Paco, que sigue salvando a la palabra (y viceversa)
Paco Ib¨¢?ez vuelve a Madrid despu¨¦s de 14 a?os: "Nunca he ido a cantar all¨ª donde manda el PP"
Naci¨® en Valencia, pero vivi¨® en Barcelona, Par¨ªs, Guip¨²zcoa... otros cuantos lugares, y de nuevo en Barcelona desde 1994. Trovador errante, ebanista, en la lista de la censura franquista y ovacionado en un hist¨®rico concierto en el Teatro Olympia de Par¨ªs el 2 de diciembre de 1969. Ha entregado su vida a la palabra y, sin pretenderlo, su nombre y su repertorio forman parte ya de la historia de este tiempo
Era verano (y mediados de los 40) en el caser¨ªo Apakintza (Aduna, Guip¨²zcoa), la temporada de cerezas hab¨ªa comenzado y las que crecen all¨ª no tienen nada que envidiar a ningunas otras. Desde la baserria, con su t¨ªa y unas cuantas de esas cerezas, lechugas y berzas, iba a salir Paco Ib¨¢?ez (Valencia, 1934) hacia Astigarraga, a pocos kil¨®metros de San Sebasti¨¢n, para venderlas. Esper¨¢ndola, alguien llam¨® a la puerta de la casona, que compart¨ªan con La Jesusa y su familia. Ahora ¨¦l, sentado en una silla de mimbre, modula voces:
-?Es aqu¨ª la casa de La Jesusa?, pregunt¨® un chaval.
-S¨ª, aqu¨ª es.
-Mire, que estoy con su hijo en Jaca haciendo el servicio militar y me manda a ver si le puede usted mandar algo y se lo llevo yo que vuelvo ahora para all¨¢.
¡°Bueno¡ La Jesusa en cuanto oy¨® el nombre de su hijo se deshac¨ªa¡±. Menos de cinco minutos tard¨® la buena se?ora en ponerse a preparar un saco con comida. Dice Paco que recuerda los jamones. ¡°Yo estaba jugando con el perro y no s¨¦ por qu¨¦ pens¨¦ que ese tipo era un mentiroso. Se lo dije a La Jesusa, en vasco, y en vasco me contest¨® que me callara la boca y me marchara¡±. Los jamones nunca llegaron. Despu¨¦s de aquello, y durante toda la vida hasta que La Jesusa muri¨®, cada vez que ve¨ªa a la madre de Paco se re¨ªa y repet¨ªa lo mismo (en vasco): ¡°Jes¨²s, Mar¨ªa y Jos¨¦, c¨®mo vio ese ni?o que el muchacho aquel era un mentiroso¡±. ¡°Animales intuitivos somos los artistas¡±, concluye.
Aquel perro, aquel mentiroso, La Jesusa, las cerezas, la colina de Aduna¡ Quedaron grabados muchos a?os despu¨¦s, en 1998, en el disco Oroitzen (Recordando). Y desde aquel episodio Paco ha vivido igual, bajo el manto de la intuici¨®n, de su particular libre albedr¨ªo, de su m¨¢s absoluta voluntad y reconociendo mentirosos a la legua ¡ªaunque seg¨²n bajo su propio criterio, se le escap¨® Felipe Gonz¨¢lez¡ª. Por eso no hab¨ªa pisado Madrid (Parla) desde el 2003: ¡°Yo nunca he ido a cantar all¨ª donde mandaba el PP, no he querido nunca saber nada con esa gente, no quiero y nunca querr¨¦¡±. Ahora, con Manuela Carmena en el Ayuntamiento, la cosa cambia. "A ver cu¨¢nto, que no les va a ser f¨¢cil, pero vamos a esperar".
Est¨¢ sentado en la terraza de un hotel en la calle de Atocha, le han estado haciendo fotos y preguntas durante m¨¢s de una hora, los ¨²ltimos, unos periodistas de una web musical que le acercaban el tel¨¦fono como quien blande una espada. Impert¨¦rrito, Paco contestaba. Se deja hacer porque es lo que toca, pero como ¨¦l olfatea "la podredumbre", tambi¨¦n se huele a distancia que el protocolo no va con ¨¦l.
Vive m¨¢s y mejor cuando rasga la guitarra, mientras el sol da en su casa del centro de Barcelona, al tallar pajarillos y casta?uelas y sobre todo, cuando desde un escenario hace llover quevedos, lorcas, goytisolos, cernudas, machados, nerudas... Algo que se produjo sin intenci¨®n. ¡°D¨ªa a d¨ªa. Cantas una canci¨®n, luego dos. De repente tienes 20, empiezas a dar conciertos y sin darte cuenta te has convertido en alguien que canta canciones a la gente¡±.
Sin pretenderlo se convirti¨® en algo m¨¢s que en alguien que canta canciones. Primero, en la imagen de la Espa?a libre cuando los grises paseaban por Gran V¨ªa mediados los 50 y ¨¦l escrudi?aba el Quartier Latin parisiense; despu¨¦s ¡ªy todav¨ªa¡ª en la de quien no hace ni la m¨¢s m¨ªnima concesi¨®n a cucamonas, zalameros, compradores de intenciones y dem¨¢s fauna pol¨ªtica y econ¨®mica; y ahora, ¨¦l, que ha entregado su vida a la lengua, es el espejo de la lengua misma. Cl¨¢sico que canta cl¨¢sicos, y para ¨¦l, cl¨¢sico es aquello a lo que ¡°el tiempo no puede hincar el diente¡±. Pasar¨¢n los a?os y, como el amor tirano de G¨®ngora, coger¨¢ como ar¨® y sembr¨®; pero para ¨¦l ni tierras est¨¦riles ni verg¨¹enzas, s¨ª la lealtad y el respeto de quien se ha sentado junto a ¨¦l y a su voz honda.
