La condici¨®n viva de un arte en el pabell¨®n espa?ol
55 proyectos representan en Venecia la reacci¨®n de los arquitectos espa?oles a la burbuja de los iconos
Hay dos maneras de idear un pabell¨®n para una exposici¨®n de exposiciones como la Bienal de Arquitectura de Venecia. La primera consiste en llamar la atenci¨®n del visitante: elegir un proyecto o representar una idea que permanezca en la mente del espectador cuando haya visto las 87 intervenciones de esta edici¨®n, que se abre al p¨²blico el s¨¢bado. Se puede hacer envolviendo de azul el edificio y ubicando en el interior un arenal circular gigante -como los que el holand¨¦s Aldo Van Eyck sembr¨® por Holanda para reconstruir su pa¨ªs tras la Segunda Guerra Mundial- o pintando el interior, tambi¨¦n de azul, para convertirlo en la de bodega de un barco ¨Cse supone que con agua dentro- como sucede con el pabell¨®n serbio, el del antigua Yugoslavia ahora con doble cartel. Decidirse por un ¨²nico mensaje lo dota, cuando menos, de potencia.
Otra opci¨®n consiste en ordenar y desgranar la informaci¨®n para ampliarla, y matizarla y para retratar, m¨¢s que una propuesta de arquitectura de reacci¨®n, una respuesta colectiva a un problema tambi¨¦n colectivo. Es el caso del pabell¨®n espa?ol de esta decimoquinta edici¨®n. Comisariado por los arquitectos Carlos Quint¨¢ns e I?aki Carnicero, el de este a?o es un pabell¨®n justo ¨Ctodo el mundo pudo presentar sus propuestas a una convocatoria abierta-, plural ¨Chay representados 55 arquitectos de diversas procedencias y edades- y minuciosamente trabajado y dise?ado con pocos medios materiales ¨C¡°y econ¨®micos¡±, apuntan los comisarios-. Esa presentaci¨®n desgranada podr¨ªa invitar a pensar en el desvanecimiento del mensaje que se busca transmitir, sin embargo, sucede lo contrario. Al multiplicarse en diversas opciones, el mensaje queda reforzado. Por eso la fotograf¨ªa colectiva de la arquitectura espa?ola reciente (de los ¨²ltimos siete a?os) transmite la idea de que no s¨®lo urge reparar, humanizar y rebajar (pretensiones y presupuestos) sino que el colectivo de arquitectos sabe c¨®mo hacerlo. Lejos de diluir el mensaje, la fragmentaci¨®n de la informaci¨®n lo subraya.
El t¨ªtulo de la muestra Unfinised (sin acabar) alude a la condici¨®n viva de la arquitectura como algo que se rehace y transforma continuamente. Eso hacen las propuestas incluidas. Algunas, convirtiendo la destrucci¨®n en parte de la construcci¨®n -como en el Espacio de Arte Contempor¨¢neo Madre de Dios de Sevilla de Sol 89-; otras, redescubriendo un patrimonio arquitect¨®nico que permanec¨ªa oculto -como el dep¨®sito del Rei Mart¨ª (de Archikubik y Enlla? arquitect¨°nic Arc-Roig)-; otras m¨¢s, reinventando ese patrimonio ¨Ccomo el Casal Balaguer de Flores&Prats, Duch y Piz¨¢ en Palma de Mallorca- y otras haciendo de la necesidad virtud: como el magn¨ªfico Cementerio del Grao, en Valencia. In¨¦s Garc¨ªa Clariana da con este proyecto una lecci¨®n de arquitectura y de ¨¦tica que resume la reacci¨®n del colectivo de arquitectos a los a?os del desenfreno. Su mano parece estar en cada una de las piedras revestidas de cer¨¢mica que completan la tapia de un cementerio que no ha podido acabarse porque otros proyectos, como la vecina Ciudad de las Artes y de las Ciencias, coparon el presupuesto. La obra irradia serenidad, recursos, entrega y vocaci¨®n. Tambi¨¦n profesionalidad: el revestimiento cer¨¢mico brilla con discreci¨®n. Y no se cae.
Babelia
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