Todo empez¨® en el Liverpool de McCartney
Viaje a los escenarios de la ciudad del m¨²sico brit¨¢nico, donde nacieron los Beatles. El jueves act¨²a en Madrid
Por el verde paraje de la iglesia de San Pedro de Liverpool se respira una tranquilidad contagiosa, que debi¨® ser imposible de encontrar aquel 6 de julio en el que m¨²sica estaba destinada a cambiar para siempre por el encuentro de dos chavales. Aquella tarde de 1957 hab¨ªa verbena en el barrio de Woolton, entonces un pueblecito a las afueras de la ciudad, y nadie sab¨ªa que se producir¨ªa un hecho hist¨®rico, como tampoco hoy las ni?as que dan clase de gimnasia en el interior de este antiguo edificio, que descansa con su tejado de dos aguas frente a un cementerio, parezcan interesadas por hallarse en el mismo lugar en el que Paul McCartney y John Lennon se conocieron. A la entrada, una placa met¨¢lica con el nombre de ambos lo testifica, acompa?¨¢ndolo de una cita de Lennon: ¡°Aqu¨ª comenz¨® el movimiento¡±.
El movimiento dio origen a la banda musical m¨¢s importante de todos los tiempos, que se cre¨® por la irrepetible amistad y asociaci¨®n art¨ªstica de dos quincea?eros, amantes del vibrante rock¡¯n¡¯roll norteamericano que llegaba desde el otro lado del Atl¨¢ntico. Aquel d¨ªa Lennon actu¨® con su grupo de Quarrymen, tal y como se llamaba a los lugare?os canteros de Woolton. Una copia del programa original muestra que hubo dos conciertos: el primero a las 16.15 en unos jardines cerca de la iglesia y el segundo a las 5.45 en el edificio donde Ivan Vaughan, bajista ocasional de Quarrymen y amigo del instituto de McCartney, hizo las debidas presentaciones. McCartney, que acudi¨® a la fiesta con la idea de ligarse alguna chica, qued¨® sorprendido por el carisma de Lennon sobre el escenario, pero a¨²n m¨¢s boquiabierto qued¨® Lennon cuando comprob¨® la destreza de aquel chico que, quit¨¢ndole el banjo, se puso tocar composiciones de Gene Vicent, Little Richard y Eddie Cochran, todos ellos padres fundadores del rock¡¯n¡¯roll. Ese d¨ªa, los Quarrymen ganaron un bajista, y la m¨²sica, uno de sus relatos m¨¢s fabulosos.
Ese mismo bajista es ahora el representante vivo de los Beatles m¨¢s emblem¨¢tico. McCartney, que act¨²a el jueves 2 de junio en el Vicente Calder¨®n de Madrid tras 12 a?os sin tocar en Espa?a, pas¨® su infancia y adolescencia en Liverpool antes convertirse en un fen¨®meno global. De hecho, evocaciones de esos a?os se guardan en algunas de sus canciones con los Beatles, como Penny Lane. Con su ambientaci¨®n campestre, Penny Lane?est¨¢ basada en un lugar real en Mossley Hill, un ¨¢rea donde la calle Penny Lane forma una uni¨®n con Smithdown Road. McCartney recrea el paseo que hab¨ªa entre su casa y esta zona, convertida hoy en atracci¨®n tur¨ªstica pero que, entre otras cosas, mantiene la barber¨ªa original citada por el compositor y que muestra orgullosa el cartel de los Beatles, que alguna vez se cortaron all¨ª el pelo.
40 a?os de EL PA?S y 50 de Los 40
El concierto en Madrid de Paul McCartney ha sido organizado con motivo del 40? aniversario de El PA?S y el 50? de Los 40.
Las entradas del concierto de Paul McCartney en el Vicente Calder¨®n est¨¢n a la venta en Livenation.es, Ticketmaster y El Corte Ingl¨¦s.
McCartney presenta su gira?One on One junto a la banda que le ha acompa?a en la ¨²ltima d¨¦cada, integrada por Paul Wix Wickens (teclados), Brian Ray (bajo, guitarra), Rusty Anderson (guitarra) y Abe Laboriel Jr. (bater¨ªa).
Precios: Premium: 230 euros m¨¢s gastos; Golden Circle , 125 euros m¨¢s gastos. PL1: 105 euros m¨¢s gastos; PL2: 90 euros m¨¢s gastos; PL3: 69 euros m¨¢s gastos.
Reconocida como patrimonio cultural por la Unesco, la ciudad conserva muchas de las calles empedradas, casitas de ladrillo y edificios georgianos que hicieron de paisaje para los Beatles antes de mudarse a Londres y triunfar por todo el planeta. La vivienda de protecci¨®n oficial de McCartney, en el 20 Forthlin Road del barrio de Arllenton, una zona que qued¨® muy da?ada tras los bombardeos de la II Guerra Mundial, sigue intacta, como la semi adosada de Lennon en Menlove Avenue en Woolton. ¡°Por las casas se ve que ven¨ªan de familias distintas. McCartney era de un nivel inferior. La alfombra y la pared estaban hechas de retales, que era m¨¢s barato. Pero, eso s¨ª, ten¨ªa tel¨¦fono, ya que su madre era matrona y pod¨ªa recibir llamadas de urgencias del hospital¡±, cuenta Carmen Villoria, directora de Liverpool M¨¢gico, una agencia especializada en ense?ar los secretos de la ciudad de los Beatles.
