A la sombra de los hermanos mayores
Un vistazo a los dos ¨²ltimos t¨ªtulos de Naughty Dog nos recuerda que lo bueno es enemigo de lo ¨®ptimo
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Ocurre a veces que uno no puede quitarse un sabor de la boca. Por muchas cosas que coma despu¨¦s, un algo persistente sigue dando vueltas. Un picor, un dolor, quiz¨¢ una herida que no se cierra y ya para siempre dar¨¢ la lata.
En 2013 la compa?¨ªa Naughty Dog sac¨® al mercado un juego llamado The last of us. El artefacto, enclavado dentro de lo que podr¨ªamos llamar g¨¦nero apocal¨ªptico, contaba la historia de dos supervivientes a una plaga en un mundo en ruinas. El artefacto, adem¨¢s, contaba con un eje narrativo y un poder emocional incuestionables, que rozaban la trascendencia en unos momentos finales tan inesperados como grandes.
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El caso es que el recuerdo de aquel no para de sobrevolar la experiencia jugable del ¨²ltimo t¨ªtulo de la compa?¨ªa norteamericana, Uncharted 4: A Thief's End, ¨²ltima aventura de unos personajes con los que llevamos conviviendo desde el primer episodio de la franquicia, Drake's Fortune, de 2007. Casi una d¨¦cada revisitando personajes s¨®lidos y entra?ables, disfrutando de una soberbia direcci¨®n art¨ªstica, una jugabilidad quiz¨¢ demasiado plastil¨ªnica pero gozosa, y unas tramas simples pero efectivas y aventureras. Casi nada. Toda una oda a la coherencia disfrutable y un trabajo magn¨ªfico, empa?ado ¨²nicamente por el recuerdo de esa otra obra anterior de corte apocal¨ªptico, con la que no solo comparte compa?¨ªa sino responsables (Bruce Strale y Neil Druckmann).
The last of us. 2013. Acci¨®n, Aventura. PS3/Ps4. Naughty Dog. 39,95/ 26,90 euros
Uncharted 4: A Thief's End. 2016. Acci¨®n, Aventura. PS4. Naughty Dog. 44,99 euros
Los trabajos anteriores son una pieza fundamental en la cr¨ªtica cultural. Un libro es lo que es, en gran medida, en base al anterior libro de un autor; una exposici¨®n siempre se medir¨¢ por el trabajo pasado del artista; una pel¨ªcula siempre superar¨¢ o defraudar¨¢ las expectativas que su autor genere. Los productos destinados al p¨²blico viven a la sombra de sus hermanos m¨¢s viejos, y en base a ese rigor se construyen no ya carreras individuales, sino relatos culturales y art¨ªsticos complejos. En base a ese rigor se establecen los c¨¢nones que alumbran la creaci¨®n y que se pasan como antorchas en el tiempo. Si queremos tratar el videojuego como un producto cultural que ha alcanzado la mayor¨ªa de edad debemos aplicarle ese rigor, y si el juez es la posteridad hemos de admitir que la ¨²ltima aventura de Drake es un paso atr¨¢s para una compa?¨ªa que hab¨ªa alcanzado un nivel de referencia (y reverencia) inusitado con su anterior t¨ªtulo.
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Todo esto, claro, no resta un ¨¢pice de valor a lo que los de Naughty Dog nos ofrecen, pero a?ade severidad al juicio que debemos imponer al ¨²ltimo Uncharted. Porque la compa?¨ªa que en The last of us suger¨ªa una mal digerida homosexualidad con la sutileza con que podr¨ªa hacerlo la serie The Wire ahora cae en el clich¨¦ de la tensi¨®n sexual (aunque en dos personajes inesperados, eso hay que concederlo); la compa?¨ªa que forj¨® una relaci¨®n tan improbable como sublime entre Joel y Ellie ahora es incapaz de escapar del clich¨¦ hollywoodiense en el que se desenvuelven Nathan y Sam Drake; la que entonces cre¨® unos personajes redondos ahora los aplana (con Victor Sullivan a la cabeza) hasta dar la impresi¨®n de que s¨ªmplemente pasaban por all¨ª; la que precipitaba un final desgarrador pero coherente con los personajes ahora se apunta al buenismo y nos regala un cierre inofensivo.
Una de las m¨¢s famosas sentencias de Voltaire dice que lo bueno es siempre enemigo de lo mejor. Naughty Dog nos entrega con Uncharted 4 un espect¨¢culo de primera categor¨ªa, esp¨ªdico, hermoso, salvaje y enormemente disfrutable, nada menos. Y nada m¨¢s.
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