Una pasión americana
En 'Si te vieras con mis ojos', Carlos Franz novela la relación entre el pintor Rugendas y la aristócrata Carmen Arriagada
En la nueva novela del escritor chileno Carlos Franz, Si te vieras con mis ojos, hay dos protagonistas. Ninguno de los dos podría vivir sin el otro en la novela. Porque, entre otras cosas, los dos son amantes en el sentido más encendidamente romántico del término. Luego hay un tercero en discordia que tercia con su pensamiento y su búsqueda de la felicidad aunque sin emplear un método tan arrebatador para alcanzarla. Los amantes son nada menos que el pintor alemán Mauricio Rugendas y la autora de uno de los epistolarios más importantes escritos por una mujer en el siglo XIX en América Latina, Carmen Arriagada. Debajo de esta representación se esconden tres personajes de carne y hueso, los citados amantes y Charles Darwin. La verdad histórica reconoce a los tres protagonistas, aunque no el tipo de vinculación que les adjudica Carlos Franz.
En la novela de Franz tienen lugar hechos que la historia no autoriza. Carmen Arriagada, mujer aristocrática, culta, conocedora del francés y el inglés, casada con un militar alemán contratado por el Gobierno chileno, que entabla una obsesiva relación epistolar con el pintor Rugendas. A su vez éste, viajero y pintor contratado por la Marina inglesa para ilustrar los descubrimientos de Darwin, se convierte en el pintor más reconocido de los paisajes físicos y humanos de la América Latina del XIX. A partir de aquel epistolario entre la Arriagada y el pintor, Franz urde una pasional historia de amor detrás de la cual se esconde una visión de la vida. Esta visión Franz la contrapone con la de cientificismo de Darwin, reproduciendo con ello uno de los grandes debates que imperaban en aquel siglo: arte, vida y razón.
Carlos Franz ha escrito una novela inspirada en esos dos polos irreconciliables que dibujan la razón y la pasión. Carmen y Mauricio representan esa entrega sin retorno. Esa felicidad herida. Darwin es el exponente de la razón y, como tal, razón suficiente para alcanzar su idea de felicidad. Carlos Franz ha hecho una elección al optar por estos personajes históricos. De Carmen Arriagada pudo haber tomado esa suerte de orden erótico inédito que se desprende de su epistolario, la obsesión amorosa bajo la cual no puede disimular una obsesión por la escritura. A mí como lector me hubiera gustado más esa opción. Al decantarse el autor chileno por el supuesto carnal de esa historia (que no deja de resultar bastante empalagosa), deja a la intelectual chilena presa de los modelos tópicos de la amante fogosa del XIX, abandona su costado más misterioso: ?por qué escribe lo que escribe, incluso cuando Rugendas ya no le contesta? ?Qué la lleva a convertir sus cartas al amante en el verdadero territorio erótico de la relación, en su crucial sujeto al que amar? De Rugendas, lo mejor que leí fue la novela de César Aira Un episodio en la vida del pintor viajero.
Si te vieras con mis ojos. Carlos Franz. Alfaguara. Madrid, 2016. 376 páginas. 18,90 euros
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