Farhadi y Verhoeven cierran con dos pel¨ªculas turbadoras
¡®El cliente¡¯, del director iran¨ª, retrata el derrumbe de una relaci¨®n. ¡®Elle¡¯, con Isabelle Huppert, es un ¡®thriller¡¯ sobre patolog¨ªas ancestrales
Ocurre cuando los festivales est¨¢n llegando a la clausura que el cansancio en la cabeza y en el cuerpo de los receptores estalla, que los p¨¢rpados se cierran en las proyecciones aunque hagas esfuerzos para que los previsibles ronquidos no molesten a los vecinos de butaca o eres paciente y comprensivo con los suyos, que lo ¨²nico que deseas es pillar el avi¨®n que te devuelva a la rutina de tu vida cotidiana. Adem¨¢s, la estrategia en la programaci¨®n de los festivales conoce perfectamente el orden en el que se deben de servir los vinos. Y como en las ¨²ltimas jornadas una parte notable de los asistentes ya han abandonado el certamen, acostumbran a exhibir en el tramo final un material prescindible u olvidable. A veces se trastornan esas premisas. Recuerdo que Leolo, una de las pel¨ªculas clave de mi vida, se proyect¨® el ¨²ltimo d¨ªa y con la sala a medias. Por supuesto, ese maravilloso poema no recibi¨® tampoco ning¨²n premio. El jurado deb¨ªa de estar tambi¨¦n muy agotado y no percibi¨® su belleza.
Este a?o, afortunadamente, ha sido la excepci¨®n. Las pel¨ªculas El cliente y Elle no solo han conseguido que el personal no se durmiera o desertara de la sala, sino tambi¨¦n un merecido aplauso final. El cliente la dirige el iran¨ª Asghar Farhadi, autor de las muy inquietantes A prop¨®sito de Eli y El pasado, e igualmente de una obra maestra titulada Nader y Simin. Una separaci¨®n. Y lo afirma alguien como yo, que padec¨ª la abrumadora y ya pasajera moda del cine iran¨ª, cuando todos los festivales se pegaban por conseguir pel¨ªculas de esta nacionalidad, aval que nunca entend¨ª y tuve que sufrir durante inolvidables a?os.
El cliente tarda en comenzar a respirar. La media hora inicial invita a la huida. Parece que no ocurre nada en el retrato de un matrimonio obligado a desalojar su casa por peligro de derrumbe e instalarse en otra que les facilita un amigo. A partir del intento de violaci¨®n que sufre la mujer en el nuevo domicilio, empiezas a vislumbrar la potencia dram¨¢tica de este director, su certidumbre de que todo el mundo posee sus razones para actuar como act¨²a y que en ellas pueden alternarse la luz y la oscuridad, el derrumbe progresivo de relaciones amorosas que funcionaban mod¨¦licamente cuando una agresi¨®n f¨ªsica o moral transforma su existencia, el deseo de venganza y la necesidad de perdonar para no autodestruirse, el maquillaje intentando disfrazar lo que est¨¢ definitivamente roto. Farhadi describe todo esto de forma sutil, consciente de la complejidad del ser humano y la mezcla de sentimientos cuando se enfrenta a situaciones l¨ªmite. Esa comprensi¨®n no le impide la dureza ni la lucidez. Siempre sales tocado en su cine. Y deja poso. Te perturba lo que te ha contado, su lenguaje es de primera clase.
El director holand¨¦s Paul Verhoeven siempre se ha sentido fascinado por la turbiedad. Alcanz¨® la cumbre en su magisterio del morbo y del enigma cuando rod¨® en Hollywood la excelente Instinto b¨¢sico. Muchos a?os despu¨¦s retorna en Elle al thriller sobre patolog¨ªas ancestrales. Lo hace de forma cruel, en ocasiones tragic¨®mica, narrando una historia perversa en la que lo transparente se torna oscuro y nada es lo que parece. La protagonista es una se?ora pragm¨¢tica y fr¨ªa que parece controlar su vida, due?a de una gran empresa de videojuegos, con moral relajada respecto a sus amantes y su familia, hija de un hombre que actu¨® en el pasado como asesino en serie de ni?os y que consecuentemente cre¨® traumas imperecederos en la infancia de su hija. Esta mujer parece ser violada una y otra vez en su casa por un enmascarado especialmente violento. No denuncia esas repetidas agresiones. Y empiezas a sospechar que todo en la existencia de esa dama tan complicada forma parte de un juego maquiav¨¦lico y sucio que ella controla.
Las sorpresas se suceden y te atrapan. Es una pel¨ªcula hipn¨®tica y m¨®rbida, con atm¨®sfera, nada convencional. Y la protagoniza Isabelle Huppert en la mejor interpretaci¨®n femenina que he visto en este festival. Ella, como siempre, est¨¢ encantada de que le ofrezcan personajes tortuosos y enfermizos. Y lo borda. No es una actriz ni una mujer que me inspire simpat¨ªa ni calidez, pero su arte es may¨²sculo. Tambi¨¦n su campo magn¨¦tico. Es imposible desviar la mirada ni el o¨ªdo cuando la filma una c¨¢mara. Hace unos d¨ªas nos cruzamos con ella paseando por Cannes. No la reconoc¨ª. Era una persona tan bajita como insignificante. Pero la pantalla es suya.
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