Jean Michel Jarre: "Cuando empec¨¦ me ve¨ªan como un extraterrestre"
El pionero de la electr¨®nica de masas aterriza este viernes en el S¨®nar de Barcelona presentando 'Electronica', su ¨²ltimo trabajo, colaborativo y en formato d¨ªptico. Hablamos con el hombre que actu¨® frente a las pir¨¢mides de Egipto y que hasta intent¨® grabar en el espacio
El hombre que est¨¢ ante nosotros se ha pasado cuatro d¨¦cadas intentando anticiparse al futuro, pero ahora mismo est¨¢ absorto en una reliquia. Lo que le tiene fascinado a Jean Michel Jarre -67 a?os, 80 millones de discos vendidos, 3 millones y medio de personas congregadas en concierto y un asteroide a su nombre- es una c¨¢mara Leica anal¨®gica . ¡°A ver... S¨ª, creo que ten¨ªa una igual¡±, dice justo despu¨¦s de posar en la terraza de un hotel madrile?o. El tiempo le ha hecho perder su melena a lo Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez ¡°El Puma¡± y las canas han colonizado su cabeza, pero mantiene la energ¨ªa que le llev¨® a realizar algunos de los espect¨¢culos al aire libre m¨¢s descomunales de finales del siglo XX. Tanto es as¨ª que, antes incluso de hacer la primera pregunta, ya est¨¢ hablando del motivo de su visita. ¡°Es uno de los grandes proyectos de mi vida¡±, dice, mientras da sorbitos a su t¨¦ verde. Y empieza a expandir su discurso.
Aquello que siente tanta urgencia por contar es un d¨ªptico de discos que se inic¨® el a?o pasado con un Electronica 1: The Time Machine cuyo tracklist produce impresi¨®n: de j¨®venes como M83, Fuck Buttons o Boys Noize a veteranos intocables como Laurie Anderson, Pete Townshend (The Who) o John Carpenter, y figuras de los 90 encabezadas por Moby (¡°el Woody Allen del techno. Mezcla alegr¨ªa y melancol¨ªa¡±, asegura), 3D de Massive Attack o Air. Lo que podr¨ªa entenderse como un auto homenaje del hombre que consigui¨® que la m¨²sica hecha con m¨¢quinas se convirtiese en superventas a mediados de los 70, ¨¦l lo defiende como una carta de amor a ¡°la familia de la m¨²sica electr¨®nica¡±.
¡°No ten¨ªa la ambici¨®n de contar la historia del g¨¦nero¡±, explica, ¡°pero s¨ª mostrar que, pese a pertenecer a diferentes d¨¦cadas, todos estos m¨²sicos tenemos algo en com¨²n. La electr¨®nica tiene un car¨¢cter atemporal. Cuando empec¨¦ me ve¨ªan como a una especie de extraterrestre que tocaba unas m¨¢quinas extra?as que la gente ni siquiera consideraba instrumentos. Pero yo siempre estuve convencido de que se convertir¨ªa en la forma m¨¢s popular de hacer m¨²sica, m¨¢s all¨¢ de los g¨¦neros. El pop y el rock conquistaron el mundo, pero la m¨²sica electr¨®nica es universal: es una manera de acercarse a la composici¨®n. Una manera de crear¡±.
En abril de este a?o, ha publicado una segunda parte, con una mezcla de invitados todav¨ªa m¨¢s heterog¨¦nea: Cindy Lauper, la musa del pop vanguardista Julia Holter, el pope del techno Jeff Mills, el exanalista de la NSA -y fugitivo de EE UU- Edward Snowden o, incluso, David Lynch. ¡°Le mand¨¦ tres demos y me devolvi¨® un mashup de las tres, muy Carretera perdida, muy oscuro. Me encant¨®¡±, explica del director de Terciopelo azul. Todos los colaboradores, insiste durante la charla, dijeron que s¨ª a la primera, algo que lleva con orgullo. Pero, cuando se le pregunta si se considera de alguna manera el padre de m¨²sicos como Anthony Gonz¨¢lez (M83), quien le profesa veneraci¨®n absoluta, elude pronunciarse y se acuerda de su maestro, el pionero de la m¨²sica concreta Pierre Schaeffer. ¡°Si hay gente que me puede considerar su padre, ¨¦l es el abuelo de todos nosotros¡±, cuenta. ¡°?l origin¨® el concepto que revolucion¨® todo lo que se hizo despu¨¦s: que la m¨²sica no est¨¢ hecha solo de notas, sino tambi¨¦n de sonidos. Hoy en d¨ªa, todos los DJs son dise?adores de sonido, incluso sin saberlo. Esa idea fue la que me hizo tomar la direcci¨®n que tom¨¦, en lugar de cualquier otra¡±.
