Glenn Close, el regreso a las tablas de la diva
Londres ovaciona a la actriz estadounidense por su papel de Norma Desmond en el musical 'Sunset Boulevard', que retoma despu¨¦s de dos d¨¦cadas
El p¨²blico de la English National ?pera recibe con una ovaci¨®n la entrada en escena de Glenn Close, descendiendo por una lujosa escalinata y transmutada en la diva Norma Demond. Muchos espectadores han acudido por primera vez a este auditorio habitualmente oper¨ªstico para ver a la estrella de Hollywood, a sus 69 a?os debutante sobre las tablas de Londres con el mismo papel de una antigua diosa del cine mudo que estrenara hace m¨¢s de dos d¨¦cadas en EE UU. Y la misma reacci¨®n entusiasta, compartida por la cr¨ªtica brit¨¢nica, se repite tras la ca¨ªda de tel¨®n.
Close vuelve a hacer suyo el personaje de una diva incapaz de aceptar el ocaso, en una nueva producci¨®n del musical que el brit¨¢nico Andrew Lloyd Webber inspir¨® en el legendario filme de Billy Wilder Sunset Boulevard (1950), con Gloria Swanson como protagonista. Los cr¨ªticos londinenses, que no suelen rendirse f¨¢cilmente ante la mera fama de los int¨¦rpretes venidos del otro lado del Atl¨¢ntico, s¨ª lo han hecho con esta versi¨®n en la que la actriz exhibe todo su nervio dram¨¢tico por encima de los luminosos despliegues caracter¨ªsticos del musical.
Ella misma ha confesado que los aspectos t¨¦cnicos y vocales del papel le preocupan mucho menos que hace 21 a?os, cuando el estreno de Sunset Boulevard en Broadway y Los ?ngeles acab¨® procur¨¢ndole un premio Tony de teatro. Lo que ahora prima es explorar ¡°el viaje emocional¡± de una Norma que fue la reina del cine mudo y que en su madurez s¨®lo vive de la la falsa ilusi¨®n de su regreso al cine por la puerta grande, de la mano de su antiguo mentor Cecil B. DeMille. La diva encarnada por Glenn Close es una criatura manipuladora, a veces rid¨ªcula, pero sobre todo un animal herido y vulnerable que en su deliririo arrastrar¨¢ a otros personajes, con consecuencias fatales.
Con m¨¢s de 40 a?os de carrera a sus espaldas, seis nominaciones al Oscar, tres Tony y dos Globos de Oro, Glenn Close parec¨ªa hasta hace poco resignada a disfrutar s¨®lo de las mieles del teatro y la televisi¨®n que el mundo del cine ha venido racane¨¢ndole. ¡°Todos los papeles (destinados a actrices que han rebasado la barrera de los 50) se los dan a Meryl Streep¡±, reconoc¨ªa en una entrevista a este diario, en pleno ¨¦xito de la serie televisiva Damages, que en la d¨¦cada anterior procurara ¨¦xito y refugio en la peque?a pantalla a la inolvidable protagonista de Atracci¨®n Fatal o Las Amistades Peligrosas.
Su arribada al West End ¨Cs¨®lo para 43 representaciones, que concluyen el 7 de mayo- coincide sin embargo con el estreno en cartera de hasta cuatro filmes en los que participa quien fuera uno de los rostros indispensables de la gran pantalla en los ochenta y principios de los noventa. Close vivi¨® un nuevo destello cinematogr¨¢fico hace cinco a?os, cuando su interpretraci¨®n de un mayordomo de la Irlanda del siglo XIX, que en realidad es una mujer disfrazada (Albert Nobbs), le mereci¨® su sexta candidatura a la estatuilla dorada. Una vez m¨¢s no la gan¨®, pero le dio nuevas alas en una industria que hoy se toma con filosof¨ªa. Por obra del maestro Billy Wilder, la actriz repite en cada velada londinense y con gusto el mantra de Norma Desmond: ¡°Soy grande¡ es el cine el que se ha vuelto peque?o¡±.
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