Georg Baselitz: ¡°Los alemanes son los ¨²nicos que se sienten culpables¡±
A los 27 a?os pint¨® la serie 'H¨¦roes', un conjunto de retratos sobre el trauma de la guerra. El artista alem¨¢n los expone juntos por primera vez en Fr¨¢ncfort
Entre 1965 y 1966, cuando apenas sumaba 27 a?os y no era m¨¢s que un joven fogoso e inexperimentado, Georg Baselitz (Deutschbaselitz, 1938) decidi¨® tomar el pincel para retratar a sus compatriotas. Al observar el resultado, decidi¨® poner a esa serie de 70 ¨®leos y dibujos un t¨ªtulo bastante sard¨®nico: H¨¦roes. Sus monumentales figuras eran hombres destrozados por la guerra, amputados, ensangrentados y con el uniforme militar hecho trizas. Aparec¨ªan en cuadros fragmentados en dos o tres partes inconexas que provocaron una triple ruptura. No solo con la representaci¨®n tradicional de los titanes y con la abstracci¨®n imperante en aquel tiempo, sino tambi¨¦n con el clima de optimismo que reinaba en una RFA en plena bonanza econ¨®mica. Mientras sus compatriotas insist¨ªan en mirar hacia el futuro, Baselitz los obligaba a echar la vista atr¨¢s. Hasta ahora, esa serie de pinturas no hab¨ªa sido expuesta en su integralidad. El St?del de Fr¨¢ncfort resuelve esa deuda con una perturbadora muestra que m¨¢s tarde viajar¨¢ a Estocolmo, a Roma y a Bilbao, donde el Guggenheim la exhibir¨¢ en 2017. A pocas horas de una esperada y concurrida inauguraci¨®n, el gran pintor alem¨¢n acept¨® responder a algunas preguntas en un peque?o despacho del museo.
PREGUNTA. Sus profesores le expulsaron de la Escuela de Bellas Artes de Berl¨ªn Este por su ¡°inmadurez social y pol¨ªtica¡±. ?Qu¨¦ cree que quisieron decir con eso?
RESPUESTA. Era una forma de se?alar que todo estudiante, o todo futuro artista, deb¨ªa estar siempre al servicio de la instituci¨®n. Cuando se rebelaba, ten¨ªa que marcharse.
P. Si hablar de inmadurez era la forma de referirse a la rebeld¨ªa, ?sigue siendo usted un artista inmaduro?
R. S¨ª, pero no se confunda: en ning¨²n caso se trataba de una rebeli¨®n contra la sociedad. Lo que intent¨¦ fue proponer im¨¢genes nuevas, que nadie hubiera visto nunca. Adoptar esa v¨ªa nunca es c¨®modo.
P. ?Por qu¨¦ llam¨® h¨¦roes a los protagonistas de estos cuadros?
¡°El artista querr¨ªa tener un papel en la sociedad, pero no es m¨¢s que una lombriz. Su rol es m¨ªnimo, y su p¨²blico, bastante limitado¡±
R. En Alemania todo estaba perdido. Los h¨¦roes de ese tiempo salieron degradados, heridos y mutilados. Ese fue tambi¨¦n el destino de mi padre. Utilic¨¦ esa palabra con sentido ir¨®nico.
P. Sus h¨¦roes representaban el tormento del hombre de la posguerra. ?Simbolizan tambi¨¦n el tormento del hombre de hoy?
R. Afirmativo. El tormento es el mismo que ayer.
P. El director del St?del y comisario de la exposici¨®n, Max Hollein, dice que aspiraba a ¡°provocar una catarsis¡±. ?De qu¨¦ quer¨ªa deshacerse?
R. Quise alcanzar esa catarsis para desprenderme del pathos de Wagner, que me parec¨ªa un estado enfermizo que ata?¨ªa a la sociedad alemana. Pint¨¦ a Wagner con rasgos femeninos para liberarme de todo lo que no me gustaba de ¨¦l. Para m¨ª, la catarsis es mujer.
P. Su pintura resulta indisociable del contexto hist¨®rico de su juventud. ?Nacer en 1938 equivale a tener una concepci¨®n tr¨¢gica de la nacionalidad alemana?
