Los lazos africanos
Una muestra en Berl¨ªn repasa el acercamiento del dad¨¢ a otras culturas y su repudio al colonialismo
En las capitales del dada¨ªsmo, en Z¨²rich, Berl¨ªn, Par¨ªs y Nueva York, se suceden los homenajes y conmemoraciones. Paralelamente a las celebraciones en Z¨²rich (165 actos a lo largo del a?o) acaba de inaugurarse en Berl¨ªn en la Berlinische Galerie Dada Afrika, una exposici¨®n (abierta hasta el 7 del noviembre) sobre el nexo entre el arte ind¨ªgena de ?frica, Am¨¦rica, Asia y Ocean¨ªa con las obras creadas por los dada¨ªstas. Estos no se limitaron a una mera interacci¨®n creativasino que dieron un paso m¨¢s hacia el cuestionamiento de la recepci¨®n del llamado ¡°arte primitivo¡± como una manifestaci¨®n del racismo y colonialismo europeos. ¡°Quer¨ªa enfocar el uso poco escrupuloso y simplista de la escultura negra que en esta ¨¦poca estaba inundando Europa¡±, declar¨® Hannah H?ch, la primera artista del grupo berlin¨¦s que explor¨® la recepci¨®n de este arte en Europa.
La burla sarc¨¢stica con la que Hugo Ball, Tristan Tzara o la misma Hannah H?ch entonaron sus chants n¨¨gres o recitaron sus po¨¨mes n¨¨gres, y que formaba parte de su ¡°di¨¢logo con el otro¡± (como reza el subt¨ªtulo de la exposici¨®n), no siempre fue captada por los contempor¨¢neos. En esta llaga mete el dedo el comisario de la muestra, Ralf Burmeister, quien entiende su labor como contribuci¨®n muse¨ªstica al di¨¢logo actual sobre el trato con otras culturas, y advierte, muy pol¨ªticamente correcto, que los t¨¦rminos ¡°negro¡± o ¡°primitivo¡± pueden provocar. El cat¨¢logo explica c¨®mo los dada¨ªstas, para los recitales de sus ¡°versos sin palabras¡± ¡ªque pretend¨ªan imitar l¨²dicamente la fon¨¦tica de lenguas africanas¡ª, se inspiraron en los archivos de sonido de cualquier idioma no europeo. Y da una idea de las actuaciones entre Berl¨ªn y Z¨²rich del ¡°dad¨¢ universal¡±, donde Hugo Ball o Raul Hausmann sal¨ªan fant¨¢sticamente disfrazados al escenario con el grito ¡°umba-umba¡±, mientras Richard Huelsenbeck tocaba el tambor: el p¨²blico de aquella ¨¦poca sab¨ªa que el supuesto toque ¨¦tnico hac¨ªa referencia al r¨ªo Umba en Tanzania, que divid¨ªa un territorio que se disputaban tropas alemanas y brit¨¢nicas en la Primera Guerra Mundial.
De Hannah H?ch, la pionera dad¨¢ y ¨²nica mujer del c¨ªrculo berlin¨¦s, se muestran las mu?ecas de sus performances y algunos de sus mejores collages. La que ha figurado mucho tiempo solo como amante de Hausmann, fue la coinventora de este arte de las tijeras. La Berlinische Galerie guarda gran parte de su legado y deja ver la riqueza y complejidad de un trabajo que transparenta tanto los estereotipos de lo ex¨®tico como la imagen contempor¨¢nea de la mujer. Como cuando funde el torso de una diosa jemer con el busto de una t¨ªpica flapper de los a?os veinte.
¡°El dad¨¢ no se entiende, se vive¡±, afirmaba Richard Huelsenbeck, su posterior historiador. Dada Afrika brinda una oportunidad de oro para experimentarlo. Puede que el dada¨ªsmo como movimiento est¨¦ muerto, pero como potencial, como posibilidad b¨¢sica del arte de cuestionar y subvertir las convenciones a trav¨¦s del juego creativo, con la ¡°idea de la irracionalidad creativa¡±, desde luego, es inmortal. La fuerza creativa, la frescura intelectual y actualidad pol¨ªtica de estas obras centenarias lo prueban de sobradamente.
Babelia
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