??Qu¨¦ suave, Patria!!
Esperemos que Zacatecas y los responsables del Premio Ram¨®n L¨®pez Velarde aclaren debidamente que se trata de un reconocimiento no exclusivamente dedicado a poetas o a la poes¨ªa
?Qu¨¦ suave est¨¢ la Patria, Ram¨®n! Antes tersa, la patriota piel se sonroja ahora con la comez¨®n incesante de la envidia; otrora diamantina, tu aura se ha empa?ado con inquinas instant¨¢neas y el entra?able olor de las panader¨ªas se ha cambiado por la f¨¦tida flatulencia del coro insensato que cacarea por cacarear como confundida parvada de pericos. ?Qu¨¦ suave est¨¢s Patria, tan mancillada! T¨² que encend¨ªas ¨ªntimo fervor con la falda hasta el huesito, muestras ahora ¨Chasta las lonjas irracionales¡ªun odio obeso y absolutamente irracional. ?Qu¨¦ sentir¨¢ Ram¨®n, acodado sobre el mudo piano de Genoveva?
Sucede que el Premio Hispanoamericano de Poes¨ªa Ram¨®n L¨®pez Velarde que otorga el gobierno del estado de Zacatecas ha sido m¨¢s que merecidamente otorgado en la edici¨®n de este a?o al escritor Juan Villoro y sucede que con s¨®lo anunciarlo se han desatado sin pausa de reflexi¨®n ni conocimiento de causa no pocas voces que intentan rasgarse las vestiduras, desatando m¨¢s que pol¨¦mica, el c¨ªclico microclima de dimes y diretes, chismes y corazonadas, imbecilidad y estulticia que ¨Cpor otro lado¡ªquiz¨¢ tambi¨¦n merezca ser ya reconocido con alg¨²n premio nacional a la pendejez.
Sucede que el meollo u origen del descontento que r¨¢pidamente se contagia en las redes sociales (all¨ª donde no importa si la gente lee p¨¢rrafos, sino que memorice memes y pulse likes para frases sueltas o slogans chidos) es porque el Premio L¨®pez Velarde lleve (equivocadamente) el subt¨ªtulo o asunto de ¡°Poes¨ªa¡± y todo inconforme brinc¨® como s¨ªnodo inapelable debido a que ¨Chasta ahora¡ªel pol¨ªgrafo y polifac¨¦tico Juan Villoro no ha publicado ning¨²n poemario, aunque ha cultivado con maestr¨ªa el g¨¦nero del ensayo (baj¨¢ndolo del pedestal marm¨®reo que lo congelaba como centauro de bronce), as¨ª como con luminoso talento el g¨¦nero del cuento que ha entrelazado como nadie con la inteligencia y maestr¨ªa con la que ha elevado tambi¨¦n al g¨¦nero de la cr¨®nica, y adem¨¢s all¨ª est¨¢, sin que nadie pueda negar, la magn¨ªfica calidad de sus obras en teatro (le¨ªdas y tambi¨¦n, puestas ya en escena) y el peso, importancia y quilates de sus novelas. Poco ha importado mencionar en estos d¨ªas que tan s¨®lo en una de ellas, titulada El testigo (por la cual obtuvo en Espa?a y tambi¨¦n merecidamente el Premio Herralde de Novela) Juan Villoro transpira no s¨®lo una filiaci¨®n tan ¨ªntima y entendida de la vida y obra de Ram¨®n L¨®pez Velarde, sino una irrebatible promoci¨®n y promulgaci¨®n de sus versos y andanzas; como pocos libros sobre el vate zacatecano, El testigo provoc¨® que mucho ignorante en las lides de la l¨ªrica velardiana se preocupara por leerlo y m¨¢s de alguno recordar con cierta verg¨¹enza que hubo un ayer en el que todo M¨¦xico se sab¨ªa al menos una imagen de la Suave Patria, ese largo poema que recitaban de memoria Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges (porque se los hab¨ªa inculcado nada menos que Alfonso Reyes, cuando fue embajador de M¨¦xico en Argentina). Por el s¨®lo hecho de haber cuajado ese novel¨®n, Villoro se hac¨ªa acreedor al Premio Ram¨®n L¨®pez Velarde desde 2004, a?o de su publicaci¨®n y premiaci¨®n en Espa?a, pero agreguemos que entre las voces que se han alzado indignadas (en una necia defensa purista de la palabra Poes¨ªa) poco ha importado y menos a¨²n, no se ha le¨ªdo el discurso de ingreso a El Colegio Nacional, titulado ¡°Hist¨®ricas peque?eces¡±, que es no s¨®lo una confirmaci¨®n de Juan Villoro como promotor, sino entendido en la obra de L¨®pez Velarde y su ponderada contextualizaci¨®n con la gran literatura comparada de sus coet¨¢neos y, mejor a¨²n, contagiador de la imperiosa necesidad constante por leerlo.
