El S¨®nar desenchufado

El chiste es viejo, en medios jazz¨ªsticos y contempor¨¢neos ya se explicaba antes del nacimiento del S¨®nar. ?Qu¨¦ suceder¨ªa con el festival si se va la luz? Un apag¨®n ?acabar¨ªa con todas las expectativas del certamen? Probablemente funcionar¨ªan los generadores de emergencia pero si estos tambi¨¦n fallaran todav¨ªa nos quedar¨ªa una salida para mantener el tipo: Dawn of Midi. Pura m¨²sica electr¨®nica, incluso bailable, interpretada con instrumentos ac¨²sticos (amplificados, la necesidad obliga, pero ac¨²sticos).

As¨ª lo han demostrado esta noche en la p¨¦rgola exterior del Auditori (un recinto que pr¨¢cticamente nunca se utiliza) con un concierto tan incre¨ªble como hipn¨®tico. ?Atenci¨®n! porque ma?ana viernes repetir¨¢n actuaci¨®n en el Complex del S¨®nar de d¨ªa (20 horas). Altamente recomendable sobre todo para los amantes de la electr¨®nica.

Con los ojos cerrados y sin informaci¨®n previa, nadie dir¨ªa que lo que estaba oyendo sal¨ªa de un piano de cola, un contrabajo y una bater¨ªa (sin platos). Dawn of Midi son un tr¨ªo asentado en Brooklyn pero sus integrantes proceden de India, Pakist¨¢n y Marruecos, con un concepto musical totalmente nuevo y sorprendente. Imposibles de clasificar basan su oferta en un ritmo repetitivo, obsesivo por momentos, que va sutilmente cambiando para crear un abanico de atm¨®sferas sofocantes que incitan irremediablemente al movimiento. M¨¢s que incit¨¢ndolo, provoc¨¢ndolo, resulta inevitable no dejarse llevar.

Una hora antes en la sala grande del mismo Auditori barcelon¨¦s, local felizmente recuperado para el S¨®nar, la orquesta sinf¨®nica de la ciudad ha ofrecido otro ejemplo con may¨²sculas de lo que podr¨ªa ser un S¨®nar desenchufado: la obra Become Ocean del estadounidense John Luther Adams, estrenada en 2013 y que llegaba con un Pulitzer y un Grammy a la mejor composici¨®n cl¨¢sica contempor¨¢nea bajo el brazo.

Tres cuartos de hora de m¨²sica densa, sofocante, para describir los evidentes trastornos que el cambio clim¨¢tico est¨¢ provocando en nuestros oc¨¦anos. Adams ha vivido en Alaska y conoce bien un problema que ha plasmado en una obra de gran envergadura, un solo movimiento que, en un primer momento, puede parecer excesivamente duro pero que poco a poco te va atrapando en una repetici¨®n de patrones palindr¨®micos que se asemejan a las oleadas oce¨¢nicas. Hay algo del primer Glass y bastante del Hundimiento del Titanic de Bryars pero la obra se eleva por encima de sus referencias y consigue ampliamente su objetivo de trastornar al oyente llev¨¢ndolo al climax para dejarlo caer una y otra vez en el vac¨ªo.

Tras un video clip publicitario de la discogr¨¢fica que ha publicado la obra con la orquesta de Seattle, Brad Luther, un experto en los complejos entramados contempor¨¢neos, ha dirigido con energ¨ªa la OBC que ha superado con buena nota la dif¨ªcil partitura ante un Auditori pr¨¢cticamente lleno en el que se han visto abundantes pulseras del S¨®nar mezcladas entre los habituales de nuestra contemporaneidad.

Dos conciertos tan distintos como igualmente interesante,. Dos dianas seguidas nacidas de la colaboraci¨®n entre el S¨®nar y las Sampler Series del Auditori, una relaci¨®n que deber¨ªa mantenerse por el bien de todos.