Muere el escritor V¨ªctor Mora, creador del ¡®Capit¨¢n Trueno¡¯ y ¡®El Jabato¡¯
El novelista es tambi¨¦n el autor de 'Las cr¨®nicas del Sin Nombre'
La labor del guionista de c¨®mic ha sido, casi siempre, protagonista de un obligado silencio. En la historia del tebeo espa?ol su nombre era muchas veces ¨C quiz¨¢s todas- olvidado en los t¨ªtulos de cr¨¦dito de los cuadernillos y revistas que inundaban los quioscos en los a?os 40 y 50. Los ni?os y j¨®venes que devoraban esos tebeos ignoraban que, tras las aventuras de sus personajes preferidos, se encontraba la pluma de grandes escritores como Pedro Quesada o Rafael Gonz¨¢lez, en una constante que se romper¨ªa con un guionista que se convertir¨ªa en uno de los grandes renovadores del tebeo hispano: V¨ªctor Mora, que ha muerto este mi¨¦rcoles a los 85 a?os en Barcelona.
Nacido en una Barcelona que todav¨ªa festejaba la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica, con apenas cinco a?os conoci¨® el exilio huyendo de las persecuciones de la Guerra Civil. Educado en Francia, volvi¨® a la capital catalana tras la muerte de su padre pasando por todo tipo de trabajos hasta recabar en la Editorial Bruguera, donde sus pocas aptitudes para el dibujo le llevaron pronto a escribir para series como Dr. Niebla o Inspector Dan, subiendo poco a poco en el ¡°escalaf¨®n¡± hasta que Rafael Gonz¨¢lez le dio en 1956 la oportunidad de crear una serie completamente nueva. Mora aprovech¨® para plasmar en esa nueva serie todo lo que hab¨ªa aprendido tanto de sus admirados autores franceses, con Jean-Michel Charlier y Jij¨¦ a la cabeza, como de los grandes maestros de la aventura del c¨®mic americano de prensa, de los Milton Caniff, Lee Falk o Alex Raymond.
Lo que era un encargo para hacer frente al ¨¦xito de El Cachorro, de Iranzo, se convirti¨® pronto en el gran innovador del c¨®mic patrio: El Capit¨¢n Trueno. Junto a un dibujante hiperdotado como Ambr¨®s, Mora cambi¨® radicalmente el discurso taciturno y responsable de los h¨¦roes que poblaban las vi?etas por una aventura festiva y din¨¢mica llena de humor, un h¨¦roe de sonrisa contagiosa que tuvo un ¨¦xito arrasador con m¨¢s de 300.000 ejemplares semanales vendidos. Pero el triunfo no impidi¨® que el guionista y su compa?era pasaran ese mismo a?o unos meses en la c¨¢rcel Modelo de Barcelona por su militancia comunista. Pese al ¨¦xito de la serie, que multiplic¨® la presencia de Mora en creaciones como El cosaco verde, El Jabato o El Sheriff King, el compromiso pol¨ªtico del guionista le llev¨® a un nuevo exilio pol¨ªtico en Francia en 1963. All¨ª comenz¨® sus primeras novelas, como Els platans de Barcelona o La pluja morta, mientras continuaba trabajando en la historieta francesa y espa?ola, con obras tan importantes como Sunday, con V¨ªctor de la Fuente o la carism¨¢tica Dani Futuro, principio del camino de la autor¨ªa personal de Carlos Gim¨¦nez.
C¨®mics diferentes, que trasladaban t¨ªmidamente la frescura del tebeo franc¨¦s a las revistas espa?olas de historieta, todav¨ªa sometidas a una censura franquista que les imped¨ªa crecer m¨¢s all¨¢ del p¨²blico infantil. En ese camino de reconocimiento de la historieta, en los 70 firma junto a Luis Garc¨ªa una de las obras fundamentales del c¨®mic adulto espa?ol: Las Cr¨®nicas del Sin Nombre, en la que proyecta sus inquietudes pol¨ªticas y personales. Pero no abandona su pasi¨®n por la aventura m¨¢s cl¨¢sica, por el g¨¦nero puro que practica en series como Los ¨¢ngeles de acero, con dibujos de V¨ªctor de la Fuente, o Los inoxidables, junto a Antonio Parras.