En todo caso, el problema (en realidad, inexistente) radica en el nombre o subt¨ªtulo del Premio, y esperemos que el gobierno del estado de Zacatecas y los responsables de sus futuras convocatorias aclaren debidamente que se trata de un reconocimiento no exclusivamente dedicado a poetas o a la poes¨ªa, sino tambi¨¦n y principalmente a escritores que hayan contribuido a la promoci¨®n y difusi¨®n de la vida y obra de Ram¨®n L¨®pez Velarde. De hecho, que yo recuerde, no hubo revuelo alguno en las anteriores ediciones y nadie se atrever¨ªa a cuestionar el don y dote velardiana con el que lo mereci¨® en 2014 Guillermo Sheridan o ?hubo alg¨²n P¨ªpila que se alzara con piedra en el lomo para protestar que este mismo premio se le haya otorgado al fil¨®logo espa?ol Alfonso Garc¨ªa Morales en 2012. ??Ya estuvo suave, Patria!! Basta que alguien cultive lo que abona y merece sin atropellar al pr¨®jimo para que se contagie como chahuistle en la piel de ma¨ªz la lepra chafita de ¡°ya supe que andas elogiando a Fulano pero no le aplaudes a Zutano¡± o la ternurita de los reclamitos ¡°A m¨ª, nunca me has tra¨ªdo serenata¡± o el cl¨¢sico de tlapaler¨ªa: ¡°Yo s¨®lo espero que te rompas la madre por m¨ª, como por su pollo, yo intentar¨¦ hacerlo por ti, si es que el tiempo y las circunstancias me lo permiten¡±.
??Ay, qu¨¦ suavecita est¨¢ la Patria, ya casi p¨²trida, querido Ram¨®n!! Hubo quien se lanz¨® sin pensar a babear, en una carta abierta, una sentida petici¨®n para que Villoro no aceptara el premio, en abono de tantos otros ¡°poetas de verdad¡±, mencionando incluso a Ra¨²l Ren¨¢n (que no s¨®lo ha sido reconocido en muchas ocasiones a lo largo de no pocas d¨¦cadas, sino que adem¨¢s, ?tiene ¨¦l mismo un premio que lleva su nombre!) y otra voz en cuello que se permiti¨® ¨Cjocosilla y leve¡ªarmar el chiste o inventar el meme sobre Villoro, su padre y los premios que se ha ganado a ley, sin considerar que es precisamente ese tipo de mole el que m¨¢s nos deshonra en esta patria tan suave. Aqu¨ª empez¨® como broma y creci¨® como la ola de las tribunas el grito de ¡°?Puto!¡± en alg¨²n estadio ahora an¨®nimo y de pronto, ya no sabemos ni d¨®nde ni c¨®mo esconder al coro o suplicar un silencio cada vez que despeje cualquier portero de equipo que sea considerado rival a la patria, ¨¦sa patria de ¨¦pica sordina con m¨¢scara de luchador para que no se vean las caras de los narcos impunes, la de la casa blanca-palacio del rey de oros y el verde rel¨¢mpago de los loros en la cancha, que no merecen pasar la verg¨¹enza del grito ( y menos ahora, en la Copa Am¨¦rica ensombrecida por una tragedia terrorista y demencial cuya infamia nace en la saliva misma de quien disfraza ira con la broma al vuelo del apodo, como si despejara un bal¨®n irracional al vac¨ªo de su mente en anonimato).
El tema de fondo es que una vez m¨¢s se filtra en el ¨¢nimo, sin pensar y quiz¨¢ sin pienso, el necio af¨¢n de la envidia. La leve amargura del frustrado se cuela en la saliva de quien crea ¡°excesivo¡± elogiar a Juan Villoro, un escritor grande en m¨¢s de un sentido que no necesita de la necia licuaci¨®n instant¨¢nea de la mala leche para que le lean cartilla alguna. Por encima de su talento, consta la personalidad de un hombre intachable que ha incluso donado el monto entero de alguno de sus premios (que ¨Cefectivamente¡ªson muchos¡ y faltan m¨¢s) a causas y personas que realmente se han beneficiado de su generosidad. Aqu¨ª, a la mitad del foro que dej¨® intacto Ram¨®n L¨®pez Velarde, alzo hoy la voz para celebrar con la modulaci¨®n propia del bajo, cort¨¢ndole un gajo a la epopeya en vez de atender tanta rebanada de gargajos, para celebrar ¨¦ste y todo reconocimiento que se le haga a Juan Villoro y cualesquier otro escritor de veras que ¨C en tierra de plagiarios impunes, caudillos autoritarios, mentirosos empoderados, sacristanes a sueldo y mucho lamebotas asalariado por su saliva¡ªenfrenta d¨ªa con d¨ªa el abismo de la p¨¢gina en blanco con honestidad, imaginaci¨®n, memoria e ideas, abonando la posibilidad de fertilizar conocimiento en esta tierra del cadencioso golpe de las hachas, entre risas y gritos de muchachas; aqu¨ª donde el Ni?o Dios escritur¨® un establo para tantos bueyes y tambi¨¦n los veneros y venenos del petr¨®leo y de la negra envidia, el m¨ªsm¨ªsimo Diablo que se se desata cada vez que respingamos sin piedad alguna, opinamos sin idea siquiera y espetamos sin pausa posible las peroratas sin ponderaci¨®n, como si el rosal se inclinara ante la penca del nopal y sus espinas. Aqu¨ª mismo donde, lleno de sombra, camina un poeta que ¨Cpor lo visto¡ªsigue sin ser le¨ªdo, en tierra donde basta que uno intente el bien para que el coro an¨®nimo clame el mal o todos los males. Aqu¨ª, donde algunos ¨Cquiz¨¢ cada vez m¨¢s, pocos y menos¡ªrecuerden que al final hay un jard¨ªn deletreado por algunos verbos, de versos en flor que se elevan por encima de todo bien y todo mal, donde sonr¨ªen los poetas y se extiende intacta la Patria de la Palabra, suave.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.