Manguel: ¡°Internet mata la pr¨¢ctica de la curiosidad¡±
El escritor y cr¨ªtico presenta en Buenos Aires su ¨²ltimo libro, 'Una historia natural de la curiosidad'
Manguel presenta en Buenos Aires su ¨²ltimo libro, Una historia natural de la curiosidad (Siglo XXI). Planteado en 17 cap¨ªtulos, que son a su vez 17 interrogantes -?Qu¨¦ es la curiosidad?, ?qui¨¦n soy?, ?qu¨¦ hacemos aqu¨ª?, ?qu¨¦ hay despu¨¦s?, entre otros- Manguel invita a ejercitar la memoria y el poder de reflexi¨®n en un mundo en el que "los medios electr¨®nicos nos dan la ilusi¨®n de tener toda la informaci¨®n a nuestra disposici¨®n".
Pregunta. ?Vamos perdiendo la curiosidad con los a?os?
Respuesta. Creo que no. Pero los adultos en el caso de la ni?ez ponen barreras a la curiosidad. No preguntes eso, no debes saber eso, esa puerta no se puede abrir. Como individuos debemos sobrevivir en el mundo y para sobrevivir debemos preguntar. Pero la sociedad necesita protegerse de esa curiosidad que cuestiona las leyes, las reglas, las disciplinas. Una sociedad existe en la tensi¨®n entre la curiosidad del ciudadano y la imposici¨®n de reglas de las autoridades y ha sido siempre as¨ª. Ha cambiado el tema: en la Edad Media no pod¨ªa el ciudadano hacer preguntas sobre lo que la iglesia consideraba del dominio de Dios. Ahora el ciudadano no tiene que hacer preguntas sobre el funcionamiento del Gobierno o de ciertas medidas comerciales o sociales, pero las preguntas siguen haci¨¦ndose. No sabemos cu¨¢les ser¨¢n los l¨ªmites que la sociedad del futuro impondr¨¢ sobre nuestra curiosidad.
P. En la era digital en la que toda la informaci¨®n est¨¢ accesible...
R. ?Toda la informaci¨®n?
P. Buena pregunta. Ahora que tenemos la sensaci¨®n de que hay mucha informaci¨®n que est¨¢ accesible, ?somos menos curiosos?
R. S¨¦neca dijo que la acumulaci¨®n de conocimiento no es conocimiento. Es cierto que los medios electr¨®nicos nos dan la ilusi¨®n de tener toda la informaci¨®n a nuestra disposici¨®n. La impresi¨®n hace que no nos preocupemos por hacer las preguntas debidas y por ejercitar nuestro poder de reflexi¨®n y nuestra memoria. Decimos: ?para qu¨¦ vamos a recordar una fecha, un nombre, una informaci¨®n si puedo buscarla despu¨¦s cuando la necesite?. Como todo m¨²sculo que no usamos, se atrofia y ahora tenemos problemas de memoria.
P. Entonces ?ahora somos menos curiosos?
R. No somos menos curiosos, pero quiz¨¢s nos falte la pr¨¢ctica de la curiosidad. Todo ser humano se hace preguntas. Todo ser humano se pregunta qu¨¦ hago aqu¨ª, cu¨¢les son mis responsabilidades, si el universo tiene sentido.
P. ?Internet mata la curiosidad?
R. La pr¨¢ctica de la curiosidad, que no alentamos por un motivo muy pr¨¢ctico: nuestra sociedad es una sociedad de consumo. El consumidor ideal no tiene curiosidad activa, porque sino se pregunta ?por qu¨¦ voy a comprar un par de jeans rasgados por 500 d¨®lares?. La curiosidad activa no se alienta en los sistemas de educaci¨®n, que evitan el di¨¢logo. Hacen en las pruebas preguntas en las que hay que marcar verdadero o falso, s¨ª o no, y la mayor¨ªa de preguntas interesantes no tienen esas respuestas. Hay un sistema que se instala en los m¨¦todos educativos que es contraproducente a la curiosidad y al conocimiento. Y creamos espacios sociales en los que el di¨¢logo se evita, las conversaciones se evitan... En Nueva York no puedo encontrar un restor¨¢n o un caf¨¦ que no tenga la m¨²sica tan fuerte e im¨¢genes de televisi¨®n que permita conversar. Tengo una gran nostalgia por los caf¨¦s de mi adolescencia donde nos reun¨ªamos y cambi¨¢bamos el mundo y redescubr¨ªamos las ideas plat¨®nicas y ¨¦ramos los genios intelectuales de esa ¨¦poca.
P. En el libro habla de una curiosidad buena, que nos lleva al conocimiento, y una curiosidad mala, que nos dirige a la perdici¨®n. ?Cu¨¢l es ahora la mala?
R. Ya lo dije. En este caso toda curiosidad es mala porque no contribuye al consumo.
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