Glucksmann y el eterno retorno a Voltaire
Llega a las librer¨ªas la versi¨®n en espa?ol de ¡®Voltaire contraataca¡¯, el libro p¨®stumo del pensador franc¨¦s fallecido hace seis meses El ensayista propone releer al autor de 'C¨¢ndido' como medicina frente a los males del mundo actual
Siempre que el viento viene negro se acaba echando mano de Voltaire. En 1989 el ayatol¨¢ Jomeini dict¨® una fatwa condenando a muerte a Salman Rushdie y en una pared de Londres apareci¨® una pintada ic¨®nica: ¡°Que alguien avise a Voltaire¡±. En enero de 2015 los hermanos Kouachi asaltaron la sede de Charlie Hebdo y mataron a 13 personas y, en pocos d¨ªas, los libreros de Par¨ªs y las listas de Amazon comprobaron incr¨¦dulos c¨®mo un libro escrito unos 250 a?os antes, Tratado sobre la tolerancia, se convert¨ªa en un fen¨®meno de ventas. Y antes de aquella masacre al grito de ¡°?Al- lahu akbar!¡±, en 2014, como ve¨ªa que la humanidad y su h¨¢bitat, el mundo, se empe?aban en suicidarse cada d¨ªa un poco m¨¢s, Andr¨¦ Glucksmann crey¨® necesario escribir una nueva reivindicaci¨®n de Voltaire. Al a?o siguiente, el 9 de noviembre de 2015 ¡ªcuatro d¨ªas antes de los atentados de Par¨ªs¡ª Glucksmann (Boulogne-Billancourt, 1937) mor¨ªa en la capital francesa. Y ahora, seis meses despu¨¦s, Voltaire contre-attaque llega a las librer¨ªas en su versi¨®n en espa?ol (Voltaire contraataca,editado por Galaxia Gutenberg).
Es el libro p¨®stumo del autor de ensayos l¨²cidos y controvertidos sobre la evoluci¨®n pol¨ªtica del siglo XX como La cocinera y el devorador de hombres, Los maestros pensadores o La tercera muerte de Dios. Un intelectual respetado, idolatrado y odiado por igual que sobre los adoquines de mayo del 68 fue mao¨ªsta, que abjur¨® del marxismo y que acab¨® reconvertido, en el plano internacional, en defensor de las pol¨ªticas de EE UU e Israel y de los bombardeos contra Irak (y en Pepito Grillo de las causas chechena, georgiana y ucrania frente a uno de sus grandes ogros, Vladimir Putin, lo que argumenta en el libro) y, en el ¨¢mbito dom¨¦stico, en adalid de la causa Sarkozy. "Lo que nos sirvi¨® para aprender el valor de la amistad: superamos aquel trance sin un rasgu?o en nuestra relaci¨®n personal", escribe Josep Ramoneda en el pr¨®logo del volumen.
Un mensaje claro
Lo que parece seguro es que el viejo disc¨ªpulo de Raymond Aron no se despidi¨® con un libro as¨ª porque s¨ª. Su mensaje, lo dijo ¨¦l en su d¨ªa, estaba claro: reivindicar, desde una relectura comentada y apoyada en un gran n¨²mero de notas, la obra de Voltaire en general y su cuento filos¨®fico C¨¢ndido o el optimismo en particular, como s¨ªmbolos inalterables de la lucha contra las tres ies: el integrismo (o fanatismo), la ignorancia y la indiferencia.
La clave de por qu¨¦ y c¨®mo entronca Glucksmann con el viaje alucinado de C¨¢ndido, ese antih¨¦roe volteriano que recorre el mundo y sufre en sus carnes la tragedia del ser humano, puede estar en esta frase, recogida en el libro: ¡°He dedicado mi vida adulta a combatir el beat¨ªfico optimismo de los dogm¨¢ticos, de los idealistas, de los bienaventurados ide¨®logos convencidos del progreso ineluctable de la Historia, he intentado desbaratar la enga?osa benevolencia de los estafadores que prometen el para¨ªso as¨ª en la tierra como en el cielo mientras nos conducen al infierno¡±.
Un pensador del XVIII, un visionario del XXI
¡°Todo aquel que tenga el poder de hacerte creer tonter¨ªas, tendr¨¢ el poder de hacer que cometas injusticias¡±.
¡°Nunca veinte vol¨²menes en papel har¨¢n una revoluci¨®n. Son los libros port¨¢tiles los que deben temerse. Si el Evangelio hubiera costado 1.200 sestercios¡ la religi¨®n cristiana nunca se habr¨ªa establecido¡±.
¡°No me gustar¨ªa ser feliz a condici¨®n de ser un idiota¡±.
¡°Los que creen que el dinero lo es todo, suelen hacer de todo por dinero¡±.
¡°El universo es una inmensa disputa de bandidos abandonada a su suerte¡±.
