The Jayhawks, reencuentro y flechazo

EL DISCO DE LA SEMANA: The Jayhawks?- Paging Mr. Proust

Pocos grupos estadounidenses han tenido una existencia tan azarosa como The Jayhawks. Pero casi ninguno puede superar su car¨¢cter decisivo en la definici¨®n de un nuevo sonido para el rock de ra¨ªz.

La banda se articul¨® en los 90 en torno a la bicefalia entre Mark Olson y Gary Louris, antes de que los egos y rencillas hicieran saltar la alianza por los aires. Con Olson fuera de la foto, Louris lider¨® la tripulaci¨®n durante tres nuevos discos, de los que Rainy Day Music (2003) ejerc¨ªa como ep¨ªlogo hermos¨ªsimo. La breve reconciliaci¨®n entre Olson y Louris (Mockingbird Time, 2011) se demostr¨® est¨¦ril y profundamente inc¨®moda: all¨ª no hab¨ªa rastro de qu¨ªmica pret¨¦rita, sino un estricto reparto de cuotas.

Artista: The Jayhawks

Disco: Paging Mr. Proust

Sello: Sham / Everlasting

Calificaci¨®n: 8,5 sobre 10.

El segundo y, acaso, definitivo portazo de Mark ha dejado manos libres a Gary para reconducir la accidentada trayectoria de The Jayhawks. Y la noticia es la mejor de las posibles porque Louris encarna a un artista mucho m¨¢s vers¨¢til, imaginativo y talentoso que su antiguo socio. El jefe de filas se ha llevado a sus chicos de Minneapolis a Portland para encontrar en esa fant¨¢stica Arcadia posmoderna nuevos ingredientes a la impoluta f¨®rmula cl¨¢sica. Y la apuesta se traduce en una expansi¨®n magn¨ªfica: The Jayhawks revalidan sus melod¨ªas adictivas y armon¨ªas pr¨ªstinas, pero demuestran una veta experimental y una capacidad de afilar las guitarras insospechadas.

El primer sencillo, Quiet Corners & Empty Spaces, es motivo de enamoramiento instant¨¢neo con Louris y su voz aguda, fr¨¢gil, expresiva. El reencuentro y el flechazo se repiten al menos con Lovers of the Sun, The Devil is in her Eyes o la elocuente Leaving the Monsters Behind. No existen antecedentes para la fiereza enrabietada de Lost the Summer o los juguetones ritmos rob¨®ticos de Comeback Kids. Y mucho Ace, seis minutos de ¨¦xtasis.

Influye que la producci¨®n la rubrique Peter Buck y tambi¨¦n comparezca otro miembro de REM, Mike Mills. La colecci¨®n es tan irrefutable que solo no acaban de convencer la fr¨ªa portada y su horrenda tipograf¨ªa. Que todos los problemas sean esos. Fernando Neira

Gregory Porter -?Take Me To The Alley

Tras los devaneos bailables que brindaron sus colaboraciones con Disclosure o la remezcla que Daptone hizo de su tema Liquid Spirit, Gregory Porter vuelve por sus fueros al terreno en el que mejor se desenvuelve, ese amable cruce entre jazz, soul y gospel, con el derroche de intensidad siempre atado bien corto en aras de la sutileza. Llama la atenci¨®n, de primeras, que sea precisamente una versi¨®n desnuda de Holding On (el tema incluido en Caracal, el ¨¢lbum del a?o pasado de los hermanos Lawrence) el tema que descorche los argumentos de su cuarto ¨¢lbum, pero ¨¦l mismo ya confesaba hace algo menos de un a?o que la canci¨®n en origen naci¨® as¨ª, solo al piano. Y lo cierto es que deslumbra m¨¢s que la original de Disclosure, porque aunque se intuye el esqueleto que cimentaba su cr¨¦dito para convertirse en un himno house, el poder¨ªo vocal de Porter se libera de cors¨¦s y suena m¨¢s desenvuelto y rotundo. El buen tono se mantiene con Don't Lose Your Steam, un tema que pese a ese barniz de jazz licuado, amable y algo edulcorado que tanto se estila -santo y se?a de ese sat¨¦n de alta cultura que tanta respetabilidad adulta inspiran esta clase de trabajos- revela en sus primeras estrofas cierto hervor del soul de la escuela Muscle Shoals, prolongado en un puente hacia el estribillo que recuerda a las mejores composiciones de Curtis Mayfield en los 70.

