El mexicano Leo Valadez corta dos orejas y sale a hombros en Valencia

El primer novillo de la partida tuvo su juego. Noble, muy obediente, con tendencia a salir distra¨ªdo, pero de buen fondo. Y formas. Bien hecho ese novillo, adem¨¢s. Pas¨® por varas sin decir ni p¨ªo y luego, en la muleta, se rindi¨® casi sin condiciones. Beltr¨¢n, siempre con el buen gusto por bandera, no acab¨® de cuajar. Lo mejor, una serie con la izquierda, a pies juntos, que tuvo encanto. Pero no hubo m¨¢s. El viento molest¨®, y Beltr¨¢n ya no termin¨® de estar. Muchos paseos tras cada serie, muy cortas ellas, y alg¨²n desacople marcaron el final de una faena que tambi¨¦n tuvo aires relamidos.

Tres varas, tres, recibi¨® el cuarto, un colorado de buen trap¨ªo. Dos puyazos del piquero de turno y el tercero del de la puerta. No hubo entrega en ninguna y se sali¨® suelto de las dos ¨²ltimas. Otro manso. No tuvo gran entrega en la muleta, aunque meti¨® la cara, y cada embestida fue como un latigazo seco. Beltr¨¢n ech¨® mano de compostura. M¨¢s fibroso, menos paseos, y m¨¢s centrado. Tampoco sald¨® la faena con brillo, pero tuvo un cierto fondo de toreo serio. Se ech¨® a matar con decisi¨®n, cobr¨® una entera y hubo premio.

El debutante Alejandro Marcos tuvo un primer novillo muy arisco. Nada entregado. Al contrario, protest¨®n, violento y sin la menor intenci¨®n de tomar la muleta por las buenas. Marcos le aguant¨® miradas y le consinti¨® con m¨¢s oficio que beneficio. Se sumaron en contra de la causa el viento y la mala actitud del novillo. Y la cosa acab¨® en un forcejeo que tampoco sirvi¨® de nada.

El quinto fue de caballo en caballo sin quedarse con ninguno. La serie continuada de mansos no par¨®. Sin entrega, el novillo se dej¨® algo en la muleta. Pero todo muy justo. Marcos sonsac¨® alg¨²n buen muletazo, pero nunca hubo continuidad. Puso actitud, pero cuando uno no quiere dos no ri?en. Y la voluntad del torero se encontr¨® una oposici¨®n nunca superada. La vuelta al ruedo fue un premio generoso, que se llev¨® Marcos cuando en la tarde valenciana ca¨ªa un fr¨ªo no habitual por estos lares y por estas fechas.

Un manso el tercero. Manso de entrada; manso de salida. Ya en la segunda entrada al caballo cant¨® la gallina. Luego, en banderillas, se perdi¨® mucho tiempo en carreras in¨²tiles y una brega que nunca encontr¨® la manera de sujetar al novillo. Valadez cumpli¨® con voluntad el tercio, nada m¨¢s. Luego, en la muleta, el novillo continu¨® la guerra por su cuenta. Valadez le plant¨® cara, decidido y valiente. No fue faena de gusto ni est¨¦tica, pero s¨ª de mucho coraz¨®n y sinceridad. Siempre a la b¨²squeda de la bravura perdida, el azteca encontr¨® novillo siempre. Las manoletinas finales, de rodillas, fueron un colof¨®n que la gente agradeci¨®.

La partida la cerr¨® un buen novillo para la muleta, pero de condici¨®n mansa en los dos primeros tercios. Valadez volvi¨® a banderillear con gran voluntad y, esta vez, con mejor acierto. El novillo descubri¨® sus buenas virtudes en la muleta y dej¨® al novillero andar c¨®modo y a gusto. La faena tuvo un inicio de rodillas, por alto y en redondo. Con novillero y novillo entregados, la faena tuvo eco en el tendido. Baraj¨® con criterio populismo y buen hacer. Y variedad. Y una buena estocada de final. Las dos orejas fueron un premio exagerado.