Elena en la escuela
Elena S¨¢nchez naveg¨® como un fuera borda de entusiasmo en mitad de esa ola cambiante que fue la televisi¨®n en Espa?a a partir de los noventa
Todav¨ªa conmocionados por la muerte de Elena S¨¢nchez, entre los giros de su carrera, rescato un momento de iniciaci¨®n. Cuando los aspirantes a entrar en la Escuela de Periodismo de la Universidad Aut¨®noma y EL PA?S llegaban a la prueba definitiva, sol¨ªan esperarles, entre clase y clase, algunos alumnos de la promoci¨®n en curso. La primera cara que recuerdo en aquel hall, que a¨²n existe en Miguel Yuste, es la suya.
Aguardaban los de la cuarta hornada a quienes ingresar¨ªan en la quinta, con un ansia de b¨¢lsamo, tratando de insuflar suerte ante la entrevista definitiva a puerta cerrada, iluminando a los novatos entre los pros y los contras, con mucho m¨¢s de lo primero que de lo segundo. Conviene recordarlo hoy a fondo, cuando no deben pasarse por alto ra¨ªces e identidades.
Elena S¨¢nchez naveg¨® despu¨¦s como un fuera borda de entusiasmo en mitad de esa ola cambiante que fue la televisi¨®n en Espa?a a partir de los noventa. Todo lo que construy¨®, ya fuera en Telemadrid, como en Canal +, en Cuatro o ahora de regreso a la casa donde se form¨® en EL PA?S Audiovisual, estaba impregnado de lo que aprendi¨® a fondo en la Escuela.
En ella forj¨®, como en todos, gran parte de su semilla ¨¦tica, su amplio foco, su ancha visi¨®n. Desde esa aula en la que durante 30 promociones hemos aprendido a mirar de otra manera el mundo, nos fueron marcados a sangre, letra y fuego principios, armas para confrontar aquellos dilemas y paradojas que se nos presentar¨ªan en el camino. Un estilo, una armadura para lidiar con ese friso de m¨²ltiples verdades que conforman la realidad.
Elena aprovech¨® las lecciones de sus maestros y supo contagiarlas con ¨ªmpetu. Queda en ellos y en quienes la tratamos una eterna semilla de lealtades conjuradas en nombre de eso que seguimos llamando, tozudamente, periodismo.
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