Mientras llega la lluvia
?Influye el tiempo (atmosf¨¦rico) en la elecci¨®n de un libro?
Se me han pasado los meses sin hablar de una peque?a obra maestra de la literatura gr¨¢fica en su modalidad (cada vez m¨¢s abundante) de no-ficci¨®n y, en este caso concreto, del apunte a medio camino entre la cr¨®nica de viaje (travelogue), el diario personal, o la bit¨¢cora impresionista rebosante de color local. Me refiero a los Cuadernos japoneses (Salamandra), del estupendo dibujante italiano Igor Tuveri (m¨¢s conocido como Igort), del que, entre otras cosas, ya se hab¨ªan publicado en Espa?a Cuadernos ucranianos (Sins Entido) y Cuadernos rusos (Salamandra). El ¨¢lbum, que ostenta el barthesiano subt¨ªtulo de Un viaje por el imperio de los signos, da cuenta del entusiasmo del autor por Jap¨®n, donde tuvo la suerte de trabajar como dibujante (y con ¨¦xito) durante alg¨²n tiempo. Igort utiliza para este elegante cuaderno tonos ocres, que casan estupendamente con la atm¨®sfera sutil y po¨¦tica que capta y con su fascinaci¨®n por la iconograf¨ªa (desde Hokusai al manga), la historia, las leyendas y la cultura (por ejemplo, Mishima) japonesa: un ¨¢lbum (dibujos y texto) extraordinario, de un tranquilo, pero apasionado, lirismo, y en el que el manejo de t¨¦cnicas muy diversas da cuenta del trabajo de un aut¨¦ntico maestro del g¨¦nero. Por cierto que se anuncia buena cosecha de ¨¢lbumes gr¨¢ficos para la rentr¨¦e. De entre las programaciones que he recibido, me llaman especialmente la atenci¨®n tres ¨¢lbumes de sellos del grupo Random House: La historia de mis tetas (Reservoir Books, 22 de septiembre), de Jennifer Hayden, otra autobiograf¨ªa gr¨¢fica (una de las mejores de 2015, seg¨²n los cr¨ªticos estadounidenses), esta vez acerca de la superaci¨®n (y lo que conllev¨®) de un c¨¢ncer de mama; Dororo (DeBolsillo, 13 de octubre), del padre del manga Osamu Tezuka (1928-1989), que cuenta la historia m¨¢gica y aleg¨®rica de un samur¨¢i enfrentado a los demonios con ayuda del ladr¨®n que da t¨ªtulo a la historia; y Paracuellos 7: hombres del ma?ana (Reservoir Books, 10 de noviembre), con la que Carlos Jim¨¦nez regresa a la c¨¦lebre saga de posguerra en el 40? aniversario de su primera historieta.
Lluvia
?Influye el tiempo (atmosf¨¦rico) en la elecci¨®n de un libro? Lo pensaba esta tarde pegajosa y extenuante, con el term¨®metro rozando de nuevo los 40, mientras reparaba en que, de todos los libros a mi disposici¨®n, estaba leyendo ¡®Lluvia¡¯, el cuento que da nombre a la recopilaci¨®n Lluvia y otros relatos, de Somerset Maugham (1874-1965), publicada por Atalanta (traducci¨®n de Concha Carde?oso) con un pr¨®logo muy ajustado de Vicente Molina Foix. A Maugham lo le¨ª pronto porque era el t¨ªpico autor de qualit¨¦ que no pod¨ªa faltar en las bibliotecas de clase media de los a?os cincuenta. Luego lo olvid¨¦: Maugham se me hac¨ªa viejo. Enti¨¦ndaseme: su literatura estaba anclada en el pasado, muy lejos de Conrad y a¨²n m¨¢s de los grandes modernistas de los veinte y treinta. Y, sin embargo, su prestigio era enorme. Le¨ªdos ahora, estos cuentos revelan que su fama no era gratuita: sus relatos son perfectos mecanismos narrativos compuestos por un observador ir¨®nico y agudo de los pecados y debilidades de la especie, una especie de dios benevolente (y un poco insoportable). As¨ª, ¡®Lluvia¡¯ pone en escena, en el ambiente t¨®rrido y ex¨®tico de Pago Pago, el derrumbe moral de un predicador puritano en su lucha por redimir a Sadie Thompson, una prostituta llena de vida, un personaje perfectamente definido que, en la pel¨ªcula de Raoul Walsh (La fr¨¢gil voluntad, 1928), interpretaba la genial Gloria Swanson. En el relato, por lo dem¨¢s, llueve continuamente, sin tregua, como si se tratara de un castigo de Dios a sus d¨ªscolas criaturas. C¨®mo echo de menos hoy y aqu¨ª esa lluvia liberadora. Encuentro un pobre consuelo volviendo a leer (y a mirar) Aplastamiento de las gotas, ese brev¨ªsimo e inquietante relato de Cort¨¢zar (poco m¨¢s de una docena de l¨ªneas), extra¨ªdo de sus Historias de cronopios y famas, que Elena Odriozola ha ilustrado magistralmente para N¨®rdica y cuya lectura y visi¨®n reiterada es como un exorcismo al dios azteca Tl¨¢loc para propiciar la lluvia.