"Los 90 fueron todo excesos, pero ?c¨®mo dices que no a tocar en las pir¨¢mides de Egipto?"
En sus comienzos, el joven Jarre estaba dividido entre la tradici¨®n cl¨¢sica inculcada por su madre (luchadora de la resistencia francesa) y abuelos, las bandas de rock en las que tocaba y las artes pl¨¢sticas. Su padre, el compositor Maurice Jarre, les abandon¨® a los cinco a?os para irse a Estados Unidos, donde crear¨ªa bandas sonoras como la de Lawrence de Arabia o Doctor Zhivago. ¡°Sin hacer psicoan¨¢lisis baratos¡±, cuenta sobre esa figura ausente, ¡°todos sabemos que es mejor tener un conflicto con tu padre que no tener nada en absoluto. La nada es lo m¨¢s complicado de asumir. Por eso la m¨²sica para m¨ª era una terapia, y as¨ª ha sido durante el resto de mi vida. Probablemente me ha ahorrado mucho dinero en psic¨®logos¡±. Ese encuentro con Schaeffer ser¨ªa fundamental para dar forma al Jarre que conocemos. ¡°Entonces me di cuenta de que la electr¨®nica era como la pintura moderna¡±, recuerda. ¡°Como Jackson Pollock, manejas texturas con tus manos de una manera muy sensual. Es como cocinar frecuencias. Siempre he pensado que mi trabajo trata de lo invisible, de hacer que el aire vibre. Dependiendo diferencias muy sutiles, puedes provocar que la gente llore, que tenga ganas de sexo o que se muevan hasta que acabe la noche¡±.
?l, adem¨¢s, descubri¨® una nueva finalidad para esas vibraciones: vender discos como si fuesen pan reci¨¦n horneado. Despu¨¦s de ser rechazado por distintas discogr¨¢ficas, Oxyg¨¨ne se convirti¨® en 1976 en un ¨¦xito internacional. Todav¨ªa hoy es el disco de un artista franc¨¦s m¨¢s vendido en todo el mundo, con m¨¢s de veinte millones de copias, haciendo casi imposible haber crecido en lo 80 sin cruzarse con un casete de ese ¨¢lbum. A ese ¨¦xito le sigui¨® otra faceta que ha acabado por configurarse como la imagen por defecto de Jean Michel Jarre para millones de personas: el creador de fara¨®nicos conciertos en distintos puntos del planeta.
En cuatro ocasiones bati¨® el r¨¦cord Guinnes del concierto m¨¢s multitudinario jam¨¢s creado, y todav¨ªa lo ostenta por su actuaci¨®n en 1997 en la Plaza Roja de Mosc¨². En los 80 y 90, parec¨ªa querer llegar cada vez m¨¢s alto, incluso al espacio: el accidente del Challenger frustr¨® su idea de incluir en un disco un solo de saxo grabado por el astronauta Ron Mac Nair. Sin embargo, ¨¦l niega esa imagen megal¨®mana. ¡°S¨¦ que se me ha asociado mucho con records y cosas as¨ª¡± admite, ¡°pero en m¨²sica nadie quiere ser el Usain Bolt de nada. En mis comienzos empec¨¦ a pensar en c¨®mo llevar la m¨²sica electr¨®nica al directo y, como siempre he pensado que la m¨²sica es hacer ondas en el aire, ten¨ªa la idea de que la electr¨®nica deb¨ªa ser tocada al aire libre. Por otro lado, siempre me ha interesado la ¨®pera. Me parec¨ªa que se adaptaba muy bien, porque ver a alguien detr¨¢s de unos sintetizadores o un ordenador durante dos horas no es lo m¨¢s interesante del mundo. As¨ª que me decid¨ª a utilizar los avances electr¨®nicos del momento: v¨ªdeo, luces, l¨¢sers... El primero de estos conciertos, en Par¨ªs, fue un experimento, pero llegaron un mill¨®n de personas. Me cost¨® un a?o recuperarme del shock¡±.
