Murales hispanoamericanos para Cervantes
Seis artistas ofrecen su particular visi¨®n del escritor espa?ol en el cuarto centenario de su muerte
El peque?o Aylan Kurdi, aquel ni?o refugiado que conmocion¨® Europa y que pronto fue olvidado, aparece de espaldas entre colores pop y con Don Quijote hincado de rodillas ante los gigantes con forma de olas que amenazan a la sociedad: ¡°La injusticia, la guerra, la violencia y la pobreza¡±, seg¨²n Rebeca Khamlichi (Madrid, 1987). Es la autora de uno de los murales que seis artistas hispanoamericanos han dedicado a Cervantes en el 400 aniversario de su muerte con una particular visi¨®n sobre el autor del Quijote.
¡°Para m¨ª, desde peque?a, Don Quijote es uno de los s¨ªmbolos occidentales del idealismo y de la lucha desinteresada por la justicia¡±, dice Khamlichi, de madre espa?ola y padre de El Rif (Marruecos). ¡°En el siglo XXI estos valores han sido absolutamente derrotados y m¨¢s en este momento¡±, apunta la artista madrile?a con los dedos manchados de azul. De su mural sorprende el contraste entre la dureza de lo representado y los colores suaves que utiliza.
De cuclillas y en la esquina final de los 16 metros de longitud que tiene su obra est¨¢ Nicol¨¢s Villamizar (Bogot¨¢, 1982). ¡°Yo soy zurdo y de peque?o no me pod¨ªa creer que alguien con la mano izquierda amputada hubiese escrito El Quijote. Me parec¨ªa algo sobrenatural¡±, recuerda el artista colombiano.
Su creaci¨®n, en la que las siluetas de los soldados de ambos bandos de la batalla de Lepanto aparecen en negro, invita a rebuscar entre el barullo del enfrentamiento un s¨ªmbolo reconocible. Las raspas de pescado representan la muerte que encontraron cerca de 40.000 personas aquel 7 de octubre de 1571. Una mano cortada con la palma abierta ocupa la zona central superior. Es el simbolismo de a quien llamaron El manco de Lepanto. ¡°Por su manera de ser pod¨ªa ser un h¨¦roe de la generaci¨®n beat¡±, considera Villamizar sobre Cervantes.
La obra de Sara Fratini (Puerto Ordaz, Venezuela, 1985) es quiz¨¢s la m¨¢s inesperada. ¡°Estoy inspirada en La gitanilla, de Cervantes. Es la historia de una gitana de 15 a?os, que se llama Preciosa y cada vez que llega a una ciudad conquista a todos con sus bailes¡±, cuenta la artista.
Cuatro grandes figuras femeninas en blanco y negro, con peque?as pinceladas de rosa en las mejillas, representan a Preciosa y tres de sus compa?eras. Solo la protagonista tiene los ojos abiertos mientras baila. Fratini, como sus colegas, ha utilizado las redes sociales, principalmente Instagram, como plataforma de despegue profesional. Enfrente de ella, con los brazos en jarras, Miguel Santiago (Madrid, 1995) reflexiona sobre lo que le falta a su obra hiperrealista, en la que Cervantes presenta a Dulcinea a Don Quijote. ¡°Siempre me atrajo la obsesi¨®n que tiene Don Quijote por Dulcinea. Me llama la atenci¨®n ese tipo de romanticismo¡±, explica.
Cr¨ªtica encubierta
Con colores pastel y formas cuadradas, Victoria Fern¨¢ndez (Caracas, 1984) da imagen a El coloquio de los perros y El casamiento enga?oso. Dos de las Novelas ejemplares de Cervantes. ¡°Me pareci¨® s¨²per curioso porque es una novela moralista, pero era una cr¨ªtica s¨²per dura a la sociedad del momento. Se disfraz¨® de mojigata y as¨ª pas¨® la censura¡±, cuenta Fern¨¢ndez. ¡°Cervantes disfrazado de uno de los perros, que es su ¨¢lter ego, aprovecha para decir muchas cosas que como hombre no pod¨ªa decir. Es genial que alguien hiciera eso en el siglo XVI¡±.
¡°Conf¨ªa en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades¡±, es la frase que completa el mural que Coc¨® D¨¢vez (Madrid, 1989) ha hecho en una de las salas de la Casa Am¨¦rica de Madrid, donde se presentar¨¢n los seis al p¨²blico este jueves a las siete de la tarde. ¡°Cervantes es el m¨¢ximo icono espa?ol en todo el mundo¡±, afirma la artista. ¡°Ahora mismo estoy en un momento en el que pinto mis iconos pero sin rostro, porque deben ser reconocibles sin cara¡±, argumenta su creaci¨®n. El siglo XVI, oscuro y de muertes, ha logrado adquirir colores con pinceladas iberoamericanas.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.