Bajo el mausoleo
La capacidad de mantener la tensi¨®n en alto compensa sobradamente los excesos del filme
AL FINAL DEL T?NEL
Direcci¨®n: Rodrigo Grande.
Int¨¦rpretes: Leonardo Sbaraglia, Clara Lago, Pablo Echarri, Federico Luppi.
G¨¦nero: thriller. Argentina, 2016.
Duraci¨®n: 120 minutos.
A Rodrigo Grande le basta con la ominosa escultura de un cuervo y con un ejemplar de las Narraciones extraordinarias de Poe sobre una mesilla de noche para ofrecer la clave de los inesperados ecos que ha decidido interpolar dentro de un absorbente thriller de atraco bancario con visible fobia a f¨®rmulas manidas. El principal escenario de Al final del t¨²nel es, en cierto sentido, un caser¨®n encantado, embrujado por el dolor de una doble ausencia. En su interior, Leonardo Sbaraglia encarna una declinaci¨®n contempor¨¢nea de uno de esos personajes atormentados que pueblan la obra del maestro de Boston, que tambi¨¦n fue padre del moderno relato policial.
Joaqu¨ªn, el protagonista de esta historia, es un tipo postrado en una silla de ruedas, que parece haber convertido su hogar en un mausoleo donde convertirse en espectro, como espectros son los seres amados que ha perdido. Un papel, en suma, que hubiese podido poner los dientes largos a Lon Chaney y al que Sbaraglia aporta enriquecedoras sombras, arrojo innegociable, energ¨ªa f¨ªsica y una muy bien matizada vulnerabilidad.
En Al final del t¨²nel, por debajo de la casa de este descendiente indirecto de Roderick Usher, se abre camino, con la firmeza de un grupo de obreros especializados en sofisticada ingenier¨ªa narrativa. Esa proverbial habilidad porte?a para seguir sacando petr¨®leo de la gran tradici¨®n del cine negro, entendida no como mera textura, sino como herramienta para desvelar el bajo vientre de un presente corrupto y amoral. Por buscar una imagen quiz¨¢ simplificadora, pero bastante ilustrativa, en Al final del t¨²nel, La jungla del asfalto (1950) abre un pasadizo secreto bajo los s¨®tanos de la Casa Usher.
La capacidad de Rodrigo Grande para mantener la tensi¨®n (y la atenci¨®n) en alto compensa sobradamente los excesos, a un paso de lo inveros¨ªmil, de la confrontaci¨®n final.
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