Sue?o de amor interminable

Cuando Henry Hathaway rod¨®, bajo la inspiraci¨®n de la obra de George du Maurier, Sue?o de amor eterno (1935), una de las pel¨ªculas m¨¢s inolvidables sobre una pasi¨®n capaz de trascender las barreras f¨ªsicas e incluso de burlar a la muerte, nadie pod¨ªa concebir una cotidianidad donde la tecnolog¨ªa podr¨ªa convertir en irrelevante la coexistencia de dos amantes en un mismo plano de realidad. En La correspondencia, Giuseppe Tornatore reclama para el melodrama una idea que, en los ¨²ltimos a?os, ha sido est¨ªmulo para veros¨ªmiles cuentos oscuros en clave dist¨®pica, como el que sosten¨ªa un memorable episodio de la segunda temporada de la serie Black Mirror: Be Right Back, o la pesadilla generada por una modalidad de trascendencia digital basada en los rastros de car¨¢cter que uno va dejando en redes sociales.

La correspondencia centra su mirada ¨Cm¨¢s delirante que exc¨¦ntrica- en la prolongaci¨®n post mortem de la intensa historia de amor ad¨²ltero que mantuvieron un profesor de astrof¨ªsica (Jeremy Irons) y su aventajada alumna (Olga Kurylenko). La pel¨ªcula solo puede mostrar juntos a los dos amantes en su sint¨¦tico pr¨®logo: dos cuerpos abraz¨¢ndose en una habitaci¨®n de hotel, en los minutos previos a una despedida que encuentra su eficaz colof¨®n ¨Ccargado de una premonici¨®n de la ausencia inminente- en el pasillo, helado e impersonal, que separa las puertas de sus respectivas habitaciones. Desafortunadamente, el director no vuelve a encontrar esa justa concisi¨®n en el resto del metraje, condicionado por la medular improbabilidad de todo lo que se cuenta, pese al demasiado visible esfuerzo por atar los cabos de la verosimilitud: ya puestos, este cr¨ªtico hubiese preferido un trabajo que, regido por la fuerza del amour fou, despreciara a esos que Hitchcock llamaba, malintencionadamente, ¡°nuestros amigos los veros¨ªmiles¡±.

En la pel¨ªcula que La correspondencia decide, definitivamente, no ser hubiese podido resultar todo un valor la insensata (y arbitraria) ocurrencia de convertir a la estudiante de astrof¨ªsica en pluriempleada especialista en secuencias de acci¨®n. La opci¨®n que ha tomado Tornatore acaba sobrecargando de explicaciones un ¨²ltimo tramo de la historia al que el espectador llega realmente fatigado tras tanta carta p¨®stuma.