Latinoam¨¦rica cocina el sonido del futuro
Una generaci¨®n de m¨²sicos repartidos por el continente mezcla folclore, electr¨®nica y punk para crear algo nuevo
La cumbia es como el agua. As¨ª opinan algunos m¨²sicos y DJ que cultivan el g¨¦nero. Es un beat, un ritmo sencillo que se acopla bien con otros. Muy f¨¢cil de marcar. Tal vez en esa capacidad para la contaminaci¨®n creativa resida el milagro de la m¨²sica latinoamericana de los ¨²ltimos a?os. Las nuevas generaciones, aquellas que crecieron al comp¨¢s de la m¨²sica electr¨®nica y de Internet, han tendido un puente de conexi¨®n que permite llevar el sonido tropical, caribe?o y andino fuera del continente.
El primer encuentro de la cumbia con los sonidos el¨¦ctricos ocurri¨® hacia mediados y finales de los a?os sesenta en el Per¨², cuando el ritmo colombiano se amalgam¨® con las guitarras el¨¦ctricas del rock and roll, la nueva ola y el surf. Adem¨¢s de la m¨²sica que llegaba de Reino Unido y Estados Unidos, grupos peruanos como los Saicos o los Belking¡¯s produc¨ªan sonidos psicod¨¦licos que los cumbieros tomar¨ªan prestados. De esa uni¨®n nacen grupos de enorme repercusi¨®n como Juaneco y su Combo, Los Destellos, o Los Mirlos. A ese sonido se le llamar¨ªa cumbia psicod¨¦lica y, casi al mismo tiempo, cuando pasa por los Andes, chicha. La chicha durante los a?os setenta y ochenta, con la aparici¨®n de bandas como Los Shapis, Chacal¨®n y su nueva crema, o Guinda, se convertir¨ªa en un g¨¦nero tan popular como la salsa en los barrios de la periferia. Durante esos a?os, Lima sufr¨ªa una gran transformaci¨®n debido a las migraciones del campo a la ciudad, y la chicha fue el g¨¦nero musical preferido de los inmigrantes. Los chicheros mezclaban el huayno de los Andes y la cumbia tropical con los agudos sonidos de las guitarras el¨¦ctricas y teclados, creando atm¨®sferas melanc¨®licas, pero al mismo tiempo festivas; letras y canciones que identificaban a un colectivo que pasaba de una vieja vida rural a una nueva vida urbana. En los a?os noventa, la chicha fue mutando hacia la tecno-cumbia, e incluso Alberto Fujimori intent¨® apropiarse del sonido con su Baile del chino, ocasionando que los adolescentes y j¨®venes lime?os terminaran hastiados.
Paralelamente, durante esa segunda mitad de los a?os noventa, en Bogot¨¢, tres amigos del colegio y estudiantes de m¨²sica comenzaban a estudiar y explorar los distintos sonidos que las ra¨ªces latinoamericanas daban de s¨ª. Mario Galeano, Pedro Ojeda y Eblis ?lvarez, bogotanos nacidos en 1977, comenzaron a escarbar en los sonidos que durante d¨¦cadas se hab¨ªa estado escuchando en la regi¨®n. ¡°Nuestra idea era volver a ese sentimiento tropical, pero nos encontramos que en Per¨², por ejemplo, era lo contrario, que ese sentimiento de emancipaci¨®n pasaba por el punk y el rock, porque el sonido tropical estaba muy saturado¡±, cuenta Ojeda sentado a la salida de la sala Moby Dick (Madrid) junto a Galeano y ?lvarez. El tr¨ªo forma Los Pira?as, banda que lleva el sonido tropical a otro nivel, como si Hendrix hubiese frecuentado garitos de la cumbia. ¡°En nuestro caso fue un acercamiento muy colectivo, porque desde el colegio los tres la ven¨ªamos escuchando en las fiestas familiares, pero nosotros nos apropiamos del ritmo desde muy j¨®venes¡±, contin¨²a Ojeda.
En el Bogot¨¢ de los a?os noventa, varios m¨²sicos de rock intentaron bucear en las profundidades de los ritmos folcl¨®ricos para encontrar ese nuevo sonido que los identificara como latinoamericanos. Bloque de B¨²squeda, Aterciopelados, o Carlos Vives (en una corriente m¨¢s pop) hicieron lo mismo que, simult¨¢neamente, andaba haciendo Caf¨¦ Tacuba en M¨¦xico con el mariachi o Miki Gonz¨¢lez con el negroide peruano durante los ochenta. La llegada a Bogot¨¢ del productor ingl¨¦s Richard Blair y su trabajo conjunto con Iv¨¢n Benavides ayudaron a crear un nuevo rock-pop colombiano. El proyecto electr¨®nico de Blair, Sidestepper, surgido casi al mismo tiempo que el Ensamble Polif¨®nico Vallenato del tr¨ªo Galeano-Ojeda-?lvarez, comenz¨® a mezclar los beats electr¨®nicos con la salsa. ¡°Ellos intentan hacerlo m¨¢s comercial, mientras que nosotros est¨¢bamos vi¨¦ndolo y haci¨¦ndolo desde adentro y desde una habitaci¨®n¡±, cuenta Galeano, que junto con sus compa?eros de banda est¨¢n detr¨¢s del Frente Cumbiero. ?lvarez tiene otro proyecto m¨¢s: Meridian Brothers.
