Los dioses tienen sed

No estaba claro que V¨ªctor Barrio fuera a pasar a la historia de la tauromaquia, ni que lo hiciera un toro berrendo de Los Ma?os. No estaba claro hasta este s¨¢bado, cuando el diestro segoviano y Lorenzo se reunieron en la fatalidad. Una r¨¢faga de viento desnud¨® a Barrio. Una cornada silenciosa le atraves¨® el coraz¨®n en el suelo.

Y nos acordamos de El Yiyo. Y nos acordamos de Burlero. Porque fue igual de fulminante el pitonazo de Colmenar en 1985. Porque no hab¨ªa muerto ning¨²n matador desde entonces. Y porque la defunci¨®n de un torero comparte la posteridad con el nombre del toro. Espartero y Perdig¨®n, Joselito y Bailaor, Manolete e Islero, Paquirri y Avispado. Es la manera de recrearse en la superstici¨®n del destino. Y de simbolizar la regla m¨¢s temida de la tauromaquia: el toro muere, el torero puede morir. No siempre Teseo escapa del Minotauro. A veces lo espera hambriento en un requiebro del laberinto.

No lo sab¨ªa Barrio en el ensimismamiento del torero de la oportunidad. Escrib¨ªa en su ¨²ltimo tuit que ten¨ªa puesta la cabeza en Teruel. Ahora ha puesto tambi¨¦n el coraz¨®n, desmesura sacrificial de un torero desgarbado, valiente y humilde que se convierte en m¨¢rtir y proporciona a la Fiesta toda la gravedad de la eucarist¨ªa.

La sangre de Barrio solemniza la hondura de la tauromaquia. Y demuestra que se muere de verdad. Y que se muere arbitrariamente. Los dioses ten¨ªan sed y fueron a cobrarse las v¨ªsceras de un matador que apenas se vest¨ªa de luces. Que ten¨ªa 29 a?os. Y que no se hab¨ªa retirado porque de haberlo hecho no estar¨ªa en Teruel el 9 de julio de 2016. El sorteo del mediod¨ªa le puso delante la lidia y muerte de Lorenzo. La mala suerte lo desenga?¨®. Lleg¨® cad¨¢ver a la enfermer¨ªa. Sali¨® como un h¨¦roe de ella.

No ser¨¢ desperdiciada la sangre de Barrio. Nos obligar¨¢ a respetar a los toreros. Nos recordar¨¢ que jugarse la vida no es un juego de palabras. Y que no hay toros peque?os ni ruedos de provincias. Y que las plazas alojan una capilla y una enfermer¨ªa. Para rezar a Dios y a las v¨ªrgenes. Y para aferrarse a la arena cuando el cuerpo se revienta.

V¨ªctor Barrio y Lorenzo son historia. No en la frivolidad con que se ha degradado el sustantivo, sino en la acepci¨®n plena. De tanto evitarse el uno al otro en Teruel, han terminado encontr¨¢ndose.