Nosotras somos la justicia

Los primeros minutos de 7 diosas subrayan el car¨¢cter program¨¢tico de su propuesta: una vehemente presentaci¨®n de personajes que recorre mitolog¨ªa populares y rituales cotidianos ¨Cun rodaje de Bollywood, un piropo callejero, una conversaci¨®n de gimnasio, un capcioso uso del Photoshop- para levantar acta del v¨ªrico alcance del patriarcado en la sociedad india. El pr¨®logo tambi¨¦n pone en evidencia que las formas van a estar m¨¢s cerca de un efectismo propio del lenguaje publicitario que del registro menos impositivo del esbozo, la sugerencia y el discurso abierto.

7 diosas, lo quiera o no, es un discurso patriarcal que se delata en decisiones de reparto, extempor¨¢neas apropiaciones narrativas del thriller de venganza y vergonzantes sampleos de momentos emblem¨¢ticos de La leyenda del indomable y El club de los poetas muertos. No es una pel¨ªcula dise?ada para hurgar en heridas locales, sino para envolver una supuesta denuncia para el consumo ¨Cy la higiene de conciencia- del espectador occidental.

Inevitable pensar que Kali ¨Cdiosa madre y fuerza destructora del Mal, invocada por las protagonistas- jam¨¢s pulsar¨ªa las teclas que pulsa 7 diosas para una gloria trivial ¨Cpremios de p¨²blico, una distribuci¨®n global-, porque los temas de fondo ¨Cel alto ¨ªndice de violaciones en la India, la exclusi¨®n de los homosexuales- no merecen ser banalizados. Cuando la fuerza solidaria de la comunidad (de mujeres) toma, ocasionalmente, el poder del relato, 7 diosas -simulaci¨®n masculina de una rabia femenina- muestra un atisbo del tipo de pel¨ªcula ¨Ccivilizada, alejada de todo efectismo- que podr¨ªa haber sido.