¡°Si alg¨²n poder ha amenazado alguna vez la tierra entera es el de los califas¡±.
El autor de Voltaire contraataca saca partido del infinito sarcasmo que habita las p¨¢ginas del cuento filos¨®fico C¨¢ndido y el optimismo y lo erige en met¨¢fora de los horrores y los errores contempor¨¢neos del g¨¦nero humano. Sobre todo, Glucksmann arremete contra el cinismo disfrazado de buenismo que encarna el fil¨®sofo Pangloss, el tutor del pobre C¨¢ndido y que representa sin asomo de duda ¡ªen la pluma de Voltaire¡ª ese ideal del mejor de los mundos posibles que edific¨® la filosof¨ªa de Leibniz. Voltaire, y una vez m¨¢s Glucksmann, abjuran del optimismo hist¨®rico de Leibniz y lamentan las hip¨®critas ganas de salvar a la humanidad que tienen los poderosos de altar y de palacio. Es el esp¨ªritu ilustrado en toda su eclosi¨®n.
Su credo moral: es mentira que todo acabar¨¢ bien porque alguien nos quiera convencer de ello, el mundo es lo que es porque ¡°un hombre es torturado en la rueda y eso es m¨¢s que suficiente, es lo que deshonra al creador del orden, al verdugo y a cada uno de nosotros¡±. Voltaire nos viene a decir que el mal es irremediable pero que por cuestiones morales estamos obligados a la subversi¨®n. Andr¨¦ Glucksmann asume el principio, y frente al ansia de influencia y poder de los papas, Lenin, Hitler, Putin o el fundamentalismo isl¨¢mico propone la elegante disidencia de Vaclav H¨¤vel, el absurdo de Ionesco y la rebeli¨®n de Lou Reed.
Fran?ois-Marie Arouet ¡ªVoltaire¡ª defiende a los desharrapados y lanza una especie de grito que molesta profundamente al orden establecido y biempensante del siglo XVIII (recu¨¦rdese que estuvo preso dos veces en La Bastilla b¨¢sicamente por eso, por tocar las narices al poder): ¡°Desarraigados del mundo, un¨ªos¡±. Andr¨¦ Glucksmann coge el guante y escribe sobre los nuevos desarraigados: ¡°La permanente ruptura de las fronteras econ¨®micas y espirituales ha llevado a millones de asi¨¢ticos, sudamericanos y africanos a un modo de vida, de producci¨®n y de consumo que era para ellos terra incognita (¡) Las izquierdas europeas, que se definen como humanistas, y las derechas, que se dicen caritativas, refunfu?an a la hora de felicitar a dos tercios del g¨¦nero humano por su ascensi¨®n no al ¡®mejor de los mundos¡¯ sino a una condici¨®n comparable a la nuestra¡±.
Voltaire, ¡°el primer europe¨ªsta¡±
Hace cosa de un a?o, Fernando Savater public¨® el libro Voltaire contra los fan¨¢ticos (Ariel), una antolog¨ªa de textos del pensador y escritor franc¨¦s. El t¨ªtulo lo dec¨ªa todo. ?Por qu¨¦ leer, por qu¨¦ seguir leyendo a Voltaire? Savater lo tiene claro y antepone, a otras razones, una con la que se siente identificado hasta el tu¨¦tano: la del uso de la raz¨®n como arma arrojadiza frente a desidias, fatalismos, ignorancias y abusos. Para ello, nada como tomarse un Voltaire: "?Por qu¨¦ leerlo hoy? Porque fue alguien que se preocup¨® por los distintos, por esos personajes que llamamos 'diferentes' pero que seg¨²n ¨¦l hab¨ªan de ser comprendidos desde la misma raz¨®n: Voltaire demostr¨® que el elemento racional es el que nos une a todos. Porque cuando nos ponemos en el folclore, todos somos muy diferentes, pero cuando nos ponemos en la raz¨®n, en eso que ¨¦l llamaba el esp¨ªritu geom¨¦trico y anal¨ªtico, todos nos parecemos mucho¡ y esa es la base para empezar a entenderse. Cuando empezamos a buscar definiciones en lugar de solo tradiciones y leyendas, estamos todos bastante de acuerdo".
La segunda raz¨®n atiende m¨¢s al car¨¢cter viajero ¡ªy militante, por qu¨¦ no decirlo¡ª del autor de Cartas filos¨®ficas en lo relativo al Viejo Continente. "Fue uno de los primeros europe¨ªstas", explica Savater, "y el primero que dijo que Europa era un pa¨ªs compuesto de naciones. Y hoy todo eso nos puede parecer trivial pero en su ¨¦poca no era, desde luego, aceptado por todos. Esa capacidad suya de moverse por Europa, de esconder los males de un pa¨ªs en otro¡ hace de ¨¦l una figura muy europea".
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