¡°No puedo relacionarme con el mundo de hoy¡±
El cineasta polaco est¨¢ trabajando en la adaptaci¨®n de Lim¨®nov junto a Emmanuel Carr¨¨re
![Luis Pablo Beauregard](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F273f5673-f634-43a9-8523-6296c05837ed.png?auth=6318f21bfa8ff2799e63ca7eca10c5515743f0f2f9839c0c05ec1395abf87826&width=100&height=100&smart=true)
![Pawel Pawlikowski, en Careyes, Jalisco.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RNKWEKLFGQXZIBOYZ5WJ64DZCM.jpg?auth=d8c3b2471a12b5904d56929b62a713e8faed3106fde48ad31e63795b8d314db4&width=414)
As¨ª es como un Oscar te cambia la vida: Pawel Pawlikowski est¨¢ sentado en una sala de cine construida en medio de la nada en la costa de Jalisco, en el Pac¨ªfico mexicano. Su llegada a Arte Careyes, un peculiar festival, hubiera sido dif¨ªcil si la Academia de Estados Unidos no le hubiera otorgado la estatuilla a Ida en 2015 por mejor pel¨ªcula extranjera. ¡°No me gustan los festivales obvios, prefiero los que eligen sus cintas a mano, adonde van muchos cin¨¦filos alejados del comercio y negocio de la industria¡±, dice tras sorber un fresco mojito de un popote de colores en un vaso de vidrio artesanal.
El cineasta polaco (Varsovia, 1957) admite que tuvo que llamar a Alfonso Cuar¨®n y a Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu tras recibir la invitaci¨®n a Careyes, uno de los destinos tur¨ªsticos m¨¢s exclusivos de M¨¦xico y donde se lleva a cabo una elitista muestra de cine y arte. ¡°¡¯Ve, ser¨¢ divertido¡¯, me dijeron¡±. Pawlikowski no suda con su chaqueta negra bajo el rabioso sol de la Costa alegre, donde imparti¨® a un grupo de actores y cineastas un taller intensivo. ¡°Admiro lo poco c¨ªnicos que son los j¨®venes. No est¨¢n pensando en hacer mucho dinero o irse a Hollywood. Les emociona hacer cine aqu¨ª y ahora¡±, dice el director, aunque reconoce que su visi¨®n puede estar viciada por la ingenuidad del turista.
En el cuerpo de Pawlikowski, graduado en Filosof¨ªa y Literatura alemana en Oxford, viven dos cineastas. Del primero, un reputado documentalista que trabaj¨® para la televisi¨®n brit¨¢nica, queda un recuerdo desdibujado. Comenz¨® a retratar la Europa del este en 1988 y fue testigo de la ca¨ªda del comunismo. ¡°Era un momento muy vibrante y me toc¨® capturar cosas hist¨®ricas sin propon¨¦rmelo¡±, afirma.
Aquellos a?os, que define como de ¡°aventura permanente¡±, han estirado la mano al Pawlikowski de hoy, el contador de estilizadas ficciones que satisfacen a un peque?o nicho. En 1992, el cineasta dirigi¨® el documental Serbian epics, un retrato de la guerra bosnia. Su fascinaci¨®n por los personajes lo llev¨® a toparse con un exc¨¦ntrico ruso llamado Eduard Lim¨®nov. En 2011, ese nombre estar¨ªa en boca de todos gracias a la pluma del franc¨¦s Emmanuel Carr¨¨re, que lo convirti¨® en protagonista de un libro mimado por la cr¨ªtica.
El cineasta polaco admite que est¨¢ trabajando junto a Carr¨¨re en una adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Lim¨®nov. ¡°Es un personaje incre¨ªble, que estaba adelantado a su tiempo¡±. El protagonista comenz¨® como obrero metal¨²rgico en una provincia rusa, se transform¨® en poeta del submundo moscovita y vividor decadente en Nueva York para, finalmente, convertirse en una celebridad que coqueteaba con el fascismo a su vuelta a Rusia. ¡°Su historia dice mucho de hoy, de la confusi¨®n y la atracci¨®n que tenemos por las ideas de la derecha, lo que es terror¨ªfico¡±, dice Pawlikowski.
El proyecto busca financiamiento, pero el director asegura que ya la desarrolla con la compa?¨ªa italiana que tiene los derechos del libro. ¡°La quiero hacer en ruso con un actor ruso, el que sea adecuado, pero no quiero que sea una estrella¡±, confiesa.
Antes de que las aventuras del ruso lleguen a las pantallas, Pawlikowski debe ajustar cuentas con Polonia. El director prepara para este oto?o el rodaje de una historia que abarca doce a?os ambientada en la d¨¦cada de los cincuenta. ¡°Voy para atr¨¢s en el tiempo¡±, dice en referencia a Ida, situada en los sesenta. ¡°No puedo relacionarme con el mundo de hoy, donde la humanidad es demasiado medi¨¢tica, idiota e influenciada por las im¨¢genes e Internet. Esa humanidad era m¨¢s expresiva.¡± Los espectadores pueden esperar una nueva obra en blanco y negro, como hizo con su historia sobre una novicia que visita a su t¨ªa para descubrir que es de origen jud¨ªo.
"Los polacos no somos idiotas"
Pawlikowski rod¨® Ida?al volver a Varsovia tras varias d¨¦cadas en Londres. Por su mente pas¨® nuevamente la idea de emigrar de Polonia despu¨¦s del triunfo del ultraconservador partido Ley y Justicia en las elecciones de octubre. "Pens¨¦, ?por qu¨¦? Si la gente como yo se va es un desprop¨®sito porque dejamos el terreno a estos peligrosos imb¨¦ciles populistas". El cineasta se qued¨® y la tensi¨®n creci¨®.
El mes pasado la televisi¨®n p¨²blica, en manos de los conservadores, transmiti¨® su oscarizada pel¨ªcula no sin antes calificarla de antipolaca y de ser un insulto al pueblo al presentar una interpretaci¨®n falsa de la colaboraci¨®n polaca con los nazis. ¡°El plan es apoderarse de los medios del Gobierno y lavar el cerebro a la poblaci¨®n y tomar el [tribunal] Constitucional para aprobar todas las leyes que quieran. Tengo fe en que la gente despertar¨¢ y reaccionar¨¢. No somos idiotas¡±, se?al¨® el director, antes de subrayar que el pol¨¦mico Gobierno ultraconservador lleg¨® al poder con el 37% de los votos.
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