Einojuhani Rautavaara,el compositor que abarc¨® todos los campos
Fue uno de los maestros m¨¢s admirados en todo el mundo desde la muerte de Jean Sibelius en 1957
La muerte el pasado 27 de julio del maestro Einojuhani Rautavaara (Helsinki, 1928) a los 87 a?os priva a Finlandia de uno de sus compositores m¨¢s admirados en todo el mundo desde la muerte de Jean Sibelius en 1957. Dentro del nutrido panorama musical de este peculiar pa¨ªs n¨®rdico, la figura de Rautavaara destacaba por haber conciliado la tradici¨®n instaurada a comienzos del siglo XIX por Frederick Pacius (1809-1891) con los movimientos surgidos del atonalismo y un neoclasicismo posrom¨¢ntico encarnado en Sibelius, su gran protagonista.
No le han faltado figuras notables a la m¨²sica de Finlandia. Esc¨²chense obras de Palmgren, Melartin, Madetoja, Raitio, Merikanto y otros nacidos en la segunda mitad del XIX. En el siglo XX, Sibelius y todos los citados segu¨ªan produciendo, pero pronto comenzaron los modernismos m¨¢s o menos radicales, con personalidades como Kokkonen, Meril?inen, Bergman y Heinenen. Sin duda, el m¨¢s notable ha sido Einojuhabni Rautavaara, el cual llam¨® la atenci¨®n en 1955 en medios internacionales con su neocl¨¢sico Un r¨¦quiem de nuestro tiempo, para metales y percusi¨®n. Con esta obra gan¨® el concurso Thor Johnson de composici¨®n convocado en Cincinnati.
Animado por su colega Erik Bergman, introductor del dodecafonismo en Finlandia, Rautavaara se puso al d¨ªa en las modernas t¨¦cnicas y tras su Sinfon¨ªa n? 2, ¨ªntima, de 1957 (revisada en 1984), compuso la Tercera sinfon¨ªa por vez primera en su pa¨ªs con una t¨¦cnica totalmente serial. Sin embargo, no se apart¨® del todo del gran sinfonismo posrom¨¢ntico, siempre tendente a un cierto estilismo de intenci¨®n m¨ªstica. Eso se aprecia bien en su Cantus Articus, Op. 61 (1972), m¨¢s conocido como Concierto para p¨¢jaros y orquesta.
La obra de Rautavaara se ha movido en todos los campos. Ocho sinfon¨ªas, tres conciertos para piano y dos para violonchelo, conciertos para flauta, ¨®rgano, viol¨ªn, arpa, clarinete, percusi¨®n... demuestran su talla como creador aut¨¦ntico. Sus poemas sinf¨®nicos, obras para piano (por ejemplo, las sonatas Cristo y el pescador y El serm¨®n del fuego) y corales, entre ellas su popular Suite de Lorca sobre textos del poeta granadino, que tuvo una excelente acogida en el Gran Premio Coral Europeo de Tolosa, compuesto para coro infantil y orquesta; m¨²sica de c¨¢mara (cuatro cuartetos de cuerda y un quinteto, dos sonatas para violonchelo, etc¨¦tera).
Es muy importante la aportaci¨®n de Rautavaara a la ¨®pera Aleksis Kivi, basada en la vida del poeta, novelista y dramaturgo fin¨¦s de ese nombre, y en su pa¨ªs muy querido autor de Seitsem?n Veljest? (el cervantino Los siete hermanos), y sobre todo Vincent, sobre la atribulada vida de Van Gogh. El coro dirigido por aquel gran amigo del Pa¨ªs Vasco Erkki Pohjola grab¨® una pieza teatral calificada por Rautavaara como ¡°un misterio finland¨¦s¡± y que titul¨® Marjatta, la humilde doncella, para narrador, cuatro cantantes y conjunto instrumental formado por cuarteto de cuerdas, flauta y percusi¨®n. Con destino al ballet compuso Kinsaukset.
El ¨²ltimo gran ¨¦xito del maestro lo disfrut¨® tras la ejecuci¨®n de la Sinfon¨ªa n¨²mero 7, ?ngel de luz en 1995 por la Filarm¨®nica de Helsinki, dirigida por el Pap¨¢ Noel Leif Segerstam y nominada para un Grammy en Estados Unidos. Tras su muerte, el mundo de la m¨²sica vuelve los ojos hacia Kaija Saariaho, la ilustre finlandesa ya casi parisiense, autora de la ¨®pera L¡¯amour de Loin (2000), cuya trayectoria, pensamiento y est¨¦tica casi siempre nos conducen a la m¨²sica transfigurada de Rautavaara.
Andr¨¦s Ruiz Tarazona es cr¨ªtico de m¨²sica.
Babelia
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