Monumento ilustrado a la nostalgia
El c¨¦lebre dibujante Seth analiza su trayectoria, el mundo de los c¨®mics y su amor por el pasado en su primera entrevista con un medio espa?ol
Seth siempre lleva sombrero. Un elegante fedora, en concreto. Calcula que nunca ha salido de casa sin ¨¦l en d¨¦cadas. De la misma manera, el dibujante vive trajeado, su hogar luce decoraciones de anta?o y su garaje hospeda un coche vintage. Queda claro por qu¨¦ le llaman ¡°el artista de la nostalgia¡±. Aunque su defensa de la morri?a no se limita a la apariencia. ¡°Soy una persona muy nost¨¢lgica. Debo de tener alg¨²n gen de eso. Vivo en una especie de burbuja, flotando hacia pensamientos del pasado¡±, responde en un correo electr¨®nico. De hecho, no sale a menudo de ah¨ª. Ni mucho menos para dar entrevistas. Tanto que esta es su primera para un medio espa?ol.
In¨¦ditas en Espa?a eran tambi¨¦n sus primeras historietas. Pero la editorial Fulgencio Pimentel ha buceado en el pasado del dibujante del pasado. Y ha sacado a la luz Un verano en las Dunas, un volumen que re¨²ne dos tebeos que Gregory Gallant (Clinton, 1962) realiz¨® antes de convertirse en uno de los historietistas m¨¢s apreciados del planeta. Pese a su amor por lo que fue, Seth no hab¨ªa rele¨ªdo estas obras: ¡°Solo ver¨ªa los fallos. He aprendido que un artista a menudo es el peor juez de su propio trabajo. Est¨¢ demasiado cerca. Es como mirar una foto embarazosa de uno mismo¡±.
Adem¨¢s, los episodios de Un verano en las Dunas son ya bastante inc¨®modos de por s¨ª: Seth relata c¨®mo perdi¨® la virginidad con la mujer de su entonces jefe y la primera vez ¨Chubo una segunda- que le pegaron por su aspecto. ¡°?Como heterosexual, me han atacado por la calle por homofobia m¨¢s que a mis amigos gays!¡±, destaca. Pero el libro sirve sobre todo para descubrir los comienzos del hombre que lanzar¨ªa c¨®mics clave como La vida es buena si no te rindes o Palookaville. Ah¨ª est¨¢n los g¨¦rmenes de su dibujo estilizado, sus peque?as historias de vida cotidiana, su humor amargo y todas las peculiaridades de un tipo tremendamente distinto.
¡°Me gusta arrastrarme por casa y sentirme melanc¨®lico. A menudo me decepciona la cultura contempor¨¢nea pero me puedo retirar en mi peque?o mundo y escaparme. Estoy muy agradecido de haber vivido en la era anterior a la penetraci¨®n de Internet¡±, asegura. Seth cuenta que huye de la conexi¨®n constante, las opiniones masivas o la tecnolog¨ªa. Tanto que una de sus actividades favoritas es encerrarse en su estudio y desaparecer. ¡°La Red te grita para mantenerte distra¨ªdo. Corta tu vida interior al tenerte ocupado todo el tiempo¡±, a?ade.
Su filosof¨ªa se resume en ¡°un empe?o en estar fuera de la era moderna¡±. No se trata, aclara Seth, de a?orar un pasado m¨¢s feliz. De hecho, est¨¢ en la mejor ¨¦poca de su vida. Simplemente, todo lo que se coc¨ªa ¡°entre los veinte y los sesenta¡± le atrae mucho m¨¢s. Y propone un ejemplo singular: ¡°Me gusta cierto formalismo en la ropa y en los modales. Nuestra era es muy informal. Todos parecen obsesionados con la autenticidad, y con que para lograrla sea necesario no hacer esfuerzos. Qu¨¦ idea m¨¢s rara, como si cualquier cosa fascinante ocurriera por casualidad¡±.
Desde luego, sus c¨®mics son el caso opuesto. Le exigen much¨ªsima dedicaci¨®n y todav¨ªa m¨¢s tiempo. ¡°Soy tan lento en los tebeos que podr¨ªan no ver nunca la luz¡±, afirma. Seth reconoce que ha estado ¡°obsesionado¡± con las historietas durante 40 a?os. Y ahora, al parecer, ha ampliado su abanico art¨ªstico, con peque?as esculturas, impresiones y dise?os. Eso s¨ª, sigue amando su oficio principal: ¡°La mejor parte de ser historietista son la soledad y la autonom¨ªa. Nadie te dice qu¨¦ hacer o c¨®mo hacerlo¡±.
Hablando de los tebeos, por una vez, el artista se lanza a una oda al presente. ¡°Es una ¨¦poca dorada para los c¨®mics art¨ªsticos. Est¨¢n mejor que nunca. Me encanta la obra de Michael Deforge, Nick Dymstra, Ethan Rilly o Kevin Huzinga ¡±, afirma Seth. Todos, eso s¨ª, dibujantes alternativos. En cuanto al grueso de la industria, el veredicto es opuesto: ¡°Los tebeos mainstream son horribles. No puedo ni mirarlos¡±.
Ya puestos, Seth les pega un bofet¨®n tambi¨¦n a los superh¨¦roes. De peque?o era un lector ¨¢vido de sus historias. Todav¨ªa tiene estanter¨ªas llenas de esas obras, ¡°inocentes y dirigidas a estimular la fantas¨ªa de los ni?os¡±. Hoy, sin embargo, cree que aquellos grandes mitos se han rendido: ¡°Todos esos viejos y dulces personajes han sido arruinados. Los superh¨¦roes de los c¨®mics de ahora me repugnan. Parece fetiches m¨¢s que otra cosa. Son parte de ese mundo infantilizado del que me mantengo lejos¡±.
Aunque el primer ministro de su pa¨ªs, Justin Trudeau, ha sido retratado hace poco como un superh¨¦roe en un c¨®mic. En un mundo que premia ego¨ªsmo y populismo, un pol¨ªtico feminista que acoge refugiados y lucha por las minor¨ªas parece venido de otro planeta. ?Qu¨¦ opina Seth de ¨¦l? ¡°Me gusta mucho. Aunque era todav¨ªa mejor su padre, Pierre Trudeau [quien tambi¨¦n fue primer ministro de Canad¨¢]¡±. Es imbatible: es el pasado.
Una lista para el orgullo
?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le enorgullece de su carrera? "Es dif¨ªcil contestar. Dir¨ªa que el simple hecho de que, cada vez que publican una lista, se me considere uno m¨¢s entre los mejores historietistas de mi generaci¨®n. Aparecer junto con Chester Brown, Daniel Clowes, Adrian Tomine, Julie Doucet, Chris Ware, Ben Katchor, Joe Matt, Charles Burns y muchos m¨¢s es muy gratificante".
Babelia
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