Primavera Sound cierra con ¨¦xito de p¨²blico y m¨²sica
El festival basa su crecimiento en una oferta inasequible y en la capacidad del F¨®rum para recibir 55.000 personas al d¨ªa
El Primavera Sound ha cerrado puertas con un ¨¦xito incontestable de p¨²blico, al que ha congregado con un cartel complet¨ªsimo que ha deparado grandes momentos en estos d¨ªas de m¨²sica. Pero a veces las cifras ocultan los hechos y la m¨²sica tapa a la m¨²sica. La cuesti¨®n es que los macrofestivales est¨¢n para quedarse y ofrecen una nueva forma de consumo de m¨²sica. La industria, los m¨²sicos, promotores y agentes han apostado por este modelo que ofrece una ¡°experiencia¡± al p¨²blico, como el ?te gusta conducir? vend¨ªa coches apelando a las sensaciones de la conducci¨®n. Y este modelo se ha asentado en Espa?a con el Primavera Sound.
Lo que ha quedado claro en esta edici¨®n es la capacidad del F¨®rum para engullir multitudes. Cada d¨ªa se concentraron all¨ª unas 55.000 personas sin problemas rese?ables, ni tan s¨®lo cuando acab¨® el concierto de Radiohead en Mordor ¡ªas¨ª se comienza a conocer humor¨ªsticamente la explanada de los dos escenarios principales¡ª. La distribuci¨®n y ampliaci¨®n de espacios, con un Beach Club que ha funcionado como festival dentro del festival, y de manera especial la ingente cantidad de servicio de seguridad, m¨¢s que nada de control de flujos, garantiz¨® que los desplazamientos masivos no originasen colapsos. En este sentido el festival ha sabido resolver un asunto peliagudo que mal gestionado puede llevar al p¨²blico a percibir el recinto y al propio certamen como un lugar inc¨®modo. Nada de eso, el recinto ha sido c¨®modo y limpio.
Al mismo tiempo que el festival resuelve con nota estos problemas avanza en su modelo de actividades y ¡°experiencias¡± en torno a la m¨²sica en el que ¨¦sta es un elemento m¨¢s en la oferta que recibe la asistencia. No es que la m¨²sica no sea lo m¨¢s importante, es que la oferta resulta inabarcable, generando la misma sensaci¨®n de aturdimiento que se tiene al entrar en un hipermercado, donde todo est¨¢ pensado para comprar y parad¨®jicamente salir con la frustrante sensaci¨®n de que se pod¨ªa comprar a¨²n m¨¢s. Adem¨¢s ubicarse adecuadamente para seguir los conciertos estrella, particularmente el de Radiohead, seguido por buena parte del p¨²blico desde una distancia que limitaba su disfrute, obliga a olvidar los otros escenarios por un buen rato, lo que conlleva comportamientos de concierto individual ¡ªir pronto, no hacer m¨¢s planes para ese tramo del d¨ªa etc¨¦tera¡ª en un contexto de festival, donde lo que se compra con la entrada es cantidad y opciones de consumo.
Un referente mundial
Otros festivales han limitado su crecimiento a tama?o humano y pese a disponer de varios escenarios, estos no alcanzan n¨²meros infranqueables. De esta forma el seguimiento de los conciertos est¨¢ m¨¢s vinculado a la m¨²sica y a los gustos del aficionado, cuya experiencia principal es esa m¨²sica, sujeto protagonista. En este modelo la cantidad no es el argumento principal, y todo y que la oferta puede ser nutrida las distancias no se convierten en elemento a ponderar cuando se trata de decidir en un momento tonto qu¨¦ escenario visitar para descubrir algo desconocido. Pero hoy manda la cantidad. En todo. Es un ep¨ªtome de nuestra sociedad, en la que ya no somos ciudadanos, aficionados a la m¨²sica en este caso, sino consumidores. An¨¦cdota, en el Primavera no hab¨ªa cervezas peque?as: o medianas o grandes.
Ello no quiere decir que una buena parte del p¨²blico del Primavera pueda ver sus conciertos favoritos, tenga rutas establecidas de antemano y no fie las decisiones al albur. Lo que implica este modelo es que al festival se va a pasar el d¨ªa como a un centro comercial y que seg¨²n c¨®mo la m¨²sica acaba tapando a la propia m¨²sica. Es un modelo perfectamente razonable que ha convertido al Primavera Sound en un referente mundial, pero no es el ¨²nico modelo posible ni la ¨²nica manera de ofrecer m¨²sica en un festival.
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