¡®Juego de tronos¡¯, el camino a la resurrecci¨®n
La sexta temporada comienza con todos sus protagonistas hundidos en la miseria
Y en sus horas m¨¢s bajas les encontrar¨¢s. Pero siempre dispuestos para resurgir. El inicio de la sexta temporada de Juego de tronos (Game of Thrones) es todo lo que pens¨¢bamos que iba a ser desde hace casi un a?o. La emoci¨®n desbordada y puede que desmedida del reencuentro con la serie m¨¢s espectacular de la televisi¨®n actual se ha contrapuesto con la sensaci¨®n de decepci¨®n por apenas ser testigos de cortos vistazos a cada personaje, a cada lugar. Y esto se ha mezclado con la no resoluci¨®n del debate sobre el estado de Jon Nieve. S¨ª, tal y como parec¨ªa hace un a?o, su cuerpo est¨¢ muerto. Y s¨ª, todav¨ªa hay dudas de si resucitar¨¢ de alguna forma.
El cap¨ªtulo La mujer roja es el inicio cl¨¢sico de una temporada de Juego de tronos, de recolocaci¨®n de piezas en el tablero, que parece quedarse a medias y no contar mucho, aunque esta vez la acci¨®n comienza en el mismo momento en el que se qued¨®, sin elipsis alguna. Todos est¨¢n en el barro, en su peor momento. Jon Nieve, muerto, ?muerto? Daenerys, una vez m¨¢s, parece haber vuelto a la casilla cero con los dothrakis y su destino vuelve a depender de una horda de b¨¢rbaros. No hay trama m¨¢s desesperante que la suya, una que parece nunca avanzar, como si estuviese en un remolino. Sansa huyendo aterida y aterrada de su en¨¦simo captor y violador. Cersei y Jaime Lannister acaban de perder a su segundo hijo y temen por el tercero, Tommen, amenazado por una profec¨ªa. Arya, ciega y pidiendo limosna. Tyrion y su ya inseparable Varys, gobernando una ciudad que apenas conocen y que, hay que admitirlo, a nadie interesa. Margaery, por muy reina que sea, encarcelada. Pero como toda buena historia, no queda m¨¢s que esperar el resurgimiento de (casi) todos ellos. Y de momento, sin noticias de Bran, al que no vemos desde la cuarta entrega y que este a?o tendr¨¢ un papel fundamental en la historia, y la interminable amenaza de los caminantes blancos.
El cansino debate de si es mejor la serie o los libros de George R. R Martin, de si se repiten las tramas o de si tienen vida propia ya no es importante excepto para la maquinaria de ventas y atracci¨®n de espectadores. La serie ha pasado a los libros y punto. Gracias a los siete dioses es ya una discusi¨®n lejana, como la de si es una serie con desmesurada violencia, excesivo sexo y desnudos gratuitos ¡ªen este primer episodio ya hay uno, aunque m¨¢s justificado que la mayor¨ªa¡ª. A estas alturas, tras seis entregas, lo que debe de importar es si la serie satisface, si divierte, si aporta algo m¨¢s all¨¢ del entretenimiento (que es de por s¨ª un logro excelente). Ni siquiera es importante decidir en debates interminables en redes sociales, bares o en el descanso del trabajo si es o no la mejor serie de todos los tiempos. Desde luego es la mayor superproducci¨®n realizada para televisi¨®n.
El m¨¦rito est¨¢ en que se habla de ella, en que consigue que sus personajes importen por muy villanos, retorcidos o grises parezcan. Juego de tronos vive por y para el espect¨¢culo, no para dar lecciones de pol¨ªtica, moral o valores. Juega entre las sombras, con los antih¨¦roes como protagonistas. Pr¨¢cticamente no hay nadie bueno, y casi todos los bellacos tienen sus motivos para serlo. Ese es el acierto.
Bas¨¢ndose en hechos hist¨®ricos, como la Guerra de las dos rosas del siglo XV o el muro romano de Adriano de Britania, la historia creada por George R. R. Martin en la saga literaria Canci¨®n de hielo y fuego tiene m¨¢s de la fantas¨ªa y de las narraciones de J. R. R. Tolkien, Robert Jordan, Tad Williams o Robert E. Howard o incluso de artistas del c¨®mic como Stan Lee, Chris Claremont o Jack Kirby, que de lecciones pol¨ªticas. Pese a las luchas por el poder y el control del trono de hierro, llenas de violencia y deslealtades, con pactos a traici¨®n, al final todo parece encaminarse a la eterna lucha del bien contra el mal, como adelanta el t¨ªtulo de la saga literaria, a la lucha del hielo contra el fuego, los muertos vivientes del norte contra los dragones. Los caminantes blancos llegan con el invierno y los contendientes al trono parece que tendr¨¢n que apartar sus diferencias y aunar fuerzas y recursos para afrontar la verdadera amenaza, se llamen Targaryen, Stark, Lannister o Baratheon. O unirse a la oscuridad del invierno.
El inicio de la sexta temporada tambi¨¦n deja clara la progresi¨®n de la importancia de las protagonistas femeninas, escenificada en esta ocasi¨®n por las serpientes de la Arena y su golpe de estado en Dorne y por la bruja roja. El misterioso final del episodio, perfecto para el debate semanal, con la revelaci¨®n de la verdadera condici¨®n de la bruja roja Melisandre, es toda una declaraci¨®n de intenciones aplicable a todos los personajes presentados en este cap¨ªtulo: ?hay una p¨¦rdida de fe ante la fatalidad o es un momento de contenci¨®n antes de la resurrecci¨®n?
Cuentan los productores de la serie que despu¨¦s de esta sexta entrega la resoluci¨®n llegar¨¢ en 13 cap¨ªtulos divididos en dos temporadas. Menos episodios de lo habitual pero posiblemente m¨¢s intensos. Y a¨²n faltan dos tomos de los libros por redactar y publicar. En Juego de tronos todav¨ªa quedan muchas leguas por recorrer. Nada est¨¢ escrito.
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