Artista: Gregory Porter

Disco: Take Me To The Alley

Productora: Blue Note/Universal

Calificaci¨®n: 6,5 sobre 10.

No obstante, el ¨¢lbum va perdiendo fuelle y coloraci¨®n a medida que Porter se explaya en baladas acad¨¦micamente irreprochables, de envoltorio seductor pero irremediablemente convencional. M¨¢xime cuando se ve en la obligaci¨®n de rendir honores a su santa familia, esa querencia tan delicada por lo que tiene de coqueteo con altos niveles de az¨²car. Es el caso de Day Dream,dedicada a su hijo y rematada por un saxo tenor. O de la meliflua More Than a Woman, sentida oda a su madre. Ambas detentan un molde similar al de Take Me To The Alley, Don't Be a Fool -dueto vocal con Alicia Olatuja- o Consequence of Love, serenatas de aliento rom¨¢ntico, aunque esta ¨²ltima apele al estilo patentado por Ray Charles. Por contra, In Fashion es gr¨¢cil y din¨¢mica, con sus brotes de scat y ese aire al Me & Miss Jones de Billy Paul. Quiz¨¢ el gran h¨¢ndicap de este ¨¢lbum respecto a su predecesor -y ganador del Grammy a mejor ¨¢lbum de jazz vocal en 2014- sea, m¨¢s que la ausencia de sorpresas (que nadie va a demandarle: su equipo es pr¨¢cticamente el mismo, con Kamau Kenyatta a la producci¨®n), una secuenciaci¨®n que le resta empaque. Porque detentan mucho m¨¢s vigor las vi?etas de comentario sociopol¨ªtico, arrinconadas al final de su minutaje, como el hard bop de Fan The Flames -soflama en favor de los damnificados por la rampante desigualdad social- o el contagioso groove que destila French African Queen, con un nervioso solo de saxo apuntalando un relato inspirado en la di¨¢spora panafricana.

Porter sigue siendo, sin duda, un portentoso vocalista al servicio de composiciones con marchamo de standards, pero se echa en falta que su vozarr¨®n de vez en cuando abrase y no se limite a caldear. Take Me To The Alley no socavar¨¢ prejuicios, ni allanar¨¢ terreno alguno para que su m¨²sica incurra en nuevas prospecciones, ni derribar¨¢ barreras gen¨¦ricas. Pero convencer¨¢ a los ya conversos a su terso y pulido discurso. Carlos P¨¦rez de Ziriza

Christophe - Les vestigues du Chaos

Artista: Christophe

Disco: Les vestiges du Chaos

Sello: Capitol/ Universal Music

Calificaci¨®n:?8 sobre 10.

Hace 50 a?os la voz de Christophe triunfaba en las radios ¡ªtambi¨¦n en las espa?olas¡ª con una balada rom¨¢ntica y desesperada, Aline, que flotaba victoriosamente sobre las canciones de amor de la ¨¦poca. 50 a?os despu¨¦s el int¨¦rprete ha perdido aquella urgencia juvenil y sentimental en beneficio de los placeres de esa edad que ¨²ltima el tercer acto de una vida cruzada por los excesos y la pasi¨®n musical. ?ltimo dandi de ese lado m¨¢s vidrioso y en claroscuro de la canci¨®n francesa ¡ªmuertos Gainsbourg, Bashung y Darc¡ª la voz de Christophe renace poderosa entre los vestigios de ese caos ¨ªntimo germen de toda creaci¨®n y en este caso, en la realizaci¨®n de un ¨¢lbum envuelto de una extra?a belleza, esa gracia concedida que acaba haciendo de algunos discos una obra fuera del tiempo y de las modas. Para su ¨¢lbum n¨²mero 13, viejos camaradas, Jean-Michel Jarre, Boris Bergman, Alan Vega y hasta la voz de la actriz Anna Mouglalis, que toma el relevo de Isabella Rosselini e isabelle Adjani. Bellas e hipn¨®ticas atm¨®sferas electr¨®nicas, melod¨ªas pop, rock, renacen en la voz de un artista que a los 71 a?os sigue manifestando su insumisi¨®n como ejercicio de estilo. Carles G¨¢mez.