La milonga del vinilo
Algo me inquieta del Record Store Day, que se desarroll¨® el s¨¢bado. Aunque las tiendas de discos tengan toda mi simpat¨ªa, me alarma que la oferta de su D¨ªa internacional pivote sobre objetos, no sobre m¨²sica. Seamos serios: no parece esencial que se lance el ¨²ltimo ¨¢lbum de Mot?rhead en tres colores diferentes, que se publiquen picture discs de a?ejos temas de Bowie o que se saquen conocidas grabaciones de Coltrane para el sello mafioso Roulette en un elep¨¦ de 25 cent¨ªmetros.
Ning¨²n problema con su existencia: todos hemos pillado discos por tratarse de piezas raras/atractivas. Pero resulta preocupante que la m¨²sica quede reducida a mero fetiche. Estos d¨ªas, IMC Unlimited, empresa dedicada a investigaci¨®n de mercados, hac¨ªa p¨²blico un sondeo sobre los compradores brit¨¢nicos de vinilos. Casi la mitad reconoc¨ªa que no escuchaba los discos que adquir¨ªa (de hecho, un siete por ciento ni tiene tocadiscos ni planea adquirir uno). Compran por puro coleccionismo, para decorar habitaciones con sus bonitas portadas o, en el mejor de los casos, para manifestar compromiso con la m¨²sica y los m¨²sicos.
Todo es compatible. Los adictos al vinilo chequean las novedades mediante YouTube o el streaming. Y agradecen esos vinilos que llevan tambi¨¦n una tarjeta que permite su descarga digital. Es falso el dilema de ¡°esto o lo otro¡±; en la vida real, la mayor¨ªa alternamos lo anal¨®gico y lo digital.
Se entiende la estrategia de las discogr¨¢ficas y las tiendas: apuestan por el vinilo, imposible de copiar. Y la jugada ha funcionado, convertida en se?a de identidad generacional: el grueso de los compradores tiene entre 18 y 44 a?os. No es una batalla ganada: sorprende el escaso n¨²mero de mujeres que consumen vinilo.
Con todo, detecto un planteamiento insensato: la promoci¨®n de las virtudes del vinilo se acompa?a con la vituperaci¨®n del CD (¡°solo sirven para espantar a las palomas¡±). Est¨¢n repitiendo la codicia de las multinacionales, cuando quisieron enterrar el vinilo para priorizar un producto con un superior PVP.
No tiene sentido. El CD es igualmente un soporte f¨ªsico, que lleva la informaci¨®n complementaria (aunque en tama?o diminuto) y supera al vinilo en calidad sonora, maniobrabilidad y, muy importante, ligereza; lo dice alguien que acumula dolores de espalda tras d¨¦cadas acarreando vinilos.
As¨ª que no todos los profesionales celebran el boom del vinilo. La semana pasada hice una prueba: grab¨¦ un programa de radio exclusivamente con vinilo; toda la m¨²sica que son¨®, incluyendo sinton¨ªa y cortinillas, estaba en discos. Fue muy pesado: demasiados parones. Por la falta de costumbre, abundaron los errores. Costaba localizar las canciones si estaban en elep¨¦s con numerosos cortes.
M¨¢s grave a¨²n. Concentrado, escuchando con auriculares, descubr¨ª algo que no molesta cuando pones discos en casa: la maldita fritura, los chasquidos. Y la importancia de la masterizaci¨®n: no suena igual un single de Etta James prensado por Hispavox en 1968 y el mismo tema en la edici¨®n del sello original, Chess Records. Resumiendo: me lo pensar¨¦ mucho antes de repetir el experimento. Romanticismos, los justos.?
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