No solo se recuper¨®, sino que sigui¨® llegando a lugares a los que ning¨²n otro m¨²sico hab¨ªa alcanzado. ¡°El concierto de China no fue una idea m¨ªa¡±, explica sobre los directos que le convirtieron en el primer artista occidental en tocar en la Rep¨²blica Popular, en 1982. ¡°Me invitaron a tocar all¨ª, y se convirti¨® en un acontecimiento enorme. En ese momento all¨ª no sab¨ªan qui¨¦nes eran The Beatles, Chaplin o Walt Disney. Era como tocar en la luna, como conocer a los habitantes de otro planeta. En esa ¨¦poca, todo en mi vida se volvi¨® enorme, fuera de mi control. Y los 80 y los 90 estuvieron llenos de excesos. Te propon¨ªan cosas, y ?c¨®mo vas a decir que no a tocar en las pir¨¢mides de Egipto? Pero, de repente, te ve¨ªas rodeado de tiburones. Creo que todos ca¨ªmos en esa trampa. No me arrepiento, pero creo que cosas as¨ª fueron el comienzo del declive de la industria discogr¨¢fica. Mucha gente perdi¨® el norte. Incluso puede que yo tambi¨¦n lo perdiese un poco¡±.
Esos espect¨¢culos acabaron por conformar una imagen futurista de Jarre que todav¨ªa pervive. ¡°Si tuviera la oportunidad de viajar en el tiempo, seguro que elegir¨ªa viajar hacia el futuro que ir hacia atr¨¢s¡±, asegura. ¡°No me interesa revisitar el pasado¡± Pero el futuro, en 2015, no es lo que pens¨¢bamos. ¡°Cuando el hombre lleg¨® a la luna parec¨ªa que todos podr¨ªamos viajar a distintas partes del universo, como en 2001: una odisea del espacio. Pens¨¢bamos que todo ir¨ªa a mejor, pero despu¨¦s de 2000 nos volvimos pesimistas. Ahora mismo la visi¨®n que tenemos del futuro es muy oscura, nos asusta. Ve¨ªamos la tecnolog¨ªa de una forma muy ingenua, y ahora hemos descubierto su parte oscura. El tema que he hecho con 3D de Massive Attack trata sobre eso, de c¨®mo todos nos hemos convertido en esp¨ªas de los dem¨¢s a trav¨¦s de Facebook, y la canci¨®n con Laurie Anderson trata de la historia de amor entre una persona y su smartphone. Ahora mismo mucha gente toca m¨¢s a su tel¨¦fono m¨®vil que a su pareja. Tenemos que reinventar nuestra idea del futuro, y creo que debemos hacerlo a trav¨¦s del arte y de la m¨²sica. Ese es nuestro papel¡±.
¡°Apuesto a que el punk del futuro se rebelar¨¢ contra Internet¡±, anticipa
Llegado este punto, no nos resistimos a preguntar como cree Jarre que ser¨¢ nuestro incierto futuro. ¡°Apuesto a que el punk del futuro se rebelar¨¢ contra Internet¡±, anticipa, y que en el futuro se ver¨¢ a la red como la maquinar¨ªa de marketing m¨¢s enorme de la historia. Me imagino a las generaciones futuras pensando en esta ¨¦poca y diciendo ¡®?puedes creer que nuestros padres y nuestros abuelos se pasaban el tiempo haciendo fotos de sus zapatos, de sus calcetines, de su taza de caf¨¦, y que lo compart¨ªan con todo el mundo?¡±. Incluso puede que ¨¦l est¨¦ all¨ª para contarlo. ?Le queda algo por hacer al hombre-m¨¢quina? ¡°S¨ª, una cosa muy concreta¡±, asegura con semblante serio. ¡°Cumplir mi sue?o como m¨²sico. Para m¨ª, el proceso creativo es una mezcla de frustraci¨®n y esperanza. La frustraci¨®n de no estar contento con lo ¨²ltimo que has hecho y la esperanza de que lo siguiente sea mejor. Es una carrera obsesiva hacia el disco ideal, hacia la composici¨®n o el concierto que tengo en mente. Avanzas y sigues vi¨¦ndolo a la misma distancia. As¨ª es el proceso creativo: un espejismo. No s¨¦ si lo conseguir¨¦, pero lo seguir¨¦ intentando mientras mi cuerpo me lo permita¡±.
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