Un fuerte fluvial, el mejor museo infantil del mundo
GeoFort, en el centro de los Pa¨ªses Bajos, ha sido premiado por convertir cartograf¨ªa y geograf¨ªa en una combinaci¨®n ganadora
Con las manos puestas sobre un globo terr¨¢queo luminoso, comprobar la separaci¨®n de Pangea, el supercontinente que agrupaba las tierras emergidas entre el final de la era Paleozoica y comienzos de la Mesozoica, es un ejercicio gozoso. Proyectada sobre la esfera en cuesti¨®n, la Tierra se mueve en la direcci¨®n que queramos mostrando la fractura de la superficie terrestre hasta llegar a su estado actual.
La instalaci¨®n que permite ¡°tocar¡± un proceso iniciado hace unos 200 millones de a?os se llama Globo en 4 dimensiones y est¨¢ en GeoFort, reci¨¦n elegido el mejor museo del mundo para ni?os. Ubicado en un antiguo fuerte fluvial de Herwijnen, en el centro de los Pa¨ªses Bajos, as¨ª lo han decidido conjuntamente la red internacional de museos Hands On! y la Academia Europea de Museos. Con un nombre a medio camino entre un videojuego de ¨²ltima generaci¨®n y los fuertes de toda la vida, GeoFort se ha alzado con el premio ¡°por tratar un asunto en apariencia ¨¢rido de forma amena y directa¡±. En solo cuatro a?os de andadura, ha sabido convertir la cartograf¨ªa, navegaci¨®n y geograf¨ªa en una combinaci¨®n ganadora.
Su otra baza es haber sacado al exterior parte de las actividades propias de los museos de la ciencia. Ubicado en un basti¨®n de la denominada Nueva L¨ªnea de Agua, un viejo anillo defensivo de 85 kil¨®metros de longitud que atraviesa el centro del pa¨ªs, el sistema de esclusas, diques y canales que la forman estaba pensado para inundar el pa¨ªs caso de invasi¨®n. Aunque la L¨ªnea no lleg¨® a usarse, la fortificaci¨®n aprovecha su recinto para escenificar las tierras sumergidas de Holanda en una isla flotante. Para seguir la ruta de los salmones r¨ªo arriba gui¨¢ndose por el olor, o bien para construir en grupo laberintos de madera y edificios de bamb¨². Pensado para ni?os ¡°de 4 a 104 a?os¡±, pero sobre todo entre 6 y 16, dentro puede levantarse un edificio con regletas de madera y comprobar su resistencia ante un terremoto.
Hay un ascensor que lleva al centro de la Tierra en un descenso vertiginoso y tambi¨¦n un t¨²nel de nombre casi po¨¦tico. Se llama De la desorientaci¨®n, y trata de despistar al visitante con sus luces de ne¨®n intermitentes. Dispuesto al final del recorrido, ah¨ª, en pleno desconcierto, una br¨²jula enorme invita a se?alar el lugar exacto de la puerta de salida.
¡°Todo, menos meter objetos en una vitrina, porque a los ni?os les gusta experimentar¡±, dice Willemijn Simon van Leeuwen, directora del centro, que cifra el ¨¦xito del museo en la aportaci¨®n de los centros p¨²blicos y privados responsables del dise?o de sus actividades. Entre las que desea a?adir destaca el relato de las rutas de los inuit, nombre com¨²n que utilizan las diferentes tribus esquimales, en este caso del norte de Canad¨¢. Un mapa preciso, esta vez mental, de puntos geogr¨¢ficos aprendido por ¡°simple¡± transmisi¨®n oral.
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