R. No es m¨¢s tr¨¢gica que la espa?ola, la italiana o la estadounidense. Curiosamente, los alemanes son los ¨²nicos que se sienten culpables. Existe una ¨²nica culpabilidad en el mundo: la de ser alem¨¢n. El resto del mundo est¨¢ satisfecho de haber encontrado un culpable. Cuando dos personas se enfrentan, siempre intentan dominarse mutuamente. Siendo alem¨¢n, si te enfrentas a alguien, siempre ser¨¢s t¨² el dominado. Es una situaci¨®n dif¨ªcil. ?Qui¨¦n acepta que le humillen?
P. Tras la reunificaci¨®n alemana, lleg¨® a sus manos un informe de la Stasi que le descubri¨® que dos de sus mejores amigos de juventud le espiaron a petici¨®n de la polic¨ªa secreta. ?C¨®mo le cambi¨® esa revelaci¨®n como persona y como artista?
R. Simplemente reafirm¨® mi cinismo. Es algo que me cost¨® mucho tiempo entender. Cuando eso sucedi¨®, yo ten¨ªa solo 18 a?os. Ahora ya lo tengo clasificado en la carpeta de los malos recuerdos, pero entonces me entristeci¨® mucho. Incluso me indujo a la depresi¨®n. Por v¨ªa de la pintura logr¨¦ salir de ese estado, retratando a mis familiares y allegados.
¡°Cuando uno expone espera el aplauso. En los sesenta no entendieron mi pintura y por eso me llamaron provocador¡±
P. Ha dicho que un artista es, por defecto, ¡°un ser aislado¡±. ?Cu¨¢l es su papel en la sociedad, si es que tiene uno?
R. El artista querr¨ªa tener un papel en la sociedad. Pero, en realidad, no es m¨¢s que una lombriz. Su rol es m¨ªnimo, y su p¨²blico, bastante limitado. En realidad, nunca me ha interesado transformar la sociedad, sino proponer una pintura mejor que la del pasado.
P. Desde su primera exposici¨®n en Berl¨ªn, all¨¢ por 1963, le colgaron la etiqueta de provocador. ?Ten¨ªan raz¨®n?
R. No me considero un provocador. En realidad, dir¨ªa que mi pintura no fue entendida, y que por ese motivo me llamaron provocador. Cuando uno presenta su trabajo ante el mundo, siempre desea que le aplaudan. Pero, para que ese aplauso tenga lugar, el p¨²blico tiene que ser capaz de entender algo. Esta exposici¨®n es la ilustraci¨®n perfecta de lo que digo. Las pinturas fueron realizadas hace medio siglo, pero no han sido expuestas hasta ahora. Se han necesitado 50 a?os para entenderlas.
P. Durante mucho tiempo se consider¨® que la pintura era una disciplina muerta, ante otras que emerg¨ªan como la instalaci¨®n o el v¨ªdeo. Hoy vuelve a ser un medio vigoroso, al que han regresado muchos artistas j¨®venes. ?Cu¨¢l es, para usted, el poder de la pintura?
R. Estoy de acuerdo en que vuelve a ser una disciplina poderosa. Nuestra ¨¦poca est¨¢ marcada por cierto engreimiento, por la opini¨®n de quienes creen saberlo todo, que inevitablemente resulta en doctrinas. Un buen d¨ªa aparece un artista que no hace ni minimalismo ni instalaciones, sino algo in¨¦dito. Y, de esa manera, se impone una nueva doctrina que suplanta a la antigua. As¨ª es como funciona el arte¡
P. Como artista europeo que creci¨® en un continente partido en dos, ?qu¨¦ opina de esta Uni¨®n Europea de la que algunos empiezan a querer marcharse?
R. El autoritarismo de algunos dirigentes es escandaloso. Nuestros superfuncionarios son de una arrogancia total. Al llegar al poder, dejan de escuchar a sus electores. Por ejemplo, Schulz y Juncker me parecen colonialistas y personajes odiosos. Las ganas de marcharse de algunos pa¨ªses no me sorprenden. Hay que entender lo que quiere decir un pueblo cuando grita no.
Georg Baselitz: Die Helden (Los h¨¦roes). St?del Museum. Fr¨¢ncfort. Hasta el 23 de octubre.
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