¡®Hamilton¡¯: ¨¦xitos y paradojas del sue?o americano
El musical triunfador de los premios Tony se basa en el concepto del compromiso social, los negros y latinos y el 'hip hop'
Lin-Manuel Miranda tard¨® seis a?os en poner en pie el musical Hamilton, basado en la biograf¨ªa del fundador de la patria estadounidense, escrita por Ron Chernow, y la estren¨® en el off Broadway, a pesar de que su obra anterior, In The Heights, ya hab¨ªa sido ganadora en los premios Tony. No pod¨ªa ser que ese concepto suyo ¡ªcompromiso social, negros y latinos y hip hop¡ª tuviera la suerte de repetir ¨¦xito en el gran p¨²blico. Eso era abusar de la suerte.
Pero Hamilton contaba con el talento inconmensurable de este chico de ascendencia puertorrique?a, ambici¨®n sana y ojos de besugo. Un patriota bien entendido, como un Peter Seeger que cree que devolver la grandeza a Estados Unidos no es lo que dice Donald Trump, sino que pasa por el ejercicio cr¨ªtico y reinterpretar el origen de su pa¨ªs como una ¨¦pica humilde, casi callejera. En lenguaje de hoy: rapera y multicultural. Cont¨® adem¨¢s, con unos padrinos de lujo: el matrimonio Obama llam¨® a Miranda a la Casa Blanca para que les cantara un tema de In the Heights y ¨¦l les diera el cambiazo, adelant¨¢ndoles una de las canciones de su nuevo proyecto, sobre el primer Secretario del Tesoro del pa¨ªs y ¨²nico padre de la patria de origen caribe?o. Ese d¨ªa le juraron amor eterno.
Tras haber visto la obra dos veces y haber llevado a sus hijas a ver el espect¨¢culo, el presidente? de Estados Unidos y la primera dama remataron su compromiso con Miranda grabando un mensaje de presentaci¨®n de Hamilton para los Tony. Fue en una edici¨®n, esta, que se convirti¨® en la primera que premiaba a cuatro actores negros en sus cuatro categor¨ªas musicales. Tres de ellos (Leslie Odom Jr. como protagonista, Daveed Diggs y Ren¨¦e Elise Goldsberry como secundarios) ven¨ªan de la gran ganadora. Esto es Am¨¦rica, tambi¨¦n, y no solo el horror de Orlando.
Pero, a su vez, Hamilton y su fen¨®meno han mostrado las paradojas de ese sue?o americano del pa¨ªs de las oportunidades que se corrompe cada vez m¨¢s r¨¢pido y se convierte en una pesadilla avara de las leyes de la oferta y la demanda. Porque, ?qui¨¦n se puede permitir hoy ir a ver este musical sobre los or¨ªgenes multiculturales cuando las entradas se venden a miles de d¨®lares por obra y gracia de la reventa? El cabreo de Miranda al respecto es considerable, al ver que mientras ha lanzado su mensaje casi mesi¨¢nico sobre la humildad, ha cincelado sus nuevas tablas de la ley basadas en la diversidad y el trabajo, al pie de la monta?a lo adoran cual pagano vellocino de oro, al que solo pueden acceder las ¨¦lites. Hay una loter¨ªa para la plebe, pero son dos entradas diarias entre casi 30.000 admiradores que se inscriben en Internet unas horas antes.
?Acabar¨¢ Hamilton muriendo de ¨¦xito? ?Ser¨¢ un cl¨¢sico de usar y tirar acorde con los nuevos tiempos? ?Qu¨¦ mensajes est¨¢n quedando en el p¨²blico de toda esta gesta? Empieza el debate historiogr¨¢fico de esta historia del presente. Miranda, el guardi¨¢n de las esencias, se va a Hollywood a retomar el papel de Dick van Dyke en Mary Poppins, pero su criatura emprende la gira nacional con ¨¦xito asegurado. Aunque tambi¨¦n hay un factor a tener en cuenta: ?qu¨¦ pensar¨¢ el resto del mundo? ?se puede traducir esa metralleta de versos en hip hop a otros idiomas sin que pierda sentido? ?quedar¨¢ todo en un fen¨®meno local? Celebremos hoy y, como dir¨ªa Escarlata O'Hara, otra hero¨ªna de la revisi¨®n hist¨®rica estadounidense (entonces desde el segregacionismo y el discurso esclavista) "despu¨¦s de todo, ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa".
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