El gladiador que perdi¨® su atributo
Es sabido que la de gladiador era una profesi¨®n de riesgo, aunque las ¨²ltimas investigaciones apunten a que la carnicer¨ªa del anfiteatro no era tanta y que a medida que prosperabas en el oficio ¨Csi lo hac¨ªas- tus posibilidades de supervivencia aumentaban de manera proporcional a las ganancias de tu lanista, tu agente, por as¨ª decirlo: nadie quer¨ªa perder tontamente una buena inversi¨®n. Hab¨ªa distintas clases de gladiadores, seg¨²n su equipamiento, y cada uno tenemos ¨Ccomo ten¨ªan los propios romanos- nuestras preferencias por una u otra: tracio, secutor, murmillo, hoplomachus.... Mis favoritos, descontando la gladiatrix en topless identificada por el estudioso de la Universidad de Granada Alfonso Ma?as en una estatuilla de bronce, siempre han sido los reciarios, los que luchaban a cuerpo limpio provistos de un tridente (fascina) y de una red para envolver con ella al rival. El ejemplo m¨¢s conspicuo de reciario (retiarius, por la red, rete), v¨ªa Hollywood, es el famoso Draba que pelea a muerte con el Espartaco de Kirk Douglas. Lo interpretaba el actor negro Woody Strode, de 1,93 metros, que hab¨ªa sido jugador de los Rams y desactivador de bombas en Guam durante la Segunda Guerra Mundial (luego se cas¨® con una princesa hawaiana y encarn¨® a Lumumba y al protagonista de El sargento negro de Ford, del que era amigo).
A diferencia de m¨ª, salvando las distancias, el emperador Claudio no apreciaba nada a los reciarios y los hac¨ªa matar siempre que ca¨ªan al suelo, incluso accidentalmente, porque, en su crueldad ¨Cno era el tipo simp¨¢tico que nos novel¨® Robert Graves-, le encantaba ver sus rostros desnudos mientras agonizaban. A lo mejor era rabia por tener en casa a Mesalina. El caso es que Claudio era un obseso de los juegos de la arena: organiz¨® novedades como un n¨²mero sobre Troya (similar al que aparece en Gladiator), combates con panteras, rejoneo tesalio, naumaquias muy vistosas y hasta lleg¨® a enfrentarse ¨¦l mismo (con la sutil ayuda de la guardia pretoriana) a una orca atrapada en un canal del puerto de Ostia: lo cuenta en su Historia Natural Plinio el Viejo, que fue testigo del episodio.
En fin, se me acaba el espacio con tanta miscel¨¢nea y a¨²n no les he dado la importante noticia: el reciario perdi¨® su red. Lo argumenta sesudamente en un art¨ªculo en The international journal of the history of sport (?) el citado Ma?as, autor de Gladiadores (Ariel, 2013). El reciario era un luchador con buenas opciones (como se ve en el combate Draba-Espartaco): enredaba al oponente en la red y luego le clavaba el tridente o lo apu?alaba. Seg¨²n Ma?as sus perspectivas eran tan buenas que llevaron a la modificaci¨®n de las defensas de los gladiadores que se le enfrentaban, generalmente el murmillo, con casco rematado por un adorno en forma de pez. El cambio fundamental fue la eliminaci¨®n de ese saliente, en el que se enganchaba con facilidad la red y la aparici¨®n del murmillo contrarede, dotado de un casco liso, y del secutor, especialista en evitar ese arma. Consecuentemente, la red cay¨® en desuso, m¨¢s a¨²n porque lo ¨²nico que serv¨ªa entonces de verdad al reciario era el tridente, que se maneja mejor con dos manos. Ma?as ha revisado 262 representaciones de reciarios desde el siglo I antes de Cristo al V y solo en el 10 % aparece la red, la mayor¨ªa antes del siglo II. El estudioso a?ade que el uso de la red requer¨ªa un virtuosismo que se fue perdiendo al masificarse la carrera de gladiador, con mucho intrusismo (!) y pasar la edad de oro de los juegos. O tempora, o mores!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.