El chiste inmortal de Foster Wallace cumple 20 a?os
Se reedita, dos d¨¦cadas despu¨¦s de su publicaci¨®n, ¡®La broma infinita¡¯, la gran novela del escritor estadounidense, el ¡°Kurt Cobain de la literatura¡± que se suicid¨® en 2008
Un fantasma recorre Europa (y el resto de los continentes) y ese fantasma es el de David Foster Wallace. Y su cada vez m¨¢s vital espectro (su cuerpo nacido en 1962, su alma estrenada en 2008, previo veloz tr¨¢mite de suicidio) reaparece sosteniendo en sus manos las sagradas escrituras de la novela por la que es m¨¢s y mejor recordado y, tal vez, peor comprendido y m¨¢s apresuradamente inmortalizado.
La broma infinita, publicada en 1996, aqu¨ª y ahora, figurando en toda lista sobre los hitos j¨®venes del fin/comienzo de milenio literario (junto a American Psycho, de Bret Easton Ellis, quien considera a Wallace un farsante sobrevalorado). La broma infinita no pasa de moda porque es una moda en s¨ª misma, y en la web Literary Hub (http://lithub.com/infinite-jest-around-the-world/) puede seguirse su tr¨¢nsito sin fronteras. Uno de esos libros ¡ªcomo Tristram Shandy, Moby Dick, El hombre sin atributos, Ulises o En busca del tiempo perdido¡ª que permanecen, incluso aunque ni se los abra, en mesas junto a la cama o en listas de promesas a incumplir para el a?o nuevo. Un t¨®tem/fetiche que se divide entre adoradores u odiadores, entre los que juran por ¨¦l o lo maldicen, entre los que lo consideran una inventiva Gran Novela Americana o nada m¨¢s, y nada menos, que el invento de otra novela grande Made in USA.
Ya desde su t¨ªtulo el propio Wallace anticip¨® la duda y el malentendido: sale de ese momento en que Hamlet sostiene la calavera del buf¨®n Yorick y evoca su ¡°ingenio interminable¡± pero, a la vez, insin¨²a la posibilidad de que todo sea como uno de esos chistes que siguen y siguen sin alcanzar jam¨¢s el remate de su final. Y s¨ª lo saben los audaces y conversos que hasta all¨ª llegaron: m¨¢s de mil p¨¢ginas y numerosas notas despu¨¦s, La broma infinita termina sin acabar del todo, como en el aire azul de ese cielo con nubes blancas que ilustraba su edici¨®n original.
La leyenda contin¨²a
A¨²n as¨ª, la leyenda contin¨²a, y el legendario no detiene su marcha. Veinte a?os despu¨¦s se reedita en su patria una edici¨®n conmemorativa de sus dos d¨¦cadas (con pr¨®logo del escritor y cronista Tom Bisell; extra?a que ning¨²n colega mayor o menor est¨¦ticamente m¨¢s cercano a lo suyo como Thomas Pynchon, Don DeLillo, William H. Gass, Joshua Cohen, William T. Vollmann, Blake Butler, y siguen las posibles firmas, se animen o arrimen o sean invitados a honrar al monstruo), sucediendo a aquella primera resurrecci¨®n de hace 10 a?os; entonces todav¨ªa con Wallace de este lado retocando erratas (con pr¨®logo de Dave Eggers, disc¨ªpulo feliz, donde propon¨ªa el libro como dardo/blanco perfecto a la hora del eterno duelo del dif¨ªcil contra f¨¢cil).
Lo que ha cambiado en este tiempo es, claro, la estatura m¨ªtica de Wallace, quien ¡ªseg¨²n su traductor de cabecera al espa?ol, Javier Calvo¡ª es hoy percibido como ¡°el Kurt Cobain de la literatura, ep¨ªtome de la agon¨ªa de la creaci¨®n, congelado en su atuendo de los a?os noventa. Y como sucede en estos casos (de Plath a Bola?o), su obra entera pasa a ser le¨ªda en base a su biograf¨ªa¡±. As¨ª, ahora, los depresivos tenistas y familiares y revolucionarios enganchados a una pel¨ªcula mortal en La broma infinita como reflejos distorsionados pero fieles ¡ªaunque sin caer en tics y taras de la autoficci¨®n tan en voga¡ª de aquel que ya se ha convertido casi en un producto de ¨¦xito, potenciado por la pena infinita de su temprano auto-eject. Gesto finito y ¨²ltimo y mortal, consecuencia, en parte, tal vez, del fracaso asumido de no encontrarle la vuelta a esa otra ¡°cosa larga¡± que acab¨® siendo la inconclusa El rey p¨¢lido. De ah¨ª, ahora, Wallace habitando memoirs de amigos como Jonathan Franzen y de exnovias como Mary Karr; transparente inspirador de personajes turbios en novelas como Libertad (de Franzen) o La trama nupcial (de Jeffrey Eugenides), protagonista de un reciente biopic; recopilado p¨®stumo en modo conversaci¨®n o en piezas sueltas; sujeto a diseccionar en cada vez m¨¢s numerosos vol¨²menes acad¨¦micos que van del an¨¢lisis de sus motivos sint¨¢cticos y religiosos; sujeto de la biograf¨ªa que lo desmitifica a la vez que lo engrandece; materia radiactiva a clarificar en aislantes y numerosas gu¨ªas de lectura, y hasta deconstruido y vuelto a armar en una versi¨®n de Lego y en l¨ªnea de La broma infinita a cargo de ¡ªdetalle muy wallaceano¡ª un ni?o de 11 a?os que tal vez no exista, qui¨¦n sabe.
En Espa?a, llegado el oto?o, Penguin Random House relanzar¨¢ la inmensa novela con una nueva portada (que pone en evidencia su futurismo ya tecnol¨®gicamente vintage con esa cinta enredada de VHS); todav¨ªa se?alada por su editor, Claudio L¨®pez Lamadrid, como mod¨¦lico y arquet¨ªpico y paradigm¨¢tico ¡°buque insignia¡± de la colecci¨®n. Lamadrid la contrat¨® al principio de su andadura y recuerda lo que signific¨® la apuesta por semejante traducci¨®n (la primera junto a la italiana) que, con sucesivas reediciones y performance de gran vendedor cl¨¢sico, prob¨® a ser ¡°correcta y acertada¡±. Y como aperitivo o postre se servir¨¢ un antol¨®gico David Foster Wallace Port¨¢til (destilado del Reader norteamericano de 2014) con greatest hits como aquel ¡°supuestamente divertido¡± crucero de no-ficci¨®n o relatos como El ne¨®n de siempre; rarezas de juventud y comentarios de seguidores como Leila Guerriero, Alberto Fuguet, Luna Miguel, Andr¨¦s Calamaro, In¨¦s Mart¨ªn Rodrigo y la propia madre de Wallace, entre otros.
Que los disfruten si, por fin, se atreven a su descubrimiento o redescubrimiento.
Y, por supuesto, inevitablemente, nos veremos dentro de 10 a?os. Cuando volveremos a hablar de todo esto de lo que, seguro, no habremos dejado de hablar (y, ojal¨¢, de leer) mientras se nos comenta desde la primera l¨ªnea que alguien contin¨²a ¡°sentado en una sala, rodeado de cabezas y de cuerpos¡± que, s¨ª, si hay suerte, fueron y son y ser¨¢n las nuestras y los nuestros.
Babelia
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