Los Quarrymen con McCartney, que quedar¨ªa hu¨¦rfano de madre como Lennon, se hicieron un verdadero grupo en Casbah, un club fundado por la madre de Pete Best, el bater¨ªa que echar¨ªan de los Beatles y permiti¨® la llegada de Ringo. En las bodegas de la mansi¨®n victoriana de 14 habitaciones del distrito residencial de West Derby, Mona Best mont¨® en 1959 una fascinante sala de conciertos para los grupos de skiffle y rock¡¯n¡¯roll que brotaban como hongos en Liverpool. En la actualidad todo sigue igual. Sus estrechos pasillos de madera, su min¨²sculo escenario y sus techos decorados por John, Paul, Best y George Harrison, que ya se sum¨® al grupo. Harrison pint¨® con tonos ocres, McCartney con colores del arco iris, los mismos que usar¨ªa en Magical Mystery Tour, y Lennon decor¨® su parte con motivos aztecas y una inscripci¨®n a navaja con su nombre.
¡°No le gust¨® nada a la madre de Pete Best¡±, se?ala Villoria, que cuenta que, a¨²n con ese enfado, volvi¨® a hacer otra inscripci¨®n en el techo del escenario cuando volvieron de su etapa en Hamburgo ya llam¨¢ndose los Beatles. Un detalle que reflejaba que Lennon iba a ser el rebelde del grupo. Pero no es el ¨²nico que hay en Casbah. Fueron esos Beatles, que los adolescentes pensaban que eran alemanes, los que obligaron a poner una peque?a verja para evitar las invasiones de las chicas al escenario. En ese s¨®tano, nac¨ªa la beatleman¨ªa.
El fen¨®meno fan creci¨® como una bola imparable en el famoso The Cavern, en el 10 de Mathew Street. El bar, en pleno coraz¨®n de la ciudad, programaba conciertos de jazz hasta que decidi¨® contratar a los Beatles como grupo residente de rock¡¯n¡¯roll. Tocaban con esa mezcla de olor a fruta podrida, tabaco y sudor y mientras se desprend¨ªa la cal del techo, llamada ¡°la caspa de la caverna¡±, como recuerda su due?o actual, George Guinness. ¡°El ¨²ltimo concierto fue un desastre. Con una multitud llenando la sala y agolpada en la calle y una ac¨²stica horrible. McCartney tuvo que cantar a capella¡±, apunta. Actuaron casi 300 veces entre febrero de 1961 y agosto de 1963. Entonces, cuando dejaron de hacerlo, ten¨ªan la sensaci¨®n de que se estaban haciendo un grupo grande, pero jam¨¢s pensaron ni ellos ni nadie c¨®mo de grande. Hasta el punto de que, m¨¢s de medio siglo despu¨¦s, Liverpool y el mundo no para de recordar a los Beatles.
Macca, fundador de la gran escuela de arte de la su ciudad
Hace ya muchos a?os que Paul McCartney no vive en Liverpool, pero su v¨ªnculo con la ciudad que le vio nacer en 1942 sigue siendo muy estrecho. En 1996, fund¨® la escuela de arte LIPA (Liverpool Institute for Performing Arts), considerada una de las m¨¢s prestigiosas de Europa.
Ubicada junto a la Escuela de Arte por donde pas¨® John Lennon, esta residencia art¨ªstica se halla en el centro georgiano de la urbe. En ella, 610 alumnos llegados de todas partes del mundo estudian m¨²sica, interpretaci¨®n teatral, direcci¨®n art¨ªstica o producci¨®n con una ense?anza profesional y un prisma muy pr¨¢ctico. En la parte musical, por ejemplo, los tres a?os de estudio se complementan con conciertos y colaboraciones musicales. Tambi¨¦n hay clases magistrales que han sido impartidas por el propio McCartney, que todos los a?os visita la academia; Mark Knopfler, Brian Eno, Jos¨¦ Feliciano o Lou Reed, entre otros.
La LIPA mantiene un programa de colaboraci¨®n anual con el colectivo espa?ol Artistas en Ruta, que permite que un m¨²sico espa?ol se sume un periodo con alumnos del centro para ensayar sus canciones y hacer una gira por Inglaterra y Espa?a. Por esta iniciativa han pasado Depedro, Olga Rom¨¢n o Fermin Muguruza. Este a?o, ha sido el turno de Jacobo Serra, que se ha rodeado de una verdadera orquesta con saxofonista, trompetista, organista y coristas. "Nunca hab¨ªa podido hacer algo as¨ª. Es un sue?o estar en esta escuela y aprender de m¨²sicos que, aunque son estudiantes, son muy talentosos. Lo que se da es una verdadera retroalimentaci¨®n musical", afirma. Serra ya ha ofrecido conciertos con su nueva banda en Liverpool y Manchester. Lo har¨¢ en Espa?a el 8 de junio en Albacete, el 9 en Madrid, el 10 en Bilbao y el 11 en Barcelona.
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