Mois¨¦s, Aar¨®n y un enorme toro
'Easy Rider¡¯, un semental de 1.500 kilos, simbolizar¨¢ en el Teatro Real a la divinidad en un pol¨¦mico montaje de la ¨®pera de Sch?nberg
El toro m¨¢s famoso de la Feria de San Isidro no se lidiar¨¢ en la plaza de Las Ventas, sino en el Teatro Real de Madrid. All¨ª va a desencajonarse el pr¨®ximo 24 de mayo un semental de 1.500 kilos que ya ha actuado en la ?pera de la Bastilla de Par¨ªs y que emula al becerro de oro en Mois¨¦s y Aar¨®n (1932), de Arnold Sch?nberg.
Es la primera vez que la obra inconclusa del compositor austriaco se representa en el Real. Y la primera ocasi¨®n en que un animal adquiere tanto protagonismo al abrigo del coliseo madrile?o. Raz¨®n suficiente para ¡°cobrar¡± por funci¨®n unos 5.000 euros (la cifra es oficiosa), que fue su cach¨¦ en Par¨ªs y el dinero que ingresa su cuidador, Jean-Philippe Varin, no solo por las actuaciones ¡ªdel 24 de mayo al 17 de junio¡ª, sino tambi¨¦n por los ensayos y las atenciones que requiere alimentar, entretener y pasear durante casi dos meses a la bestia Easy Rider.
As¨ª se llama la criatura, un homenaje ins¨®lito a la road movie de Dennis Hopper (1969) y un ejemplar charol¨¦s de imponente badajo que el director de escena italiano Romeo Castellucci consider¨® imprescindible en esta coproducci¨®n a la que se han avenido los teatros de Madrid y Par¨ªs. All¨ª se estren¨® el pasado 17 de octubre con todos los s¨ªntomas de un acontecimiento cultural, pero tambi¨¦n es cierto que el concurso de Easy Rider sobre el escenario precipit¨® toda suerte de pol¨¦micas, empezando por el agravio comparativo que denunciaron algunas ¨¦toiles (estrellas) de la compa?¨ªa. Entre ellas, el bailar¨ªn Josua Hoffalt, cuya remuneraci¨®n en un mes es la misma que percibe el toraco en una jornada.
Y no es que Easy Rider termine exhausto (su papel de ¨ªdolo pagano apenas dura 15 minutos), pero su hipertrofia dio lugar a que los t¨¦cnicos de la Bastilla reforzaran el centro del escenario en previsi¨®n de un hundimiento.
Es el contexto de un montaje que lleva a Madrid y al extremo el aforismo circense del m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, bien por la presencia de Easy Rider o bien porque el montaje de Castellucci exige la implicaci¨®n de 400 profesionales: incluidos los m¨²sicos (110), los miembros del coro (80), los bailarines (40), los figurantes (una veintena), as¨ª como un equipo de seis alpinistas y tres submarinistas. ?Por qu¨¦ razones? Los primeros se desempe?an como argumento aleg¨®rico del ascenso al monte Sina¨ª, mientras que los buceadores operan invisibles en una piscina que simula una especie de laguna-espejismo en un oasis del desierto.
Se explica as¨ª el sobresfuerzo al que deben atenerse los operarios t¨¦cnicos del Real por los requisitos que conlleva la dramaturgia de Castellucci. Y por la ins¨®lita convivencia que implica el ajetreo de Easy Rider, cuya mansedumbre en escena no convenci¨® a los animalistas franceses.
Recogida de firmas
Diferentes colectivos decidieron movilizarse en una recogida de firmas ¡ª30.000¡ª que elevaron a la ministra de Cultura, Fleur Pellerin, conmin¨¢ndola a retirar al b¨®vido de la ¨®pera. Consideraban que supon¨ªa un caso inequ¨ªvoco de maltrato animal, no tanto por el estr¨¦s que pudieran suponer al mam¨ªfero dos horas de dodecafonismo como porque sosten¨ªan que Easy Rider actuaba drogado ¡ªno ser¨ªa la primera estrella en semejante situaci¨®n¡ª y que resultaba vejatorio someter al animal a un espect¨¢culo oper¨ªstico.
Eludi¨® pronunciarse la ministra, pero se antoja bastante probable que la pol¨¦mica del charol¨¦s se traslade de Par¨ªs a Madrid. Y no solo en los aspectos que conciernen a la hipersensibilidad de los movimientos animalistas, sino a la presumible reacci¨®n iracunda de los mel¨®manos madrile?os con una dramaturgia con desnudos expl¨ªcitos, figurantes tetrapl¨¦jicos y episodios de cierto hermetismo filos¨®fico.
Responde de este Mois¨¦s y Aar¨®n uno de los grandes nombres de la escena europea ¡ªCastellucci¡ª , al tiempo que el acontecimiento en s¨ª remedia una maldici¨®n arraigada en el Real, porque nunca lleg¨® a escenificarse la ¨®pera de Sch?nberg, pese a haberse intentado en diferentes ocasiones. El ¨²nico antecedente consisti¨® en una versi¨®n de concierto montada en 2012, con la Orquesta Sinf¨®nica SWR de Baden-Baden, bajo la direcci¨®n de Sylvain Cambreling.
Otros animales
No es la primera vez que un gran animal aparece en una ¨®pera, ni ser¨¢ la ¨²ltima. Franco Zeffirelli usaba elefantes y caballos en la Arena de Verona para su Aida. Marina Abramovic, d¨®bermans en su Vida y muerte de Marina Abramovic; Emir Kusturica, ocas en Tiempo de gitanos; y un caballo negro aparec¨ªa en la Carmen de Zambello para el Covent Garden. Tal vez la an¨¦cdota m¨¢s famosa del g¨¦nero ¨®pera-zool¨®gica refiera el cisne mec¨¢nico que deb¨ªa recoger Leo Slezak en Lohengrin en el Met hace un siglo. El ave pas¨® de largo. Entonces, el tenor se dirigi¨® al p¨²blico: "?Saben a qu¨¦ hora pasa el pr¨®ximo cisne?".
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