Demasiada autor¨ªa
Salgo agotado de la ¨²ltima pel¨ªcula de Xavier Dolan Y el nuevo filme de los Dardenne es como ver llover
Hay muchos autores (aunque pens¨¢ndolo bien, ?existen tantos? Me refiero a los de verdad, no a las modas con implacable fecha de caducidad) que han sido descubiertos y lujosamente promocionados por el Festival de Cannes. Y como el agradecimiento y el inter¨¦s es mutuo, esta gente acostumbra a que cada una de sus nuevas criaturas sea bautizada aqu¨ª. Pero estas pueden salir menos guapas, profundas y talentosas que los primog¨¦nitos. Y siempre es complicado gestionar la decadencia.
El director canadiense Xavier Dolan, un presunto y muy cuidado enfant terrible de 27 a?os, es uno de ellos. La modernidad le adora, le considera due?o de un estilo rompedor, con una est¨¦tica identificable y poderosa. Yo no he sabido apreciar hasta el momento esas virtudes, pero trato de corregir mi miop¨ªa observando su ¨²ltima pel¨ªcula Juste le fin du monde. Es la adaptaci¨®n de una obra de teatro, arte que no me suele cautivar. El problema es m¨ªo, no del teatro. Voy poco o nada, ya que estoy negado para apreciar su encanto. Con excepciones, por supuesto. El argumento describe la visita a la casa de su madre de un hombre que sabe que va a morir, es una despedida pero su familia lo ignora. Y descubre que los fantasmas no se han ido, que permanecen los rencores, las miserias y los reproches en ese entorno del que huy¨®, que hay cuentas que aclarar con los recuerdos, que su madre, su hermano, su cu?ada y su hermana no son precisamente felices. Se manifiestan a gritos, se juntan todos para comer pero el hijo pr¨®digo va reuni¨¦ndose con cada uno de ellos en la cocina, en el dormitorio, en el sal¨®n, en el jard¨ªn. ?l habla poco, pero los dem¨¢s padecen de una histeria y una verborrea galopantes. Y el revolucionario lenguaje del director consiste en que durante m¨¢s de una hora filma a sus personajes exclusivamente en primer plano y el resto en plano medio. Doy gracias de que el metraje no sea excesivo, salgo agotado, con la sensaci¨®n de que llevo toda una vida acompa?ado de familia tan hist¨¦rica. Me da igual su pasado, su presente y su futuro.
El director rumano Cristian Mungiu gan¨® merecidamente la Palma de Oro hace nueve a?os con la estremecedora Cuatro meses, tres semanas y dos d¨ªas. En Graduaci¨®n habla de un generalizado malestar moral, de la corrupci¨®n cotidiana, de gente que bordea o est¨¢ inmersa en la depresi¨®n. Cuenta la historia de un m¨¦dico cuya hija adolescente ha sufrido un intento de violaci¨®n y a la que intenta convencer de que abandone Bucarest para buscar nuevos horizontes en Inglaterra con la concesi¨®n de una ama?ada beca. Y reconoces el mismo escenario, la atm¨®sfera turbia, la angustia que desprend¨ªa su mejor pel¨ªcula, con aquella chica desesperada que intentaba abortar ayudada por su amiga. Pero si all¨ª Mungiu lograba implicarte hasta extremos angustiosos, aqu¨ª te deja indiferente hacia el drama de los protagonistas.
Los hermanos Dardenne, otros cl¨¢sicos del Festival de Cannes, militantes en un cine social y concienciado, que en alguna ocasi¨®n me han hecho sentir la tragedia de sus perdedores, solo transmiten tibieza y situaciones repetitivas en La chica desconocida, cr¨®nica de la mala conciencia de una m¨¦dico que no atendi¨® debidamente a una paciente que muri¨®. Hay muchas idas y venidas en su consulta, pero ninguna trascendente o emocionante. Esta pel¨ªcula es como ver llover.
El cine del director filipino Brillante Mendoza era tan oscuro como mon¨®tono. Va mejorando ligeramente, aunque los que le ensalzaron le hayan abandonado, ya que aquello que cuenta ¨²ltimamente resulta comprensible. Ma'Rosa retrata una Manila s¨®rdida en la que la impune y podrida polic¨ªa chantajea a una familia de camellos en un barrio lumpen. Se puede ver y o¨ªr, lo cual es mucho en un director que me resultaba insufrible.
Despu¨¦s de este gris¨¢ceo panorama agradeces el documental que le dedica Jim Jarmusch a Iggy Pop y a los Stooges en Gimme danger. Jarmusch est¨¢ convencido de que es el grupo m¨¢s importante y subversivo de la historia del rock. No comparto su absoluto fervor, pero cuenta la legendaria carrera de esta gente de forma atractiva, compagin¨¢ndola con los movimientos sociales de un pa¨ªs alborotado en el que estaban cambiando muchas cosas, a trav¨¦s de unos m¨²sicos que militaban en la revoluci¨®n. Combina las entrevistas con ellos (ya solo queda vivo Iggy Pop y un guitarrista que dej¨® la maltrecha banda para convertirse en ejecutivo de Silicon Valley), las actuaciones m¨¢s impactantes y los dibujos animados. El inter¨¦s no decae. Y de acuerdo en que Los Ramones y los Sex Pistols son hijos de los Stooges. Pero eso tampoco certifica que el rock empiece y acabe con estos indomesticables m¨²sicos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.