S¨®nar: 23 a?os a su bola
El festival contin¨²a marcando perfil propio en todos sus apartados
Van 23 a?os y el S¨®nar sigue pautando su propio crecimiento, administrando sus evoluciones y delimitando su expansi¨®n: es el festival que m¨¢s depende de s¨ª mismo y menos se repite conceptualmente. Si el a?o pasado cambi¨® la leyenda ¡°festival de m¨²sicas avanzadas¡± por ¡°m¨²sica, creatividad, tecnolog¨ªa¡±, en este renueva el escenario SonarCar, nacido como complemento de la celebrada y ahora reubicada pista de autos de choque, y trasmutado en discoteca delimitada f¨ªsicamente para albergar sesiones maratonianas de siete horas de Laurent Garnier y Four Tet. Peque?os cambios que permiten al festival sobrevivir a sus propios m¨¢rgenes y definir su espacio buscando m¨¢s all¨¢ del mismo. Y ya tiene discoteca.
Otro ejemplo: la semana pasada el festival present¨® los datos de su impacto en la econom¨ªa catalana, cuantificado en 72 millones de euros. Pero m¨¢s all¨¢ de las cifras, como casi todas ellas interpretables y dif¨ªcilmente comprobables, destacan los par¨¢metros que se valoran para determinar la utilidad del certamen. Y aqu¨ª es donde el Sonar+D juega el papel central, ya que en su idea de ir m¨¢s all¨¢ de las actuaciones ¨¦ste busca su sentido en t¨¦rminos de aumento de facturaci¨®n de las empresas locales que participan en el festival ¨Cun 37% de las mismas incrementaron ingresos el a?o pasado- o mediante el porcentaje de espectadores que reconocen haber ampliado su cultura musical ¨Cun 80% de los encuestados-.
Si son cifras, pero los par¨¢metros que iluminan son diferentes a los habituales en casos as¨ª. El S¨®nar quiere ser un festival ¨²til a su manera, y lo es en la medida en que un pol¨ªtico como el teniente de alcalde de Empresa, Cultura e Innovaci¨®n del ayuntamiento barcelon¨¦s, Jaume Collboni, habituado como todos los de su gremio a un discurso rectil¨ªneo, reconoci¨® en rueda de prensa que ¡°las formas de medir las cosas han cambiado¡±.
Pero el S¨®nar sigue siendo distinto por otros factores. Por ejemplo los cabezas de cartel, donde desde hace a?os resulta complicado encontrar est¨ªmulos excitantes. Y es que el festival, y por supuesto no lo afirma abiertamente, entiende que hacen falta nombres populares para conseguir una base de p¨²blico al que ofrecer algo m¨¢s que figurones. Este a?o, al margen de un espect¨¢culo en estreno mundial que promete ser rutilante, resulta aventurado esperar algo revelador de Jean Michel Jarre, lo que puede hacerse extensivo a Fat Boy Slim y su cazalla r¨ªtmica o New Order, grupo que ya s¨®lo puede aspirar a que su ¨²ltimo disco, Complete Music evoque, como sucede, a sus obras gloriosas. En otros festivales, los cabezas de cartel pueden aunar cierto v¨¦rtigo con tir¨®n popular, mientras que en el S¨®nar cuenta el tir¨®n. Claro que luego hay una interminable lista de artistas que en cierto modo han sido aupados a la popularidad por el propio festival o por el ¨¢mbito musical que ha delimitado en estos 23 a?os de historia.
Es el caso, y aqu¨ª entra lo que hace del S¨®nar un lugar excitante, Oneohtrix Point Never, Skepta, ?lograr¨¢ lo mismo que hace a?os consigui¨® Dizee Rascal frente a una multitud?, Stormzy, James Blake, Flume, Jamie Woon, Carsten Nicolai, Ata Kak y su africanidad digital, John Grant, Ni?o de Elche ¨Cs¨ª, flamenco en el Sonar- o ese Antony trasmutado en Anohni que no pod¨ªa escoger mejor lugar para presentar su romance con la electr¨®nica. Se dir¨¢ que alguno de estos nombres pueden pasar como cabezas de cartel, pero no olvidemos que por ejemplo hace pocos meses actuaron en Barcelona King Midas Sound y Fennesz, presentes en el S¨®nar, y lo hicieron antes unas 200 personas en lo que pudo valorarse como un ¨¦xito de convocatoria.
Finalmente el festival ofrece una mezcla entre escenarios abiertos (sin contaminaci¨®n ac¨²stica de otros) con escenarios cerrados en los que la sensaci¨®n de estar asistiendo a un concierto en sala es real. Este hecho aumenta la facilidad de concentraci¨®n del p¨²blico y de los propios artistas, que encuentran un ¨¢mbito id¨®neo para exponer su propuesta sin tener la sensaci¨®n de formar parte de una concurrid¨ªsima fiesta. Esto no hace malos a los dem¨¢s festivales, simplemente hace que el S¨®nar sea diferente. Y lleva 23 a?os si¨¦ndolo.
Babelia
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