Europa se enfrenta a sus demonios
Escritores, pensadores, artistas, historiadores, profesores y expertos radiograf¨ªan durante tres d¨ªas en ?msterdam el preocupante presente y futuro del continente
Entre la dictadura silenciosa de los bur¨®cratas y lobbystas de Bruselas y la amenaza entre orgullosa y nihilista de un hipot¨¦tico Brexit hay, cabe suponer, un t¨¦rmino medio. ?Tendr¨¢ la cultura la palabra? No es f¨¢cil ser optimista al respecto. Est¨¢ muy bien poner cara de escultura griega y cantar al viento eso de que el arte nos salvar¨¢ siempre. Maravillarse con Rembrandt en el Rijksmuseum, ver las pel¨ªculas del expresionismo alem¨¢n, releer a Isaiah Berlin o a Victor Hugo y seguir consumiendo, adem¨¢s de la inabarcable gastronom¨ªa de la Vieja Europa, eso tan et¨¦reo, tan necesario para algunos y tan ignorado por la mayor¨ªa, de los bienes del esp¨ªritu.
Un debate, s¨ª... ?pero para qu¨¦ p¨²blico est¨¢ destinado?
Es imposible no plantearse la siguiente duda acerca de un megadebate de tres d¨ªas sobre Europa como el organizado en ?msterdam por la plataforma DeBalie y por DutchCulture (una agencia de cooperaci¨®n cultural internacional bajo los auspicios del gobierno holand¨¦s y de la Comisi¨®n Europea): ?qui¨¦n es el p¨²blico potencial de este tipo de citas?
Los actos del Foro eran de pago (entre seis y ocho euros) y la asistencia fue numerosa. Pero cabe preguntarse: ?qu¨¦ tanto por ciento de la poblaci¨®n europea se sentir¨ªa atra¨ªdo por un debate as¨ª? ?Qu¨¦ segmento porcentual de poblaci¨®n, adulta o juvenil, universitario o no, sabe qui¨¦n es Isaiah Berlin? ?R¨¹diger Safranski? ?Cu¨¢ntos europeos saben de qu¨¦ pie cojea el cine de Godard? ?Cu¨¢ntos conocen a qu¨¦ se dedica un lobbysta en Bruselas? ?Qu¨¦ tanto por ciento de ciudadanos de la UE (de la poblaci¨®n real, no del microcosmos que protagoniza y asiste a estas citas) dar¨ªa una definici¨®n aproximada de lo que es el populismo? Las chicas de los escaparates del Barrio Rojo de ?msterdam¡ ?tendr¨¢n una opini¨®n formada sobre el papel de la cultura europea en la resoluci¨®n de conflictos? ?Y los inmigrantes? ?Los refugiados?
El foro Re-Creando Europa, que ha reunido durante tres d¨ªas y sus noches en ?msterdam a intelectuales, creadores y expertos en geopol¨ªtica de todo el continente, planteaba a priori esa necesidad: la de que ¡ªpor una vez, y de una vez para siempre¡ª los artistas y los escritores, los cineastas y los dramaturgos, los fil¨®sofos y los historiadores suplantaran en la conversaci¨®n sobre las ilusiones y desilusiones de Europa a los se?ores vestidos de traje y corbata que habitan el pretencioso edificio Berlaymont de Bruselas. Vamos, que el deseable pero complejo medio o largo plazo de la reflexi¨®n y el an¨¢lisis tomara el relevo del insoportable corto plazo del papeleo y los intereses, ya sean estos leg¨ªtimos o esp¨²reos. Seg¨²n muchos ciudadanos de la Uni¨®n Europea, las m¨¢s de las veces vienen siendo esp¨²reos, y de ah¨ª se va derechito a los populismos de extrema izquierda y de extrema derecha, que viven su momento de gloria desde el Tajo hasta el Volga.
