La obediencia debida (o no)
Es una pel¨ªcula interesant¨ªsima, fascinante y muy valiente en el aspecto formal y narrativo
Profesor en Yale de Relaciones Sociales, "una mezcla de Sociolog¨ªa, Antropolog¨ªa y Psicolog¨ªa", seg¨²n sus propias palabras, Stanley Milgram revolucion¨® su ¨¢rea a principios de los a?os sesenta con una serie de experimentos sobre la obediencia. "Yo solo cumplo ¨®rdenes" o "Yo no pongo las reglas" son frases t¨ªpicas de la llamada personalidad ag¨¦ntica, definida por el propio Milgram, la de plena jerarqu¨ªa a la autoridad. Sin embargo, esas frases, y esos ensayos del profesor, con personas de todo tipo y condici¨®n de los Estados Unidos de la ¨¦poca, conllevaban un paralelismo atroz: la obediencia debida en el r¨¦gimen nazi y el Holocausto; el juicio, justo en esos d¨ªas, de Adolf Eichmann, y la inmediatamente posterior publicaci¨®n de Eichmann en Jerusal¨¦n por parte de Hannah Arendt, con su introducci¨®n del concepto de la banalidad del mal.
EXPERIMENTER: LA HISTORIA DE STANLEY MILGRAM
Direcci¨®n: Michael Almereyda.
Int¨¦rpretes: Peter Sarsgaard, Winona Ryder, Taryn Manning, John Leguizamo.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2015.
Duraci¨®n: 90 minutos.
Con estos mimbres, Michael Almereyda, desaparecido para el cine de calidad desde su vamp¨ªrica Nadja (1995) y aquel Hamlet contempor¨¢neo de 2005, ha compuesto en Experimenter: la historia de Stanley Pilgram una pel¨ªcula interesant¨ªsima, fascinante y muy valiente en el aspecto formal y narrativo. Casi como un cient¨ªfico del arte, o como un soci¨®logo del cine, el director estadounidense apenas adereza su pel¨ªcula de nada m¨¢s que no sea la descripci¨®n de los experimentos de Milgram, las condiciones que forjan la obediencia como instrumento del mal y los mecanismos de defensa de los seres humanos. Para ello, adem¨¢s, utiliza elementos que por un lado acercan y por otro distancian su propio experimento f¨ªlmico del espectador: ruptura de la cuarta pared con el protagonista dirigi¨¦ndose directamente a c¨¢mara, estallidos de surrealismo (el elefante, la canci¨®n), y hasta fondos de pantalla, casi como unas a?ejas transparencias.
Deliberadamente fr¨ªa, como el m¨¦todo utilizado por Pilgram para sus estudios, que nos guardaremos en desvelar, pero tambi¨¦n como la sangre y las emociones de los participantes, Experimenter confirma el soberbio control gestual de Peter Sarsgaard como int¨¦rprete, y revela a los legos el demoledor trabajo de un profesor terriblemente sugestivo, que m¨¢s tarde desarrollar¨ªa teor¨ªas como la de los seis grados de separaci¨®n o el efecto de la presi¨®n de grupo en la alteraci¨®n y distorsi¨®n del juicio. Puede parecer arduo, pero es emocionant¨ªsimo.
Babelia
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