El combate de la mujer afgana
Las Rahimi, exboxeadoras de Kabul, llegan a Espa?a por el documental ¡®Boxing for Freedom¡¯


Las hermanas Rahimi, Sadaf y Shabnam, se han convertido en hero¨ªnas a su pesar y tambi¨¦n al de las autoridades de su pa¨ªs, Afganist¨¢n. Ambas comenzaron a boxear en 2009, y, tras un largo y terrible periplo, que pas¨® por entrenamientos en el estadio de Ghazi de Kabul ¡ªescenario previo de torturas y matanzas¡ª, y el fracaso de Sadaf, la m¨¢s peque?a y talentosa, en una competici¨®n internacional en China, sufrieron el desprecio del Comit¨¦ Ol¨ªmpico de Afganist¨¢n, que revoc¨® la invitaci¨®n internacional para que Sadaf participara en los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres de 2012.
Todo aquel viaje fue estupendamente contado el a?o pasado en el documental Boxing For Freedom, de Juan Antonio Moreno y Silvia Venegas, que se ha proyectado en festivales de todo el mundo. El filme lleg¨® m¨¢s lejos que otros documentales sobre ellas y les acompa?¨® en su primer a?o en la Universidad. Pero, ?qu¨¦ pas¨® con la familia Rahimi?
¡°Las autoridades controlan nuestras pasos, porque creen que vamos a pedir asilo. De esta visita, por ejemplo, sabe muy poca gente¡±
Desde el pasado viernes, las dos Rahami, las peque?as de cinco hermanas, est¨¢n en Espa?a. Para Shabnam es su primer viaje a Europa. Sadaf estuvo en Londres en una estancia previa a los Juegos Ol¨ªmpicos. ¡°Las autoridades controlan nuestras pasos, porque creen que vamos a pedir asilo. De esta visita, por ejemplo, sabe muy poca gente¡±. Ma?ana el documental se proyecta en la inauguraci¨®n del Festival de Cine Ib¨¦rico de Badajoz y all¨ª participar¨¢n en una charla con el p¨²blico. La relaci¨®n entre ambas y Moreno y Venegas se ha mantenido este tiempo a trav¨¦s de correos electr¨®nicos, y eso ha posibilitado este periplo. Como en la pantalla, Sadaf, ya mayor de edad, es parlanchina, incisiva y franca. Shabnam, en cambio, se refugia en su timidez y responde m¨¢s con la mirada. Ambas, estrellas por un d¨ªa y no porque lo buscaran, sienten que su pa¨ªs, su gente, les ha olvidado. ¡°En el d¨ªa a d¨ªa nadie ya se acuerda de nosotras¡±, dice Sadaf. Pero mira las cartas (docenas y docenas) que le hab¨ªan guardado los cineastas, y contin¨²a: ¡°Cuando salimos de Kabul parece que fu¨¦ramos otras¡±.
Las Rahimi sienten a¨²n hoy el menosprecio de las autoridades afganas: ¡°Probablemente para ningunear el papel de la mujer musulmana¡±. ?Se arrepienten en alg¨²n momento de su pasado? ¡°?No!¡±, saltan. ¡°Pero a veces s¨ª tenemos miedo de lo que pueda pasar, provocado por nuestro pasado¡±. Shabnam es ahora profesora de educaci¨®n f¨ªsica, y Sadaf sigue estudiando y vive enganchada al boxeo, ahora como entrenadora, un poco obligada por las circunstancias: su entrenador, Saber Sharifi, se ha fugado a Estados Unidos. ¡°A las chicas les recomiendo que hagan deporte¡±, asegura Shabnam. ¡°A m¨ª me gusta todav¨ªa el boxeo y por eso entreno a las chicas¡±, cuenta Sadaf. A pesar del atentado al lado del gimnasio que destroz¨® el edificio. ¡°El nuevo entrenador no tiene nivel. Mi experiencia me ha dado un conocimiento que quiero compartir¡±.
Las Rahimi son listas, han visto ir y venir a su alrededor a muchos moscones ideol¨®gicos: ¡°S¨ª, sentimos que nos han manipulado, a veces de manera muy sutil, por las autoridades y los periodistas¡±. Siguen rehuyendo ofertas de matrimonios pactados, explican tras estallar en carcajadas por la pregunta. ¡°Por nuestro pasado es muy dif¨ªcil que alguien se acerque con una propuesta. Nos consideran rebeldes¡±. Una de sus hermanas se ha quedado viuda ¡°por los combates¡±.
"Mi ilusi¨®n es seguir con el deporte, llegar lejos. Pero no s¨¦ c¨®mo lograrlo¡±
?Qu¨¦ les parece Espa?a? ¡°Nos gusta que haga calor [r¨ªen], y la sensaci¨®n de seguridad y tranquilidad en las calles y de que las mujeres hacen lo que quieren¡±. ?Son optimistas con el futuro de Afganist¨¢n? ¡°No nos dan buena espina los hechos que estamos viviendo¡±, confiesan. A pesar de eso, llevan el ch¨¢ndal de su selecci¨®n nacional, y en el brazo izquierdo de Sadaf se pueden leer las letras AFG, acompa?adas de la bandera afgana. ?C¨®mo se ven a s¨ª mismas dentro de 10 a?os? ¡°Yo, como profesora. No soy optimista¡±, dice Shabnam. Sadaf apesadumbra su rostro: ¡°Mi ilusi¨®n es seguir con el deporte, llegar lejos. Pero no s¨¦ c¨®mo lograrlo¡±.
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