Sin suerte en el cine
A pesar de su ¨¦xito, el Capit¨¢n Trueno no ha tenido en el cine la suerte que tuvo en las vi?etas, Juanma Bajo Ulloa intent¨® adaptar sus aventuras sin mucha suerte y naufrag¨®. En 2010, se encarg¨® el proyecto a Daniel Calparsoro, pero al final el director de El Capit¨¢n Trueno y el Santo Grial fue el menos conocido Antonio Hern¨¢ndez. El encargado de dar vida al cruzado fue Sergio Peris-Mencheta.
Como dato que ilustra hasta donde lleg¨® la popularidad del personaje, el grupo Asfalto dedic¨® en los setenta una canci¨®n al personaje con el estribillo de "Ven Capit¨¢n Trueno, haz que gane el bueno".
Mora representa como pocos el constante esfuerzo de superaci¨®n de la historieta espa?ola, siempre constre?ida por la situaci¨®n pol¨ªtica o por la cortedad de miras de una industria, pero tambi¨¦n la reivindicaci¨®n de la autor¨ªa. Su lucha por el reconocimiento de los derechos de autor de El Capit¨¢n Trueno le convirtieron en ejemplo para todas las generaciones anteriores y posteriores.
Con su muerte, desaparece una de las grandes figuras de esa ¨¦poca dorada del cuadernillo de aventuras, de los tebeos que forjaron el imaginario colectivo de la Espa?a de posguerra. Pero se pierde, tambi¨¦n, a uno de los grandes renovadores de la historieta espa?ola.
Su lucha contra la dictadura
El tebeo, editado por primera vez en 1956, lleg¨® a vender m¨¢s de 300.000 ejemplares semanales, pero algunos lo ve¨ªan como una historia que avalaba el franquismo y utilizaba la historia para alabar los ¨¦xitos de los espa?oles. Nada m¨¢s lejos de la realidad. El mismo a?o de su creaci¨®n, Mora sufri¨® la represi¨®n del r¨¦gimen de primera mano a causa de sus afiliaciones pol¨ªticas en el Partido Socialista Unificado de Catalu?a (PSUC), ilegalizado en la ¨¦poca.?La Brigada Social le detuvo junto a su mujer Armonia Rodr¨ªguez, secretaria de la editorial Bruguera, durante seis meses acusados de "masoner¨ªa y comunismo". "Sent¨ªa la obligaci¨®n moral de hacer lo posible contra el r¨¦gimen de Franco. Fui de aquellos ilusos que cre¨ªa que la cosa no pod¨ªa durar mucho si todos arrim¨¢bamos el hombro".
Parad¨®jicamente lo que siempre hab¨ªa querido ser Mora era dibujante, pero sus garabatos nunca interesaron a los editores. El dibujante Ambr¨®s se convirti¨® al final en uno de sus grandes amigos. No as¨ª los editores de Bruguera, catalogados por ¨¦l mismo como "esclavistas". Su lucha y la de otros escritores la retrat¨® Paco Roca en El invierno del dibujante.
En los sesenta compagin¨® su trabajo entre vi?etas con el de novelista, donde critic¨® m¨¢s abiertamente la situaci¨®n pol¨ªtica. Y en 1962 emigr¨® a Francia. "Viv¨ª all¨ª de peque?o, con mis padres, que estaban exiliados. Cuando mi padre muri¨®, mi madre y yo volvimos a Barcelona. A veces me han preguntado por qu¨¦ no emigr¨¦ definitivamente a Francia, un pa¨ªs libre mientras Espa?a viv¨ªa una dictadura, y siempre respondo lo mismo: que a m¨ª me gusta mi pa¨ªs. Y, sobre todo, mi ciudad, Barcelona",?reflexionaba en el a?o 2000.
Babelia
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