Homero, como pretexto

La traici¨®n conyugal de Venus, que Dem¨®doco canta a Ulises en la rapsodia VIII de la Odisea, reescrita y representada en clave de farsa: un relato de cuernos, en el que la destreza de Vulcano se impone a la fuerza bruta de Marte, guarnido con percusiones y acrobacias, con canciones soberanamente interpretadas por Carmen Paris y con una profec¨ªa retrospectiva (¡°llegar¨¢ un d¨ªa en el que las mujeres seremos iguales a los hombres¡±), inserta con intenci¨®n moralizante.

Los hilos de Vulcano es un espect¨¢culo entretenido: distrae la vista y el o¨ªdo, y hace re¨ªr a ratos francamente, aunque se pierde por meandros ajenos al sentido del magro relato original (incluida una divertida digresi¨®n sobre la estupidez) y posterga, acaso demasiado, el desenlace.

Los intermedios musicales del grupo de percusi¨®n Toom-Pak traen el eco de antiguos rituales b¨¢quicos y, por momentos, el de las chirigotas de C¨¢diz: sus intervenciones, en calidad de mano de obra esclava del protagonista, le imprimen a Los hilos de Vulcano el empaque coral que las dimensiones del Teatro Romano de M¨¦rida exige.

Ver¨®nica Forqu¨¦, Fele Mart¨ªnez y Javier Mora le sacan no poco partido a las situaciones y a los juegos de palabras que les sirve Marta Torres, autora del texto y directora de una funci¨®n ligera, donde el innegable buen humor se pierde en salvas y de la que el p¨²blico sale bien re¨ªdo, pero acaso ayuno de prote¨ªna dram¨¢tica aut¨¦ntica. Reci¨¦n entrada en escena y con solo abrir la boca, la Forqu¨¦ desata una carcajada general, premonitoria de como se recibir¨¢ el resto de su actuaci¨®n. Extremada, la composici¨®n que Fele Mart¨ªnez hace de un Vulcano Quasimodo. Y efectivo tambi¨¦n, su contraste humor¨ªstico con el atl¨¦tico y tontorr¨®n Marte de Javier Mora.

A Melani Olivares (Venus), le toca la ingrata misi¨®n de administrar al p¨²blico unas p¨ªldoras morales de efecto t¨®pico; Tom¨¢s Pozzi est¨¢ gracioso y resoluto en su composici¨®n de un Helios afeminado, y Carmen Paris eleva la categor¨ªa art¨ªstica del espect¨¢culo en cada una de las cuatro o cinco canciones que interpreta, todas ellas con anclaje s¨®lido en la tradici¨®n oral. Se echa de menos una mayor integraci¨®n y presencia suya en la acci¨®n dram¨¢tica.

Los hilos de Vulcano es un juego de clowns (clar¨ªsimo en el antagonismo chusco entre Marte y el protagonista, que vienen a ser el augusto y el carablanca circenses), que decae hacia la mitad por la irrupci¨®n s¨²bita de un cierto didactismo autoral, para recuperarse luego en la vuelta al humorismo y a la astracanada franca y sin m¨¢s complicaciones.