Agricultura
En una de las columnas que se han ido formando en los ¨²ltimos meses a la vera de mi desvencijado sill¨®n de orejas ¡ªy en las que se amontonan, agrupados por temas o intereses, libros postergados por lecturas m¨¢s urgentes, pero no m¨¢s memorables¡ª, encontr¨¦ hace unos d¨ªas la Historia de las agriculturas del mundo, de Marcel Mazoyer y Laurence Roudart, un manual ya cl¨¢sico (la primera edici¨®n francesa es de 1997) publicado por KRK, y sobre el que, a pesar de su importancia, rigor y oportunidad no he le¨ªdo hasta la fecha ninguna rese?a. Mazoyer, que sucedi¨® al gran Ren¨¦ Dumont en la c¨¢tedra de Agricultura Comparada del Instituto Agron¨®mico Paris-Grignon, y Roudart, profesora de Desarrollo Agrario en la Universidad Libre de Bruselas, han trazado en este compacto manual (1074 p¨¢ginas) de tama?o bolsillo ¡ªpero con tapa dura¡ª un completo recorrido de la prodigiosa epopeya agroalimentaria de la humanidad, desde la domesticaci¨®n de las primeras gram¨ªneas y animales en el Neol¨ªtico hasta la organizaci¨®n, funcionamiento y din¨¢mica de la agricultura contempor¨¢nea. La parte m¨¢s extensa del libro se centra en los distintos sistemas agrarios y en c¨®mo las diversas modalidades de aprovechamiento (cultivos de tala y quema, sistemas hidr¨¢ulicos, sistemas de cultivos escalonados, sistemas de barbecho y aperos ligeros de las regiones templadas calientes o de aperos pesados en las regiones fr¨ªas, sistemas mecanizados de la primera revoluci¨®n industrial) han ido influyendo de manera decisiva en las historias nacionales y en el progreso de la civilizaci¨®n. Pero Mazoyer y Roudart no descuidan en ning¨²n momento el examen de las consecuencias humanas del proceso, indagando en las ra¨ªces de la disparidad productiva entre los subsistemas altamente concentrados, industrializados y capitalizados, y la gran extensi¨®n de ¨¢reas en las que vive y trabaja la mayor¨ªa del campesinado del planeta, sumido en una crisis perpetua y condenado a la indigencia, cuando no a la exclusi¨®n. La ¨²ltima parte de este libro de aut¨¦ntico fondo de biblioteca est¨¢ dedicada a examinar ¡ªen el horizonte de 2050, cuando el previsible aumento de poblaci¨®n requiera m¨¢s del doble de la producci¨®n agropecuaria actual¡ª los diferentes modos de combatir las crisis alimentarias, de frenar el ¨¦xodo del campesinado m¨¢s pobre a las ciudades, y las formas posibles de proteger y fomentar la fertilidad y la productividad en las regiones m¨¢s desfavorecidas. Un libro sabio y lleno de ideas para tener en cuenta a la hora de construir una sociedad mundial m¨¢s justa y cohesionada.?
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