Dal¨ª, que quiso hacer la portada de aquel Paco Ib¨¢?ez 1 (Polydor, 1964); Saramago, que guard¨® ¡°como un tesoro sin precio¡± uno de los primeros discos; Goytisolo, que se asust¨® cuando Paco le cant¨® un par de sus poemas porque le parecieron de otra persona, ¡°escritos como para ser cantados¡±¡ O Alberti, que crey¨® que esa voz inconfundible estaba hecha para su poes¨ªa.
Cumplir¨¢ 82 a?os el 20 de noviembre y sigue en su batalla, en sus batallas ¡ªaunque m¨¢s que luchas es una forma de vivir¡ª. La del amor infinito por la lengua es la m¨¢s visible, que alguien le diga ¡°ok¡± en lugar de ¡°vale¡±, escuchar¨¢ un ¡°la madre que te pari¨®¡±, como m¨ªnimo. Los tres conciertos en Madrid (6, 7 y 8 de mayo), Palabras con alas en el Teatro Nuevo Apolo, ser¨¢n la primera de cuatro paradas para celebrar el castellano, el gallego, el catal¨¢n y el euskera. Ruge, no solo contra el intento de olvido de las otras lenguas, sino contra el mal uso del castellano y contra la invasi¨®n del ingl¨¦s. ¡°El imperialismo norteamericano est¨¢ destruyendo todas las culturas, de una manera muy suave¡±, dice mientras mueve los dedos en un paseo por la manga de su chaqueta azul. ¡°Habr¨¢ un d¨ªa en que no se hable catal¨¢n, ni gallego, ni franc¨¦s ni provenzal ni nada. Es horrible. El idioma es el alma de un pueblo y parece que a nadie le importa una mierda¡±.
Vive con una herida abierta de forma constante: ¡°Por muy buenas que sean las manzanas reinetas a nadie se le ocurre aniquilar el resto de manzanas. Imagina que solo hubiera reinetas en el mundo¡ va en contra de la diversidad, de la riqueza, de lo natural¡±. Tambi¨¦n el ego¨ªsmo, la falta del m¨¢s m¨ªnimo sacrificio por no alterar la estabilidad burguesa, el mal gusto, el ruido y ¡°el puto f¨²tbol asqueroso que ya no es un deporte sino un negocio¡±, lo dejan de vez en cuando en carne viva. ¡°No... Ya no hay dictaduras militares en Europa, pero hay otras, las que se han cargado el criterio de esta sociedad para aquello que alimenta el esp¨ªritu. Ya no hay alma, esta vida se est¨¢ volviendo una vida utilitaria y sin dimensi¨®n¡±.
Pura practicidad que ¨¦l no practica. ¡°Igual alguien piensa que soy un viejo pesimista, pero se est¨¢n perdiendo tantas cosas¡ tengo hasta nostalgia del futuro¡±, y se r¨ªe con una carcajada seca que lo sacude en la butaca, aunque no parece que le haga gracia. ¡°Que cada vez se llenen m¨¢s los estadios a ver a cuatro millonarios dando patadas a un puto bal¨®n, que haya m¨¢s McDonald's y menos librer¨ªas da una idea de c¨®mo evoluciona el mundo. Y de la poes¨ªa ni hablamos, parece un marciano¡±. ?Quiz¨¢s har¨ªa falta otra Carraca¡? ¡°Mil carracas har¨ªan falta¡±, sentencia.
A pesar de ese aparente pesimismo, de la risa de incredulidad frente al presente que se le escapa de vez en cuando y de las decepciones, Paco es un ebanista que no tiene tele, que saca, m¨¢s o menos, unos 15 cent¨ªmetros de altura a la media espa?ola, que mira a Julia (su Julia, para quien no solo hay palabras, "sino tambi¨¦n estanter¨ªas") a trav¨¦s de un ventanal como quien mira a un universo entero, es un hombre que sabe y quiere seguir aguantando, porque es lo ¨²nico que queda, seguir aguantando. ?Solo eso entre una Espa?a que muere y otra Espa?a que bosteza? ¡°Eso y la palabra, que siempre nos seguir¨¢ salvando¡±.
'Palabras con alas'
Palabras con alas es el nombre de este nuevo proyecto junto a Bernardo Atxaga, Joan Margarit, Luis Garc¨ªa Montero y Antonio Garc¨ªa Teijeiro. Ellos, porque seg¨²n el cantante "los une el inmenso talento de saber expresar con palabras todos los sentimientos humanos y eso es mucho". Esta reivindicaci¨®n de la cultura, la poes¨ªa y la lengua como patrimonio cultural y como necesidad contra la intolerancia podr¨¢ verse los pr¨®ximos 6, 7 y 8 de mayo en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid (plaza de Tirso de Molina, 1).
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.