Las c¨¢maras son para el verano

El 12 de junio de 1936, los Acuerdos de Matignon instauraron legalmente en Francia dos semanas de vacaciones pagadas, una de las grandes conquistas del reci¨¦n elegido Gobierno del Frente Popular presidido por L¨¦on Blum. Aquel verano, en el que un buen n¨²mero de objetivos enfocaron la contienda civil al otro lado de los Pirineos, el joven fot¨®grafo Henri Cartier-Bresson dispar¨® en las orillas del Sena a las familias y parejas que, en rudimentarias tiendas de campa?a, disfrutaban de su tiempo de asueto remunerado. Sombreros, meriendas campestres, ca?as de pescar, beb¨¦s y, aunque comparado con los est¨¢ndares actuales se aprecia un exceso de ropa en los sujetos fotografiados, hay alg¨²n que otro ba?ador; incluso aparece un fot¨®grafo con c¨¢mara de madera montada sobre tr¨ªpode, quiz¨¢ un detalle premonitorio de la invasi¨®n de las c¨¢maras de los tel¨¦fonos, o simplemente la prueba fehaciente del potente binomio vacaci¨®n-foto.

Aunque muri¨® antes del advenimiento del descanso remunerado, el astuto visionario George Eastman, fundador de Kodak, supo explotar el fil¨®n y desde principios del siglo XX la publicidad de sus c¨¢maras insist¨ªa en que los recuerdos se constru¨ªan a golpe de foto: la evocaci¨®n de un tiempo feliz o memorable pasaba por el carrete, ya fueran reuniones familiares o la experiencia en el frente de los soldados de la guerra del 14, que llegaron a las trincheras con sus c¨¢maras de bolsillo. El propio Cartier-Bresson tir¨® sus primeras im¨¢genes con la popular Brownie de Kodak en los veraneos familiares, y es que desde la llegada de la fotograf¨ªa ¡ªcasi un siglo antes que las vacaciones pagadas¡ª, la documentaci¨®n del tiempo de recreo ha sido una constante.

Si la firma de Matignon anunci¨® en 1936 la llegada de las vacaciones para todos, el iPhone trajo en 2007 la fotograf¨ªa digital a las masas

Si el fot¨®grafo franc¨¦s fue uno de los primeros en documentar el veraneo obrero, otro compa?ero de la agencia Magnum, el brit¨¢nico Martin Parr, dio una contundente r¨¦plica en la Inglaterra de mediados de los 80 con The Last Resort. La serie fue disparada en New Brighton, el lujoso destino vacacional de la clase industrial de Liverpool convertido en los a?os de Thatcher en decadente destino de masas. A todo color, pilas de basura entre ba?istas, madres en bikini, colas en el local de perritos calientes, ancianos en sillas de tela de rayas, coches de choque. ?Qui¨¦n dijo que las vacaciones fueran id¨ªlicas? El ojo ir¨®nico de Parr ha seguido cazando veraneantes despatarrados y bronceados en un atestado Benidorm o en Mar del Plata. El veraneo de playas atestadas es territorio de Parr.

Pero en esta faceta de mir¨®n quiz¨¢ pocas im¨¢genes tan extra?as como las de las j¨®venes checas que toman el sol en las fotos de Miroslav Tichy. Radicalmente opuestas a las de Parr o Cartier Bresson, perturbadoramente borrosas, repintadas, montadas sobre cartulinas, esas mujeres quedan exentas de contexto, como si hubieran sido so?adas por Tichy.

De observador del veraneo ajeno al propio, de mir¨®n a descubridor de la propia intimidad familar, esa es la ruta que tom¨® la c¨¢mara de Peter Marlow. Ah¨ª est¨¢n los trabajadores sovi¨¦ticos en Sochi en 1981 junto a las series de fotos de sus vacaciones familiares que arrancan apenas unos a?os despu¨¦s y recorren las playas y monta?as de Galicia, Italia, Grecia, Estados Unidos, como una conversaci¨®n recurrente, feliz, tranquila.

Si la firma de Matignon anunci¨® en 1936 la llegada de las vacaciones para todos, el iPhone trajo en 2007 la fotograf¨ªa digital a las masas. A?¨¢dase a la mezcla el fen¨®meno de las redes sociales y ah¨ª est¨¢n los 500 millones de usuarios de Instagram, 100 millones de los cuales se han sumado en el ¨²ltimo a?o. Las vacaciones son con mucho uno de los temas favoritos de esos usuarios, que mientras capturan im¨¢genes y las comparten, construyen sus propias ficciones fotogr¨¢ficas cara a la galer¨ªa. Aconseja Martin Parr que ¡°cuando uno est¨¦ de vacaciones debe tomar fotos de las excursiones y los buenos ratos, pero tambi¨¦n debe documentar cuando las cosas no van seg¨²n lo planeado¡±. No sonr¨ªan.