteranas de la cartelera. Carlos Sobera encabeza el reparto de El Ministro junto a Marta Torn¨¦, montaje en el que interpreta a Ramiro, un voraz ministro de econom¨ªa cuya ambici¨®n no tiene l¨ªmites. Sin escr¨²pulos, desplega todas sus armas para conquistar a la joven profesora de sus hijos y para garantizarse un puesto en el Gobierno. Adelanta que estar¨¢n representando esta s¨¢tira pol¨ªtica todav¨ªa ¡°hasta junio¡±, a pesar de que lleva m¨¢s de dos a?os en las salas.

Tendr¨¢ que compaginar el teatro con otros proyectos como First Dates. ¡°Esta profesi¨®n supone dedicar mucho tiempo al trabajo. Pr¨¢cticamente no puedo hacer nada m¨¢s. Pero ya lo dice el sabio refr¨¢n, sarna con gusto no pica¡±, bromea.

Si el proyecto le interesa, se tira a la piscina sin reticencias, confiesa Sobera. Incluso se atrever¨ªa a meterse de lleno en m¨¢s proyectos y formatos que no ha experimentado hasta ahora. ¡°Me quedan muchos retos a los que me gustar¨ªa enfrentarme¡±, apunta. Enumera una larga lista de ejemplos, entre los que se encuentra presentar un late night o un magac¨ªn.

Deja para el final lo que le apetece por encima de todo: volver a la ficci¨®n televisiva. Fue en una serie donde empez¨® a despuntar su carrera a finales de los noventa, ¨¦poca en la que form¨® parte del reparto de una de las series juveniles m¨¢s m¨ªticas de la peque?a pantalla en Espa?a: Al salir de clase. De esa etapa guarda muy buenos recuerdos, y como concluye, ¡°siempre apetece volver a los or¨ªgenes¡±.