Champeta y tocadiscos
Bogot¨¢ tambi¨¦n encontr¨® en los ritmos de la costa colombiana una gran fuente de inspiraci¨®n durante los ¨²ltimos a?os de los noventa. A diferencia de la capital, la zona coste?a de Colombia ¡ªBarranquilla, Cartagena y Santa Marta¡ª tiene fuertes ra¨ªces africanas. Champeta es el nombre que se le da a toda esa serie de ritmos y sonidos que llegaron a trav¨¦s de los esclavos que desembarcaron en la costa atl¨¢ntica con la conquista.
San Basilio de Palenque es un pueblo donde se refugiaban los negros liberados y que, posteriormente, pas¨® a convertirse en el primer pueblo libre de Am¨¦rica (se disputa el lugar de honor con Yanga, otra localidad negra en Veracruz). La champeta, que en la jerga popular significa machetilla o cuchillo, surge como g¨¦nero musical en los ochenta, cuando la m¨²sica era amplificada a trav¨¦s de enormes altavoces llamados pic¨®s (castellanizaci¨®n de pick-up, el tocadiscos port¨¢til) originando enormes fiestas. ¡°Fueron los primeros soundsystems, porque pon¨ªan m¨²sica africana de todos lados¡±, dice UpRoot Andy, DJ canadiense criado en Brooklyn, conocido por sus fiestas ?Qu¨¦ Bajo! ¡°Ese fue el primer ejemplo de las fiestas que hacemos hoy en d¨ªa¡±. La llegada de Internet, la digitalizaci¨®n de vinilos y la m¨²sica electr¨®nica recuperan todos esos sonidos, que estaban perdidos en lo anal¨®gico.
Bomba Est¨¦reo, ChoQuibTown, Systema Solar, Chicha Libre, Elegante & la Imperial, o La Yegros son algunas bandas que le dan una vuelta y recuperan esos ritmos que, en algunos casos, al igual que la chicha en Lima, sufrieron una cierta estigmatizaci¨®n por las clases acomodadas y cultas. Los peruanos de Dengue Dengue, o Animal Chuki son colectivos que mezclan la chicha y recorren festivales de electr¨®nica en diversos pa¨ªses. ¡°Esto ser¨ªa como el punk de nuestra ¨¦poca, porque rescata aquello que era considerado lo m¨¢s bajo¡±, dice Nicola Cruz, ecuatoriano que retoma los sonidos folcl¨®ricos andinos. ¡°La m¨²sica electr¨®nica es el lenguaje contempor¨¢neo y me permite tocar m¨²sica de los Andes en Espa?a, por ejemplo. Una especie de reconquista. Pero hay que tener cuidado, al ser m¨¢s accesible, la m¨²sica puede caer no siempre en las mejores manos¡±.
Paco de Luc¨ªa
El negroide y el sonido del caj¨®n que los esclavos peruanos crearon al sur de Lima y que Paco de Luc¨ªa trajo a Espa?a a finales de los a?os setenta es recuperado por Novalima. Nortec hace lo mismo con las corridas y las norte?as mexicanas de la zona de Tijuana. En las Villas Miseria de Argentina, la cumbia villera explota casi al mismo tiempo que el corralito y pasa de marginal a convertirse en el mainstream. Kumbia Queers a?ade a todo ello una actitud punk. Rolando Bruno retoma lo psicod¨¦lico. Chancha V¨ªa Circuito, El Hijo de la Cumbia, o SidiRum lo hacen pasar por filtro de la electr¨®nica. La disquera ZZK, de Buenos Aires, viene difundiendo la cumbia digital desde 2008. En Chile a eso se le llama chilumbia y Chico Trujillo es uno de sus adalides. Aunque lo m¨¢s interesante quiz¨¢ est¨¦ a¨²n por venir. El mestizaje podr¨ªa continuar. A¨²n hay sorpresas, como las vividas tras los bastidores de la sala Caracol de Madrid el pasado 6 de julio, donde Novalima y Nortec improvisaron algo totalmente in¨¦dito. El negroide peruano con la norte?a de Tijuana y unos timbales que marcaban el beat cumbiero. Aquello son¨® a futuro.
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