Ya lo dijo hace un buen pu?ado de lustros, exactamente tras la ca¨ªda del Muro en 1989, Jacques Derrida, alguien de quien nunca acabaremos de aprehender toda la lucidez. ¡°Europa parece exhausta en la b¨²squeda de v¨ªas de identificaci¨®n¡±. Y acababa de caer el Muro, eran d¨ªas de vino y rosas. ?Qu¨¦ decir de hoy, con el Viejo Continente rodeado por fantasmas de siempre aunque renovados?: la vieja vocaci¨®n de ensimismamiento, los brazos cruzados frente a los problemas de carne y hueso ¡ªy sangre: la crisis de los refugiados¡ª, las sombras esv¨¢sticas y el integrismo isl¨¢mico asaltando los cuarteles de invierno. ¡°Ya lo dijo Roland Barthes, el lenguaje es fascista¡ y no es quien lleva la pistola el m¨¢s poderoso, sino el que convence a otro de que tiene que matar¡±, dijo en su intervenci¨®n el escritor franc¨¦s Laurent Binet, autor de la aclamada novela HHhH sobre el asesinato del nazi Reinhard Heyndrich.
Marat¨®n Koolhaas
Rem Koolhaas, no solo uno de los mejores arquitectos del mundo sino todo un brillante te¨®rico de la historia y la pol¨ªtica europeas, condujo el mi¨¦rcoles en ?msterdam una mesa redonda-marat¨®n de 12 horas, que se dice pronto. Junto a Yoeri Albrecht, periodista, historiador y director de DeBalie, un hiperactivo centro de reflexi¨®n te¨®rica sobre la cultura contempor¨¢nea adem¨¢s de instituci¨®n organizadora del Foro, Koolhaas fue invitando sucesivamente a medio centenar de intervinientes a la mesa. Desde las seis de la tarde hasta las seis de la ma?ana.
Pero la frase m¨¢s demoledora de las tres horas que el arriba firmante pas¨® all¨ª la pronunci¨® ¨¦l mismo: ¡°Europa es v¨ªctima de una incapacidad absoluta de comunicaci¨®n entre sus culturas¡±. Sentado a su lado, el historiador brit¨¢nico de 81 a?os Larry Siedentop, autor de influyentes obras de la filosof¨ªa pol¨ªtica como Democracia en Europa o Inventando al individuo, le contest¨®: ¡°Ya, pero es que en la comunicaci¨®n entre culturas hay una cosa que es trascendental: la noci¨®n de voluntad, Y eso no se da hoy¡±. Ni Koolhaas ni Siedentop estaban haciendo otra cosa que reactualizar las palabras pronunciadas hace m¨¢s de medio siglo por Robert Schumann, uno de los padres de la Uni¨®n Europea: ¡°La unidad europea no se har¨¢ de golpe, y solo ser¨¢ posible a partir de la solidaridad entre todos, y eso no ser¨¢ f¨¢cil¡±.
El auge de los nacionalismos (Nacionalismo: el virus que se hizo viral fue el t¨ªtulo de uno de los m¨¢s acalorados debates) y la falta de unidad real en la crisis de los refugiados fueron dos de las constantes del Foro de ?msterdam. Del caso catal¨¢n se habl¨® poco tirando a nada. Qued¨® claro que para los expertos y los intelectuales reunidos, es bastante m¨¢s preocupante la violencia real o latente en lugares como Ucrania, Hungr¨ªa o Macedonia que los deseos independentistas de Catalu?a o el Tirol. ¡°Cuidado, estamos jugando con fuego, el nacionalismo avanza en Europa y eso significa enemigos, significa guerra¡±, advirti¨® la escritora Slavenka Drakulic.
Plane¨® durante todo el debate ¡ªy fue convenientemente recordada¡ª la c¨¦lebre frase de Einstein: ¡°El nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampi¨®n de nuestra sociedad¡±. Hace de eso 70 a?os. Visto lo visto, no tan infantil.
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