Muere Guy Clark, icono tejano del ¡®country¡¯
El m¨²sico, fallecido en Nashville a los 74 a?os, fue una de las voces m¨¢s importantes del g¨¦nero vaquero en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas
A Guy Clark le gustaba comparar su oficio como compositor de canciones con el de un carpintero. Un trabajo mesurado, paciente, dando forma a una idea. En el amplio espectro de la m¨²sica country, ese g¨¦nero que hunde sus ra¨ªces hasta a?os rurales antes de la existencia incluso de los discos de pizarra y las guerras mundiales, Guy Clark, fallecido hoy martes a la edad de 74 a?os en Nashville, era de uno de sus ¨²ltimos grandes carpinteros. Un cantautor may¨²sculo, icono del ¨¢rido country tejano.
Nacido en la localidad de Monahans, al oeste de Texas, Clark pas¨® su infancia rodeado de personajes de ida y vuelta bajo el techo del hotel donde le cuidaba su abuela, a la que le gustaba contarle chismes de los hombres y las mujeres que entraban y sal¨ªan. Fue su verdadera tutora y mentora, ya que su madre se pasaba el d¨ªa trabajando y su padre estaba en el Ej¨¦rcito. Bajo el efecto de esas historias y con los ojos alucinados de un ni?o inquieto, Clark dio forma a su universo l¨ªrico de tipos sencillos con poderosas historias de paso. De esa ¨¦poca se nutrieron algunas de sus mejores canciones a lo largo de su vida como la melanc¨®lica Desperados Waiting for a Train o Texas 1947.
En los sesenta se mud¨® a San Francisco, donde conoci¨® a su futura mujer, Susana, una pintora y compositora de la que nunca se separar¨ªa hasta que la muerte se cruz¨® en el camino de ambos en 2012, llevando al m¨²sico a una profunda depresi¨®n por su p¨¦rdida de la que sus m¨¢s allegados dicen que jam¨¢s se recuper¨®. Ambos se mudar¨ªan en 1971 a Nashville, meca del country, epicentro de la industria del g¨¦nero vaquero. All¨ª firmar¨ªa su primer contrato como m¨²sico con la influyente RCA. Tambi¨¦n all¨ª, en una ciudad entregada al countrypolitan, al sonido ampuloso con pretensiones de pop comercial que impuso el todopoderoso productor Chet Atkins, Clark dio muestras de la pasta que estaba hecho.
En mitad de la deriva nacional del g¨¦nero de Hank Williams, public¨® Old No 1 en 1975, una obra maestra del country, un aut¨¦ntico testimonio de baladas tejanas en las que se pod¨ªa distinguir el polvo de la carretera que atravesaba este contador de historias. Como hiciese unos a?os antes Gram Parsons, Clark contar¨ªa con Emmylou Harris, por entonces la joven con m¨¢s talento de la escena, que le acompa?¨® como segunda voz en Desperados Waiting for a Train. Fiel a su estilo, su propuesta no cedi¨® ni un ¨¢pice con Texas Cookin¡¯, editado en 1976. Composiciones con nervio, marcadas por su cruda voz.
Pronto Clark se gan¨® el respeto y la admiraci¨®n de los suyos. Willie Nelson, Johnny Cash o Roy Orbison le reconocieron su valor, pero con quien entabl¨® verdadera amistad fue con Townes Van Zandt, con el que se emborrachar¨ªa, drogar¨ªa y girar¨ªa en varias ocasiones y con el que compart¨ªa esa desnudez instrumental pero de una pavorosa fuerza emocional. Desde Nashville tambi¨¦n se convirti¨® en el padrino de nuevos forajidos como Steve Earle o Rodney Crowell. De hecho, el documental Heartworn Highways muestra c¨®mo ¨¦l y su mujer Susana acabaron siendo ilustres en la gran ciudad del country y abrieron las puertas de su casa a todos los nuevos m¨²sicos que visitaban la ciudad para darles cobijo y orientarles en sus primeros pasos art¨ªsticos.
A diferencia de otros iconos del country, la producci¨®n de Clark nunca fue muy abundante, aunque por otra parte fueron muchos los m¨²sicos que tiraron de sus composiciones, tanto las que ced¨ªa como las que le versionaban. Discos como Better Days, Old Friends, Dublin Blues o The Dark le mantuvieron en el radar. En ninguno hab¨ªa material de relleno facil¨®n y se segu¨ªa mostrando el perfil de cantautor profundo. Algo que se hizo sobresaliente en su ¨²ltimo testimonio discogr¨¢fico, el emotivo My Favourite Picture of You, publicado en 2013 y por el que gan¨® un Grammy. Este ¨¢lbum fue un homenaje a su mujer, nacido tras contemplar fotograf¨ªas de su vida, inspirado por una imagen de la que fue su compa?era sentimental en la que se la ve¨ªa de brazos cruzados, enfadada con ¨¦l y su amigo Townes Van Zandt tras encontr¨¢rselos en los sesenta en su casa borrachos y cantando sin parar.
Menudo 2016. Entre otros, ya se han muerto iconos insustituibles como David Bowie y Prince. Y, aunque trascienda mucho menos en nuestro pa¨ªs, conviene apuntarlo: en el country la masacre es a¨²n casi m¨¢s tr¨¢gica. Primero fue Glenn Frey de los Eagles, luego el maestro Merle Haggard y ahora Guy Clark. Tres prodigiosos carpinteros que ya no se estilan en el siglo XXI.
Babelia
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